Por
la tarde-noche Ximena y yo estábamos sentadas en la terraza de mi
habitación me había dado un relajante baño en agua caliente y cumplía
con el ritual de untar crema en mis piernas mientras bebíamos unas copas
de whisky, Ximena que había permanecido observando como mis manos
recorrían la piel de mis piernas preguntó
-¿Eso lo haces cada vez que te bañas?
-Sí, me gusta mantener mi piel suave, ¿Tú no?
No
respondió, yo unté la crema que había quedado en mis manos sobre mi
cara y permanecimos un largo rato en silencio mirando el atardecer sobre
el mar de Cortez, suponía que Ximena al igual que yo pensaba en que
nuestra aventura con los dos chicos solo había acrecentado la nostalgia
por los tiempos de juventud, mientras pasaba mi dedo índice sobre el
contorno de mi vaso con licor rompí el silencio preguntando
-¿Lo hiciste con Iván?
-Si
-¿Y?
Ximena levantó los brazos para estirarse y salir del letargo en que estaba y después de hacerlo me dijo
-Estuvo bien, sin embargo me siento una “infiel frustrada”
Riendo por el adjetivo usado pregunté
-¿Y qué se supone que significa eso?
-Pues eso, que fui infiel y terminé frustrada…Creo que me hizo falta Jaime
-No te entiendo, ¿Si hubiera estado Jaime no te sentirías infiel?
-¿Cómo
te explico?... Mira, Jaime y yo somos muy liberales respecto al sexo,
pero siempre nuestras aventuras las hemos planeado juntos, ya sabes “Si
te gusta y quieres, adelante, pero déjame participar de tu aventura”
Reímos por lo que dijo y después en tono serio agregó
-Siempre hemos estado de acuerdo en lo que hacemos y lo compartimos apasionadamente antes, durante y después de hacerlo
-¿Y eso no es ser infiel?
-Técnicamente
sí, pero nunca lo hicimos a escondidas del otro como ahora, me dirás
que siempre hay una primera vez y lo acepto, pero no me gustó, eso es
todo.
-¿Siempre lo planeaban?
Ximena dejó su vaso sobre la mesa y apoyando sus palabras con los movimientos de sus manos comenzó a decir simulando un discurso
-Con
lujo de detalle, hacíamos un gran trabajo de inteligencia para no
cometer errores, ensayábamos cada movimiento en agotadores
entrenamientos cuerpo a cuerpo desnudos en nuestra cama, por eso siempre
logramos vencer en tríos, cuartetos, intercambios y a veces cada quien
se enfrentó solo a su oponente.
-No seas payasa y dime la verdad ¿Lo hablaban abiertamente? ¿Me gusta fulano y me lo quiero coger o qué demonios se decían?
Ella hizo un gesto de molestia, se acomodó en la silla y respondió
-¡Eso!,
así como lo dices, solo que al platicarlo nos excitábamos y
terminábamos cogiendo y ya habiendo satisfecho nuestra calentura lo
planeábamos desnudos en la cama, hubo veces que ahí mismo le hablábamos a
los candidatos y al saber que acepaban nuestra propuesta lo hacíamos
otra vez… ¡Cuanta pasión había en nosotros!, cuanta pasión que se fue
perdiendo poco a poco
Ximena
tomó nuevamente su vaso, le dio un sorbo y quedó pensativa casi
nostálgica mirando al mar. Yo buscando continuar con lo que prometía ser
una excitante charla le dije
-Vaya, siempre pensé que eso se daba sin planearlo, al menos con nosotros siempre fue así
-Mira
Débora… Yo soy una mujer muy cachonda, muy ardiente, he sido bastante
puta y lo he disfrutado como loca, pero gran parte de ese placer era el
saber que Jaime estaba de acuerdo en todo, que lo tendría a mi lado
viéndome coger o que él estaría en la otra habitación mientras yo lo
hacía con la pareja de la mujer a la que él disfrutaba. Y qué decir de
esa vez en que yo me fui a un hotel con otro y me esperó en casa, al
regresar yo no dije nada solo entré a la recámara, él me siguió y cuando
levanté mi vestido para enseñarle mis bragas húmedas del semen que aún
me escurría, se puso como loco, ¡nunca lo había visto tan caliente!, y
terminó dándome una clase de cogida que me dejó al borde del desmayo,
fue una de esas veces en que gritas, lloras y suplicas, “No más, por
