Me encanta que me follen fuertemente

"Oh si, dame más, no pares" "si, si, siiiiiiii" no pares, sigue follándome, dame más, sigue, todo eso le pedía a mi hombre, mi jefe. Su perfecta esposa estaba de compras, y él me invitó a pasar la tarde en su casa. Yo sabía a lo que iba, a follármelo y disfrutar como buena amante, así que vestí un vestido blanco de hilo, no llevaba ropa interior, y como mis pechos son grandiosos se quedaban casi al descubierto. Cuando el me vio no se creía que fuera prácticamente desnuda, le di un beso apasionado y cogí su mano poniéndola en mis tetas, susurrándole "mira como tengo los pezones". Eso le excitó, porque tuvo un notable erección.
   Sacó una botella de vino, y jugamos con las copas, los tragos y las miradas, hasta que me dijo que no podía más, que necesitaba metérmela, que estaba caliente desde que me vio llegar y que era una chica mala por ser tan provocativa. Entonces solté la copa y le besé, desde su boca a su cuello, empecé a desabrocharle la camisa y a rozar mis pechos con su pecho, eso le gustaba, y a mi también. Entonces noté como empujaba con su mientro hacia arriba, para sentir mi humedad.

 Quería hacerle esperar, que me deseara a no poder más, que me volviera a pedir hacerlo, entonces yo seguía provocándolo, jugando con mis senos, tocándomelos yo misma mientras él miraba y disfrutaba de ese morbo. Seguí frotando su miembro y agarrándome hacia él para rozarnos, hasta que besé su precho llegando a su ombligo, y abriéndole el pantalón, entonces descubrí su hermoso y grandioso pene debajo de su ropa interior. Le quité el pantalón y le dije que la penetración sería lo último, entonces le emoujé hacia atrás haciéndole caer en el sillón, sentándome yo encima suya. Aún llevaba el vestido, y no llevaba ropa interior, por lo que mi humedad la sintió enseguida, y la polla le creció aún más. Me cogió por las caderas y me balanceaba arriba y atrás, frotando su polla en mí, hasta que del roce salió sola de su ropa interior. La cogí y pasé la punta por mis labios bien empapados de mis flujos jugosos, mientras él se comía con pasión mis senos, qué me gustaba eso, chupaba mis tetas como si comiera de ellas, y la punta de su polla seguía frotándose con mi coño sin entrar, hasta que yo ya no pude más y la metí, me senté en él con un momiviento tan fuerte que la metí toda, y le cabalgué como si estuviera poseída, el se moría de placer, agarrando mis nalgas me ayudaba a subir y bajar y los dos nos volvimos locos de lo cachondo que era el sonido de que su polla entrara y saliera, y lo rico que era aquello, grité y grité y el tambien, le pedí más, que no parara de follarme, que quería ser follada. Me quitó de encima y la situación se invirtió, quedando yo tirada en el sillón y el arriba, y de un solo movimiento su polla entró en mi. Puso mis puernas en sus hombros y me penetró sin miramientos, como si el mundo se acabase. Qué polla, y qué polvo. Le rogaba que no parase, hasta que se corrió en mí, provocando en mi cuerpo un doble orgasmo que me dejó caos. Cayó sobre mí mientras su leche salía de mi coño y su polla aún estaba dentro. Pasó un rato así y seguí con su erección, así que un movimiento de cadera de nuevo tuve su verga dentro, ahora me penetraba despacito, estaría cansado de todo lo que me dio antes, así que le senté, y le abrí las piernas, para hacerle una buena mamada. Su polla se llenó de mi saliva, el lo aprovechaba y se tocaba  mientras yo no podía evitar meterme los dedos en mi coño, y de nuevo en mi boca, que rica que estaba su polla, cogí mis pechos y la pasé entre ellos y volví a comerla, y él me digo que parara o se corría, que se correría en mi boca, y yo seguí chupándola, mi lengua recorría su verge entera hasta que su semen envolvió mi boca y su polla se puso lo más erecta que yo había visto. Me tragué su leche y él me cogió arriba y me posó encima de sus piernas, penetrandome de nuevo, y me corrí.
Me coloqué bien mi vestido, y dándome una palmadita en el trasero me dijo que su mujer estaba a punto de llegar, así que me fui a mi casa

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