En cualquier momento salgo... Pero sigo sin salir del closet. No lo hago porque no me decido, así de sencillo. La mayor parte de mi vida puedo controlarme y esconder mi preferencia por la pija. Pero cuando estoy como ahora, super caliente, no podría resistirme a una. De todos modos ahora estoy frente a la pc entonces las chances de tener una pija para mi son nulas, a no ser que alguien rompiera ya mismo la puerta de mi casa y directamente a darme por la cola. Mi casa...
Vivo solo y esta situación a la larga va a acelerar todo. Sé que tarde o temprano la tentación me va a ganar y voy a terminar con un macho dándome por atrás. Tengo 19 años y la razón por la que vivo sin compañia es que el año pasado me fui de mi pueblo a cursar mi carrera universitaria.
¿Cómo soy? No soy fanático de los relatos porno pero leo lo suficiente como para darme cuenta que estas cosas importan; por lo menos a mi me fastidia que el que relata no diga cómo es. Soy flaco pero no al estilo desgarbado sino atlético, no musculozo sino más bien elástico, morocho de un metro setenta (cm más, cm menos, qué importa), ojos grandes con pestañas largas, nariz estilizada, boca chica a no ser que sonría, lampiño y con una pija que sin ser nada del otro mundo me parece pertenece a la media para arriba y tranquilamente podría ser motivo de deseo de mis pares pasivos. Pero pasivo soy así que dado que no estoy hecho para dar placer, supongo que lo que tengo es un desperdicio. Perdón por la arrogancia, pero no voy a entrar en relatar indicios, excelentes argunmentos, de por qué pienso que estoy buenísimo. El que lo crea mejor y sino no es mi problema. Soy 100% pasivo: traduciendo, no me imagino tomando la iniciativa en el sexo. Más bien espero que al que le toque estar conmigo la tenga clara y me haga calentar al punto de entregarme completamente, sin remordimientos ni trabas del estilo. Que en la cama me transforme en un enamorado de la pija, un putito.
A falta de experiencias completas no me queda más camino que contar, omitiendo muchas anécdotas, el paso a paso de cómo cada vez estoy más cerca de que me entierren una pija en la cola. No sé desde cuando tomé conciencia sobre mi gusto por los hombres. Supongo que es de toda la vida pero cuando llega toda la peyorata del sexo, que uno ya no es más un nene, desde ahí sí puedo decir que desde que tengo conciencia sexual me gustan los chicos.
Un fin de semana en mi pueblo, con 12 años, salí con cuatro o cinco compañeros de la escuela, amigos de aquel entonces, a andar en bicicleta. Pedaleamos mucho y siendo una ciudad chica llegamos al descampado sin esforzarnos demasiado. No me acuerdo cómo se dio la situación pero en un momento se nos dio por hacernos una paja (masturbarse, para los que no son argentinos). Estuvo tremendo, nunca en mi vida me voy a olvidar de uno de mis amigos, que tenía una pija hermosa, muy dura, de estandar yendo a larga y muy gruesa (para lo que es alguien de esa edad). El tiempo hizo que dejara de verlo pero más de dos años despues volví a encontrarlo y tuve la terrible suerte de volver a verselá. Ya no era la pija de un nene. Con quince años tenía un paquete largo, duro y venoso que si ahora, o en cualquier momento, tuviera chance de volver a verlo me encantaría darle la mamada de mi vida. Actualmente me pone caliente ver en facebook fotos de su novia. Una mina con tres o cuatro años menos que nosotros, de esas que se presume son chetas y aburridas. Pero la flaca en la cama con ese tipo tan fachero y con semejante tranca...: ella se debe entregar gozando como una puta y a mi me da envidia.
Como sea, no fue lo unico este flaco. Entrando en la adolescencia todos los pibes estamos con las hormoas a full y eso lo aproveché: amigos que se quedaban en casa y nos haciamos una paja (que laburo era incentivar la calentura ajena sin deschabar la propia). Y todo ocurría con un grado de inconciencia propio de un nene de catorce o quince años...
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Al principio me hacía la paja pensando que me cogía minitas de mi edad, después esas fantasías no fueron suficientes entonces pensaba en las minas que me gustaban cogiendo con los flacos a los que les había visto la pija. Después pasé a pensar en esos chicos haciéndose la paja tal como me la hacía yo y un dia en que estaba particularmente caliente acabé con la imagen en la mente de uno que me cogía. Aunque era todo muy ingenuo fue mi época de oro: vi pijas como nunca más en mi vida aunque nunca ni se me ocurrió dar un paso para tener alguna para mi.