piedad amor, te juro que si tengo otro orgasmo me desmayo”
-Lo mismo me pasó a mí con Carlos cuando regresé de estar con Axel, no sabía si lloraba de placer o de arrepentimiento
-A
veces es así… La verdad no sabes cómo extraño cuando ellos siguen y
siguen moviéndose como si se hubieran anestesiado el pene haciendo que
tus músculos y todo dentro de ti se endurezca como piedra para dar paso a
esas deliciosas contracciones que te dejan agotada. Y cuando piensas
que ya por fin te relajaste te viene el otro orgasmo que te hace gritar
-Son raros, pero los he sentido al grado en que le ruegas que ya termine porque no te animas a decirle que se salga
-Una
vez en que Jaime se untó una pomada en el glande, yo si le dije “Te
masturbo, te lo mamo, vente en mi boca, en mis tetas o donde sea, pero
ya sácamela que me vas a matar cabrón”
Yo
solté la carcajada y las dos reímos hasta que las lágrimas brotaron de
nuestros ojos, después de secar mis ojos y beber un poco de whisky le
dije
-Dicen que ese es el placer y a la vez la desgracia de ser multiorgásmica
-Yo
pienso que cualquier mujer es multiorgásmica cuando el hombre la sabe
llevar y su mente está libre de todo prejuicio y preparada para gozar…
El mayor órgano sexual sigue siendo el cerebro comadre
-En eso no hay duda... ¿Y lo has hecho con varios, siendo tú la única mujer?
-Sí…Con
Jaime y dos amigos y es lo más ardiente que te puedas imaginar, tener
frente a ti a tres hombres desnudos ardiendo en deseos por cogerte es lo
máximo. Sentir que te acarician por todos lados al mismo tiempo, ¡uff!,
sientes fluir tu humedad mojando tus muslos. No sabes lo que se
disfruta el semen de dos o más hombres…
-¿Cómo, uno tras otro?
-No,
eso solo lo sentí una vez que hicimos un trío, Jaime me veía hacerlo
con mi amigo Alfonso y estaba tan excitado que al terminar mi amigo él
no dejó que yo entrara al baño a limpiarme y así me penetró, tuve el
semen de los dos dentro de mi vagina… Pero la vez que te digo uno
terminó dentro de mí y los otros dos se vinieron en mi cara y mis
pechos, es increíble. Y qué decir de cuando uno te está cogiendo
mientras al otro lo tienes en tu boca hasta que te llenan los dos con su
semen. O ver a tu marido cogiéndose a otra de perrito mientras ella
lame tu sexo hasta hacerte gritar de placer…. ¡Es excitante,
apasionante!
-¿Te lo ha hecho otra mujer?
-Y
yo a otras… Creo que lo único que no hemos hecho es que Jaime lo haga
con otro. Y no me importa que nos pienses unos degenerados sexuales ya
que para mí simplemente compartimos lo que la mayoría de los hombres y
mujeres hacen a escondidas de su pareja
-Yo no soy quien para juzgarte Ximena.
-Ni
tú ni nadie tiene ese derecho ya que todos y todas en alguna medida han
sido infieles por lo general a escondidas de su pareja
-Los
hombres sí, pero las mujeres no solemos ser infieles al menos que
compartamos la infidelidad con nuestra pareja y muchas veces son ellos
los que nos presionan para hacerlo con otros.
Ximena
soltó una sonora carcajada, bebió de su vaso, se levantó y entró a la
habitación, regresó con hielos y cuatro pequeñas botellas de whisky del
mini-bar, después de poner hielos en los vasos vació dos botellas en mi
vaso y las otras dos en el suyo, tiró las botellitas vacías al cesto de
la basura, se sentó a mi lado y dijo
-Se terminó el whisky
-Debe haber en tu habitación
-Al rato voy por el… Primero te daré mi punto de vista sobre lo infieles que son los hombres y lo fieles que somos las mujeres
Bebió
de su copa y fijo su vista en mí ya que al haber yo subido mis pies en
la orilla de la mesa que teníamos enfrente mi falda había caído hacia mi
regazo, señaló mis piernas con su dedo y dijo
-Ya estás enseñando las bragas comadre, se ve muy bien tu piel bronceada
-Tú también te ves muy bien pero ¿qué me ibas a decir sobre las infidelidades?
