Lluvia dorada para mi

En mi permanente búsqueda de nuevas experiencias que me brinden gozo y placer, comencé a indagar en Internet acerca del tema “lluvia dorada” y después de ver hermosas fotos y espectaculares videos, los cuales en una oportunidad inclusive hicieron que moje mis calzoncillos (sin siquiera tocarme la entrepierna), mientras me encontraba en una “caseta” navegando por la red, me dije a mi mismo:
- Y porque no.
Rápidamente me puse en campaña para conseguir una mujer que me echase encima sus “calientes chorros” ¿Porqué una mujer? Simple, porque me excitaba tremendamente el ver a hombres debajo de esas “duchas humanas”.
Obviamente supe de antemano que la cosa no me resultaría para nada fácil, sobre todo en una ciudad como Comodoro Rivadavia, tan apática y prejuiciosa en estos temas, así que primero tiré innumerables redes por Internet, todas ellas sin ningún resultado positivo, hasta que al fin di con una prostituta que accedió (previo pago por supuesto) a mis condiciones.


Llegado el día “D” yo me encontraba muy ansioso así que raudamente fui hasta el lugar que la mujer me había indicado y una vez allí, rápidamente me dirigí hacia el baño para desvestirme; ya totalmente desnudo me recosté en la bañera y al cabo de unos instantes apareció la “puta”, vestida tal como habíamos convenido, con una pollerita bien cortita, bombacha obviamente y una remera (la vestimenta de la parte superior no estaba incluida en el convenio).
La “mina” se paró dentro de la bañera y puso sus piernas a los costados de mi cuerpo, dejándome ver su entrepierna; lentamente empezó a sacarse la bombacha y después de refregarse suavemente el clítori, se levantó la pollera con una mano y con la otra comenzó a dirigir el “chorro” hacia mí.
Primero me cayeron unas gotitas en el abdomen pero inmediatamente empecé a recibir una muy buena meada; si bien en principio solamente pretendía yo ser meado en el cuerpo, rápidamente me calenté, me excité de una forma tal que no pude contenerme y ya total y completamente “sacado” y fuera de mí, puse la cara a centímetros de la concha de la puta.
El sentir caer el “chorro” en mi cara me fascinó, me mató, me dio vuelta, así que sin darle más vueltas al asunto, abrí la boca y comencé a recibir esa maravillosa meada sobre mi lengua.
Fue tan tremenda mi excitación que acabé a borbotones y sin siquiera mirar mi verga; de pronto me encontré en esa bañera, con la mujer parada encima mío, totalmente meado y chorreado de semen, pero jadeando y gimiendo de placer, con la respiración entre cortada y las palpitaciones a mil.
- ¿Te gustó papito? ¿Te gustó como te meó mamita? ¿Querés más pichí en la cara?
Comenzó a exclamar la puta quien al notar mi estado de “calentura” y al verme gozar de tal manera, ella misma se ofreció (por supuesto siempre pago de por medio) para repetir ese tipo de experiencias.
A partir de allí empecé a recibir espectaculares “chorros de lluvia dorada” de los más diversos tipos e inclusive en algunas ocasiones, los hombres que me cogieron terminaron meándome también, mientras yo, para mis adentros, volvía a decir:
- Puta, porqué no me habré animado antes… Me perdí de un gozo y un placer indescriptibles.
Por último y para finalizar me gustaría mucho intercambiar experiencias, comentarios o lo que sea con gente interesada o que tenga conocimiento de este apasionante tema “La Lluvia Dorada”.

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