Una se coloco un arnes y me dio por el culo

En una ocasión estaba conversando con unos amigos con los que había salido de copas. Habíamos bebido más de la cuenta y comenzamos a conversar sobre sexo y; fundamentalmente sobre putas Valencianas.
Cada uno contaba sus experiencias con putas de Valencia. Uno de nuestros amigos nos mencionó que su experiencia más loca había sido en una oportunidad en la que había ido a un motel que estaba ubicado en el centro de Valencia. En la puerta de ese motel solía haber prostitutas de Valencia dispuestas a hacer posibles las más increíbles fantasías. No eran putas como el resto, sino que eran prostitutas valencianas que no tenían ningún tipo de límite en cuanto a los servicios que prestaban. Esto significaba que solo bastaba ir a la puerta de ese motel, escoger una de las putas, llevarla a un cuarto y libre albedrío. Yo siempre había deseado sentirme perder el control, quería hacer cosas diferentes y aquello que contó mi amigo me animó a hacer reales mis más sucias fantasías.


Le pregunté a mi amigo la dirección del motel y esa misma noche, antes de regresar a mi casa decidí pasar por allí en busca de unas lindas putas de Valencia. Conduje por unos minutos y finalmente llegué a la puerta del motel. En la puerta, discretamente pude ver las putas de Valencia. Había putas para todos los gustos: morenas, rubias, asiáticas, delgadas, gordas, en fin… lo que uno deseara podía encontrarlo allí. Luego de echar un vistazo general, opté por unas lindas putas valencianas de la terreta. Eran jóvenes, hermosas y lo más importante es que aceptaron mi propuesta. Renté un cuarto en el motel y subí a él con las dos putas de Valencia. Una vez en el, les comenté a esas putas de Valencia lo que deseaba. Quería penetrar a una de ellas mientras otra me penetraba a mi con un arnés. Las señoritas valencianas se mostraron gustosas de poder satisfacerme. Una de ellas se puso en cuatro sobre la cama, exponiendo ante mi su sexo. Sin demorarme demasiado, lamí un poco su coño y luego, cuanto estaba bien mojada, comencé a penetrarla. Mientras la embestía con delicadeza, sentí que la otra de las putas de Valencia había comenzado a hacer su trabajo.
Se colocó un arnés, tomó algo de lubricante que había sobre la mesa de luz que estaba al lado de la cama y comenzó lentamente a introducir el pene del arnés en mi culo.
El dolor al principio era insoportable, pero cada minuto que pasaba me iba relajando mas y mientras continuaba embistiendo a la puta, la otra de las señoritas Valencia me penetraba a mi. El placer era inconmensurable, jamás había estado tan cachondo en mi vida. Luego de unos minutos la puta a la que estaba penetrando se corrió y sus gemidos me excitaron tanto me no tardé en soltar un chorro de esperma acompañado de un grito de placer que hizo eco en el cuarto.
Fue la mejor noche con las mas locas prostitutas en Valencia con Valencianas que jamás he pasado.

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