-Sí,
Mira Débora…Hombres y mujeres somos igual de infieles y las cifras lo
demuestran, te explico, según el censo de población somos prácticamente
el mismo número de mujeres y hombres… Pero hablemos tan solo de los que
son mayores de edad, en ese universo
de personas es muy cierto que a partir de los 18 años el 90% de la
población tiene algún vínculo sentimental con otra persona ya sea
noviazgo, matrimonio, amasiato, concubinato o el que te dé la gana,
¿Estás de acuerdo en eso?
-Si claro, incluso desde los 14 ya andan de noviecitos, no te olvides que tengo 2 hijas
-Entonces…
Si todas las mujercitas son puras, fieles y santas, ¿con quién carajos
cogen los hombres infieles? Estos dos chicos Dany e Iván de seguro le
fueron infieles a sus novias y nosotras le fuimos infieles a nuestros
maridos y así son el 90% de las infidelidades, al menos que el 90% de
los hombres sean infieles con el 10% de las mujeres que no tienen pareja
sentimental… Para entender esto no se necesita ser Newton, Descartes,
Laplace o Einstein, solo se necesita saber sumar y restar
-Es posible
-¿Te
presto un ábaco o usas la calculadora de tu celular?.... Todos los
hombres son unos calientes y las mujeres somos unas cachondas dispuestas
a coquetearle al que nos mira con deseo y eso lo sabes muy bien
comadrita que varias veces te vi coquetearle a Jaime
-¿A tu marido?, ¿Cómo crees?
-¡Por
favor!.. Te conozco comadre, eres muy cachonda, te vi subir
distraídamente tu falda para enseñar “más muslo” cuando notabas que él
te veía las piernas y una vez te levantaste al baño y regresaste con
otro botón desabrochado en tu
blusa porque Jaime no dejaba de verte las tetas y decidiste enseñarle un
poco más.... Pero no te preocupes, si antes no me molestaba, mucho
menos ahora así que ¿Para qué lo niegas?
-No me di cuenta, de haberlo notado bajo mi falda y cierro mi blusa
Ximena soltó la carcajada diciendo
-¡Por
Dios Débora! ¿Entonces para que te abriste la blusa cuando fuiste al
baño? ¿Meas por las tetas o qué?... Te repito que eres muy cachonda,
siempre lo has sido, sabías lo que tenías y te encantaba lucirlo y no
creo que lo hicieras por distracción, lo hacías para excitarlos, para
sentirte deseada ¡Y qué bueno que así sea y lo disfrutes!, pero a mí no
me trates de engañar, no soy estúpida
-Nadie
dijo que lo fueras…Tienes razón, me gusta que me miren con deseo y
acepto que hice lo que dices cuando noté que Jaime me miraba con cara de
“Te quiero coger”
Nos
miramos fijamente a los ojos y cuando esperaba que Ximena lo preguntara
giró su cabeza y quedamos en silencio observando como la oscuridad caía
sobre el mar y las luces se encendían en los jardines del hotel, en las
dos había una nostálgica tristeza ya que era nuestra última noche
frente al mar. Pasado un rato ya en la total oscuridad y mientras sobre
el mar se veían las pequeñas luces de las lanchas de los pescadores bebí
el último trago a mi copa y buscando olvidar el asunto de Jaime conmigo
dije
-Te
voy a platicar algo Xime… Después de lo de Axel en Cancún y nuestro
cuarteto con Marlene, Carlos y yo nos habíamos acostumbrado a ser
infieles o mejor dicho habíamos perdido el miedo a ser infieles ya que
sabíamos que no pasaría nada al serlo, a veces creo que nuestras
relaciones sexuales se mantienen vivas y apasionadas gracias a esos
recuerdos, incluso ahora después de tantos años platicamos de ello y
terminamos en la cama como jovencitos ardientes y apasionados.
-Debe ser
-Pero
lo que te quiero contar es otra cosa…. Fue un viernes por la tarde, me
fue a visitar una prima a la que Carlos siempre le había “traído ganas”
ya que en realidad está muy buena la mujer, me refiero a Tania, creo que
alguna vez te la presenté.
-Si claro, la rubia de ojos claros, la que decías que tenía nalgas y pantorrillas de escultura
-Ella…
Tania había terminado con el novio ya que se enteró que andaba cogiendo
con otra. No te hago el cuento largo, después de tomar unas copas me
dijo que quería vengarse del novio, acostándose con otro y yo le dije “No te va a costar trabajo, como dice Carlos, estás buenísima, así que la tienes fácil, solo ten cuidado con quien lo haces” y ella no dudó en decirme fingiendo que bromeaba “Préstame a tu marido, Carlos me gusta”,
le dije que sí, ella no me creyó hasta que la hice hablar a su casa
para que les avisara a mis tíos que se quedaría a dormir en la casa
-¿Hicieron un trío?
