Felipe era un hombre que trabajaba de contador en una empresa, avaro,
huraño y malhumorado, siempre serio y que difícilmente se relacionaba
con las personas, aun así era de mucha confianza para la empresa, pues
era muy honrado, trabajador y dedicado, no era un hombre feo, tampoco el
galán de telenovela que cualquier mujer deseaba o soñaba con tener,
pero se escudaba mostrando un bajo perfil, así como de unos lentes de
nerd que usaba.
Vivía solo en un departamento de interés social en una unidad
habitacional, nadie imaginaba que aparte de tener un excelente sueldo,
era dueño de varios taxis que daba a trabajar, así como de locales que
rentaba y le dejaban un muy buen rendimiento monetario.
Alguna vez estuvo casado pero su esposa lo engaño con su mejor amigo,
por tal motivo no confiaba en las personas, apenas y saludaba a sus
vecinos y de igual forma a sus compañeros de trabajo, su única
distracción era la basta y amplia colección de películas y revistas
pornográficas que poseía, no había noche que no tuviera una sesión de
alguna película, o una revista y en ocasiones en Internet, donde tenia
identificadas varias paginas donde podía descargar videos sin tener que
gastar un peso, claro esta que la sesión terminaba cuando se masturbaba,
siempre pensando en las mujeres que miraba en las películas o en
Lizbeth, una compañera de trabajo de la cual vivía obsesionado.
Lizbeth era una mujer que trabajaba en el área de ventas, era bonita
de cara, muy agradable, casada con Renato, no era una mujer de cuerpo
escultural, era un tanto gordita, pero era poseedora de un frondoso,
redondo y carnoso trasero, así como de un buen par de senos, no
voluptuosos pero de excelente tamaño.
Ella era muy coqueta por naturaleza, cuando caminaba por los pasillos
de la empresa se contoneaba de forma cadenciosa, sabedora del buen
trasero que poseía, era un tanto presumida y aunque no ganaba mal al
igual que su esposo, trataba de darse una vida que le era difícil
mantener, gastando siempre de mas y tratando de sobresalir de los demás,
de ella estaba casi enamorado Felipe.
A ella era de las pocas personas que saludaba y siempre que la miraba
su vista se perdía en el contoneo de esas prominentes caderas, sentía
unas enormes ganas de hablarle y decirle cuanto la deseaba, pero no,
nunca lo haría, jamás se atrevería y vivía con el total conformismo de
solo mirarla.
Pero la vida se encargaría de darle la mayor oportunidad de su vida,
pues un día entro a la cafetería de la empresa, ahí se encontraba ella
con otra compañera de trabajo, el pudo percatarse que Lizbeth estaba
llorando, al ver esto quiso dar marcha atrás, pero sabia que era la
única oportunidad que tenia para prepararse un café, pues era cierre
contable y todo el día estaría metido en sus números, así que con la
pena fue a prepararse su café.
Mientras preparaba este puso especial atención y aunque Lizbeth bajo
el tono de su voz, alcanzo a escuchar cuando le decía a su amiga que no
sabia como saldría del problema en el que estaba, pues su marido tenia
una deuda importante que debía cubrir y si no lo hacia antes de dos
semanas, podría ir a la cárcel.
Felipe termino de preparar su café y salio rápidamente de ahí, llego
hasta su lugar y se puso a pensar en lo que había escuchado, sabia que
tenia en sus manos solucionar el problema de Lizbeth, sabia que era su
oportunidad de ayudarla y así quedar bien con ella, de acercarse mas y
por que no, entablar por lo menos una amistad.
Pero lo avaro no se le podía quitar de la noche a la mañana y si algo
el amaba era su dinero, por lo cual en su mente se entablo una lucha en
la cual gano el dinero, así que desecho la idea de ayudarla y se puso a
trabajar.
Por la noche mientras cenaba y miraba una de sus ya acostumbradas
películas, fue cuando le vino una idea, el difícilmente daría algo sin
recibir nada a cambio, esta era la oportunidad de algo que tanto
deseaba, era complicado y arriesgado, pero si todo salía bien, por fin
podría tener entre sus brazos a la mujer que tanto le obsesionaba.