Mi primer experiencia fuerte con otro hombre me llegó a los quince años, de vacaciones fuera del país con parte de mi familia. ¿Más detalles? Pasó de noche, en la pileta climatizada de un hotel. Fue la fantasía para la que todavía no estaba ni preparado para soñar. Si bien fue un roze, en esos días me resultó muy duro porque me presipitó de golpe a saber que lo mio eran los hombres. Típico de un adolescente que es muy grande para estar con los nenes pero muy chico para estar con los adultos, la termina pasando sólo mucha parte de su tiempo simplemente porque no tiene dónde encajar. Creo que mis papás se daban cuenta de esa situación porque a la hora de acostarse tenía permiso para andar por el complejo del hotel mientras los demás ponían sus cabezas en la almohada pensando en qué sería del día sigueinte. No por eso piensen que andaba por bares, que tomaba alcohol, o que veía stripteases. Nada del estilo. Simplemente iba por los pasillos del hotel, la recepción. Las piletas...
El asunto es que estaba en esa pileta practicando saltos. Había una pareja jóven, un tipo que estaba sólo y un seguridad del hotel, que por cierto llegó un punto en que me ordenó que dejara de hacer lo que estaba haciendo. El tipo que estaba sólo, que tendría unos 25 o 30 años, me preguntó, en voz baja y tono de comlicidad, si el oficial me había "regañado". Usó esa palabra precisa, me acuerdo perfecto, como así también de un acento centroamericano. Empezamos a hablar, yo flotando en la pileta y el sentado en una orilla. No sé cuando se fueron del sector de la pileta el seguridad y la pareja, pero quedé frente a frente con aquel tipo, que iba a ser a la brevedad el que me hiciera sentir puto. Cabe aclarar que hasta ese entonces yo ni sospechaba cuáles eran sus pretenciones. En una de esas me propuso jugar a ver quién aguantaba más sin respirar abajo del agua. Acepté y lo haciamos de a uno por vez y mientras uno estaba abajo del agua el otro cronometraba el tiempo con su reloj. Fue un ida y vuelta de tres veces y cada vez que a él le tocaba estar abajo del agua se agarraba de una de mis piernas. Cada vez se sujetaba de más arriba pero yo seguía, inocente, sin entender cómo venía la cosa. Al final lo entendí subitamente: en un momento llego tan arriba, por adentro de mi malla (bañador, traje de baño) que me tocó los pelos de alrededor de mi pija. Pensé: pobre, no sé da cuenta. Pero ahí me cerró todo, lo estaba haciendo a propósito, me di cuenta que mi pija estaba dura y él me la tocó. Yo, con la cabeza fuera del agua, pude ver mi pija por fuera de mia malla. Me asusté mucho pero a la vez hubo dos momentos, en cuestion de segundos, donde sentí dos corrientes de electricidad que me atravesaron el cuerpo . Salió a la superficie como si no hubiera pasado nada y me siguió dando charla, pero yo no quería saber nada más. Había sido todo repentino y tenía mucho miedo. Quise burlarlo para irme pero el señuelo no picó. De todos modos no era necesaria la trampa, supongo que ante mi primer negativa, e incluso momentos antes, con mi cara de susto por lo que había pasado, el ya estaba más asustado que yo. Al fin de cuentas era un mayor calentando a un menor.
Salí lo más rápido que pude de ahí y volví sin distraerme hacia el cuarto, en el cual dormía con mi mamá. Cuando llegué me encerré en el baño y empecé a llorar. Ella se dio cuenta de mi llanto y yo no estaba con la entereza suficiente como para disimular lo que me había pasado unos minutos atrás. No estaba ni cerca de ocultarlo, así que cuando ella, toda preocupada, me preguntó qué me había pasado se lo conte. Obviamente no se lo conte como te lo cuento a vos ahora...
Fue comprensiva y lo ocultó por pedido mïo. Me instó a buscar al tipo para denunciarlo si yo volvía a verlo. Volví a verlo unos días después, entre mucha gente. El disimuló el hecho de conocerme y yo no dije nada.
Los dos o tres días siguientes a semejante suceso fueron de total desencanto. Aunque por momentos fue muy caliente lo que estoy contando ahora, la verdad es que yo era un chico de 15 años, muy inocente por cierto, seducido por alguien que ya estaba en otra etapa de su vida. Por otro lado, aunque doy gracias por salirme de ese momento sin problemas, hace un tiempo que me animo a imaginar qué hubiera sido de mi si hubiera aceptado quedarme con él cuando me lo propuso.
En cualquier momento les sigo contando cómo siguió mi historia con los hombres...
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