-Espera
que te cuento todo. Cuando llegó Carlos ella comenzó a coquetearle, más
bien a insinuarse, yo le sonreí a mi marido y los dejé solos, antes de
salir del departamento le pedí a Carlos que dejara la puerta de la
recámara entreabierta y bajé a casa de mi vecina, después de casi dos
horas subí al departamento y entré sin hacer ruido, Carlos no había
cerrado la puerta y los vi, Tania estaba boca abajo y él se movía sobre
de ella, me excité como loca, yo bajé mis bragas y me comencé a
masturbar, cuando terminaron y Carlos se dejó caer a un lado de ella yo
ya estaba desnuda apretando mis pechos y acariciando mi sexo, no tienes
idea del cuerpo tenía Tania.
-Lo ha de seguir teniendo
-¡Y
que lo digas!. El caso es que ver sus nalgas, su espalda, sus piernas…
¡Dios!, no lo soporté y entré a la recámara, Carlos se asombró al verme
desnuda y cuando Tania se giró asustada yo me acerqué a ella y me lancé a
recoger con mi lengua el semen que le escurría de la vagina para
después dárselo a probar besándola en la boca, lo hicimos varias veces y
después ella me correspondió lamiendo mi sexo hasta llevarme a uno de
los orgasmos más intensos que haya tenido en mi vida… Nunca había
sentido la suavidad de la piel femenina, su olor, su sabor, lo dulce de
su boca y sus pechos, creo que por eso los hombres siempre nos quieren
tener desnudas a su lado….
Ximena me recorrió con la mirada y yo pregunté
-¿Qué piensas?, me gustaría saber tu opinión
-Mira
comadre, se dice que en toda mujer existen tres mujeres, la dama, la
puta y la lesbiana, la primera actúa en sociedad y a las otras dos solo
hace falta saberlas sacar y cuando lo hacen no nos detenemos hasta que
nuestras hormonas regresan a su estado normal o sea hasta que quedamos
plenamente satisfechas
Quedamos en silencio un momento y Ximena comentó
-Así que te pidió al marido y tú se lo prestaste… De haber sabido que era tan fácil
-¿Qué quieres decir?
-Nada, solo que no pensé que te fuera tan fácil
-¿A qué te refieres?
-A lo que te quieras imaginar, yo voy por más whisky a mi habitación.
Se
puso de pie, entró de la terraza a la habitación, escuché abrirse la
puerta principal y quedé pensativa mirando hacia la oscuridad del mar,
sabía que a Ximena le gustaba mucho Carlos, los había llegado a
descubrir en situaciones un poco comprometedoras sin embargo nunca había
reclamado nada ya que yo no era una santa en ese aspecto. Estaba en mis
pensamientos cuando escuché cerrarse la puerta de la habitación, voltee
la cara y vi entrar a Ximena cargando una bolsa donde traía las bebidas
de su habitación y una serie de botanas, papas fritas, cacahuates y
demás bolsitas de comida chatarra, las puso sobre la mesa frente a
nosotras y preguntó
-¿Hielo?
Yo afirmé dándole mi vaso, cuando regresó con el hielo dentro de los vasos sirvió el whisky en ellos, se sentó y preguntó
-¿En que estábamos?
Yo la miré a los ojos y le dije
-¿Te pregunto algo y me respondes honestamente?
-¡Si claro!
-¿Te acostaste con Carlos?
Ximena
que me veía a la cara, giró su cabeza para quedar mirando al frente
hacia la oscuridad del mar, bebió de su vaso sin responder a mi
pregunta, no pude dejar de sentir un escalofrío recorrer mi cuerpo, miré
también al frente y dije
-¿Cuántas veces Ximena?
Bajó la cabeza para observar el vaso que detenía con sus manos apoyado en su regazo y respondió en voz baja
-Tres
veces… Comenzó cuando nació Ana, tenías una semana de haber regresado
del hospital, yo había ido a visitarte y ahí estaba Carlos, estuvimos un
rato contigo en la recámara ya que el médico no te dejaba bajar las
escaleras, cuando te pusiste a amamantar a la niña le dijiste a Carlos
que me invitara un café y estando en la cocina yo comencé todo, sabía
que llevaba tiempo sin tener relaciones así que me aproveché y lo besé
en la boca, al principio trató de separarse pero al sentir mi lengua en
su boca no se resistió y nos seguimos, terminó subiéndome a la mesa de
la cocina, se desabrochó el pantalón, hizo a un lado mis bragas y me la
metió
-¿Y las otras?
-En un hotel
-Espero que lo hayan disfrutado mucho
-¡Por Dios Débora! ¿Qué pretendes con esos comentarios?, ¡Lo hicimos y punto lo demás no importa!
-¡Claro que importa!
-¡Pues
sí, si lo disfrutamos!, Carlos era muy bueno en la cama y para que te
sigas “Flagelando” te diré que las tres veces inundó mi vagina con su
semen ¿Ya te martirizaste lo suficiente, o quieres saber si se la mamé,
si se vino en mi boca o qué más quieres oír?
Quedé en silencio y ella al notar mi molestia me dijo
-¡Eres
Patética!... No te queda el papel de esposa ofendida cuando has sido
igual de puta que yo, ¿Ya se te olvidó que lo hiciste con Jaime?
-¿Yo con tu marido?..¡Por favor!
-Débora,
ya te he dicho que entre Jaime y yo nunca ha habido secretos y no creo
que me estuviera presumiendo de que se cogió a la comadre, además varias
veces vi cómo le coqueteabas y como él te acariciaba “distraídamente”
Permanecimos
en silencio un instante, ninguna de las dos se atrevía a mirar a la
otra y aún con la vista fija hacia el oscuro mar Ximena agregó
-Tú
misma me has contado sobre la libertad que se daba entre ustedes,
incluso hace unos minutos me platicaste que le pusiste a Tania en
“bandeja de plata” para que se la cogiera… Pero cuando te enteras de que
yo me acosté con él te haces la víctima, te encabronas y te martirizas
-¡No me martirizo!, solo pienso que estuvo mal Ximena
-¿Por
qué? ¿Por qué fue conmigo? ¿Por qué con tu prima sí y conmigo no? ¿No
soy digna de tener a Carlos dentro de mis entrañas?, ¿No lo merezco, soy
muy poca mujer o cual es la diferencia Débora?
-¡No seas pendeja!
-¿Y lo tuyo con Jaime?... ¿No es lo mismo?
Me levanté al baño y al regresar me senté subiendo mis talones en la orilla de la silla abrazando mis pantorrillas y le dije
-Fue
cuando fuimos a Acapulco, yo subí a la habitación a dormir a Ana,
cuando él tocó en la puerta sabía lo que quería y como la niña ya se
había dormido él…
Ximena me interrumpió diciendo
-No
necesitas platicarme nada, ya te dije que conozco la historia con lujo
de detalles, así que no vengas con tu tonito de arrepentimiento a
decirme que te sedujo cuando la verdad es que los dos se traían ganas y
cuando viste la oportunidad dejaste que te metiera la verga todo el
tiempo que quisieron seguros de que Carlos no iría a su habitación ya
que sabía que lo estaban haciendo
-Carlos no sabía
-! Por Dios Débora!.. Tu inocencia raya en lo pendejo
-¿Jaime supo lo tuyo con Carlos?
-¡Por
supuesto!, cuando te platique que Jaime me esperó en casa mientras yo
estaba con otro en un hotel el otro era tu marido, incluso lo platicaron
entre ellos… Carlos no se atrevió a proponerte un intercambio, tal vez
si nos hubiéramos sentado tú y yo a platicar nos habríamos divertido
mucho los cuatro
Dentro
de mí comencé a entender muchas cosas, las miradas, aquel beso
apasionado y la complacencia de Carlos ante las insinuaciones y caricias
que me daba Jaime. Ximena tenía razón ya no nos importaba ser infieles y
hubiese sido suficiente un “Sí” de mi parte para divertirnos como
locos, máxime en esos dos viajes cuando dejamos a Ana al cuidado de mi
mamá… Voltee la cara para mirar a Ximena y le dije
-No
vale la pena enojarse, tal vez lo que me molesta es que la única que no
conociera el juego fuera yo, la verdad no me importa, no me importa en
lo más mínimo y tal vez eso es lo malo… ¿En qué momento le deja a una de
importar lo que haga tu pareja?
-Cuando
decidimos optar por el placer a cambio de la fidelidad, en ese momento
perdemos la idea de propiedad, matamos los celos y nos convertimos en un
saco de hormonas buscando placer… Y si te sirve de consuelo te aseguro
que no somos las únicas y más en estos tiempos, me imagino que ahora lo
raro son las parejas fieles, si es que todavía las hay.
-Solo
te falta decirme que nosotras formamos excelentes matrimonios, que nos
amamos profundamente al grado de no importarnos ser infieles ya que
sabemos que solo nos une el amor y bla, bla, bla…. Estamos mal Ximena,
muy mal, no me gustaría que mis hijas fueran lo putas que hemos sido
nosotras
-Y de seguro lo vas a poder evitar… Eres muy inocente Débora.
-¿Por qué lo dices?
-Ellas
vivirán su sexualidad como les dé su regalada gana y no podrás
evitarlo… Ahí tienes a mi cuñada Sofía, muy apegada a la religión y a la
moral cristiana y su hija vive con dos hombres en el mismo
departamento, tal vez duerma con uno cada noche, y nada ni nadie lo
puede evitar cada quien vive su sexualidad y su vida como mejor le
parece.
-¿Amas a Jaime?
-No
lo sé, pienso que más que a él, amo todo lo que me da, muy en especial
la libertad de hacer lo que me da la gana y disfrutarlo juntos… Y tú
¿Amas a Carlos?
-Me
casé muy enamorada, después caímos en el tedio y comenzamos con todo
esto, después lo dejé fecundar mi cuerpo y nuestra relación fue muy
amorosa…. No sé, es el padre de mis hijas, mi compañero y un gran
amante, lo quiero mucho pero no daría mi vida por él
Nos
servimos más licor en los vasos y brindamos por nuestras aventuras,
nuestros hijos, nuestros maridos, por nuestro viaje, por las ballenas y
por todas las pendejadas que brindan aquellos a quienes el alcohol a
desinhibido, al terminar nuestra copa reímos y nos miramos a los ojos en
silencio, Ximena puso su mano sobre mi rodilla y me dijo mientras
acariciaba mi pantorrilla
-La
verdad envidié a Jaime cuando me platicó lo sensual que se veían las
marcas del bronceado en tu piel, eras y sigues siendo una mujer muy
bella, siempre me has gustado Débora
La
última frase la dijo muy cerca de mi cara para después juntar su boca a
la mía y yo le respondí el beso abriendo mi boca y juntando nuestras
lenguas, sentí su mano recorrer mi muslo y tocar mi sexo, separó su boca
de la mía, nos miramos a los ojos y me dijo
-Vamos a la cama
Me
tomó de la mano y entramos a la habitación, entre besos y caricias nos
desnudamos mutuamente con toda la sensualidad con que las mujeres
sabemos desnudarnos a nosotras mismas cuando intentamos excitar, ya
desnudas en la cama fue espectacular recorrer nuestros cuerpos a besos y
caricias, sus dedos hurgaron todos mis rincones, su boca y lengua
recorrieron mi cuerpo en lugares donde nunca imaginé que se pudiera
sentir tal placer. Mientras su lengua acariciaba con una enorme
delicadeza mi sexo sentí mi primer orgasmo muy suave pero tan largo que
mis manos oprimieron la piel sobre mis ovarios como si intentaran
detener sus placenteros movimientos, ella sabía dónde acariciar, besar y
lamer sin detenerse ante la humedad de mi orgasmo. Yo hice sobre su
cuerpo lo que ella había hecho sobre el mío y así pasamos largo tiempo
disfrutando nuestras bocas, nuestras lenguas, nuestros pechos, nuestro
sexo, la suavidad y el agradable olor de nuestra piel hasta que el
placer nos agotó y nos quedamos profundamente dormidas.
Al día siguiente sentadas a la mesa de la cafetería del aeropuerto Ximena me dijo
-Te quiero amiga, creo que te visitaré más seguido
-Y yo a ti
-La pasamos bien ¿No crees?
-Muy,
muy bien… Yo lo disfruté mucho, el paisaje, las ballenas, a los chicos y
a ti, hubiera sido excelente hacerlo cuando teníamos 20 años
-Eso que ni qué
-Pero nos volvimos a sentir jóvenes, ¿No crees?
Ya no pude responder ya que el llamado de nuestro vuelo nos hizo levantarnos de la mesa y caminar hacia la sala de abordaje.
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