A la mañana siguiente comenzó con su plan, lo primero que hizo fue
elaborar un correo electrónico, el correo de ella lo tomo del directorio
interno de la empresa, sin mas redacto claramente lo que pensaba
proponerle, cuando termino de redactarlo lo leyó una y otra vez, sus
manos y frente sudaban, estaba nervioso y preocupado por las
consecuencias que este correo pudiera traerle, hasta que por fin se
decidió y le dio enviar.
No podía concentrarse en su trabajo, tenia una expectativa y un
nerviosismo que lo atormentaban, se arrepentía de haber enviado el
correo, sudaba y se tronaba una y otra vez los dedos, había pasado una
hora desde que envió el correo, no recibía respuesta alguna, vivía
sumido en la incertidumbre, hasta que de pronto la vio entrar en su
oficina, su mirada y rostro dejaban ver un enorme enojo, el sintió que
el mundo se derrumbaba, sobre todo cuando en tono enérgico pero sin
gritar, ella al estar frente a su escritorio le dijo.
“Quiero que sepas que yo no soy una prostituta que se acuesta con
cualquier imbecil por dinero, esto que me mandaste es un insulto que no
pienso tolerar, así que esto lo tendrá que saber tu jefe me entiendes”,
Felipe quien escuchaba todo lo que ella le decía y como sabia que esto
podía pasar, saco todo el nervio que tenia y de una forma por demás
tranquila le dijo.
-Mira Lizbeth, si te insulte con lo que te propuse te pido una
disculpa, mi intención jamás fue la de hacerte sentir como una
prostituta ni mucho menos, quiero que sepas que eres una mujer que me
atrae de sobre manera, no tienes idea de cuanto es el deseo que siento
por ti, ahora tu tienes un problema económico y yo tengo la solución
para ello, creo que esto solo es negociar, yo tengo lo que tanto deseo y
tu tienes el dinero que evitara una desgracia a tu familia o acaso
prefieres que tu esposo pise la cárcel-.
Ella lo miraba con rabia, coraje y ganas de romperle la cara, no decía
palabra alguna y luego escucho como el remataba su comentario, -mira
linda yo se que no puedes sacar un préstamo en el banco, porque si
tuvieras la oportunidad de hacerlo no estarías tan angustiada, ahora si a
tu marido lo meten a la cárcel, aparte de pasar la vergüenza, aun así
tendrás que pagar la deuda y por si fuera poco, un abogado que lleve el
juicio y eso cuesta mucho dinero, así que si te pones a pensar, te
saldría mucho peor, yo tengo el dinero para prestártelo, es mas no te
voy a cobrar intereses, eso te beneficia mas, el banco en caso de
prestarte, te cobraría un ojo de la cara-.
Ella lo miro, en el fondo sabia que tenia mucha razón y sobre todo que
era una oferta mucho muy tentadora, alzo su vista y lo miraba de
frente, con total detenimiento, se dio cuenta que no era feo, que había
algo en el, además pudo notar que aun con la camisa floja y el pantalón
guango que el usaba, no se miraba gordo ni mucho menos, tenia una
confusión con sus sentimientos, sabia que su orgullo de mujer se miraba
pisoteado, pero había algo que no le desagradaba, hasta se puede decir
que sintió una cierta excitación por lo acontecido.
Pero su ego había sido golpeado, ella era altiva, orgullosa y
presumida, eso fue lo que la saco a flote en ese momento, “eres un
maldito puerco”, dijo con voz firme, dio la vuelta y salio de la oficina
de Felipe, quien se quedo un tanto nervioso, pensativo y a la
expectativa, sabia que en cualquier momento entraría por la puerta de su
oficina su jefe, con total calma tomaba algunas cosas personales y las
fue metiendo en una bolsa, pero paso una, dos horas y nada, no pasaba
nada.
De pronto sonó su teléfono, al ver el identificador vio el número de
extensión de donde le marcaban, era ella, si la llamada era de la
extensión de Lizbeth, con total calma y como ya había tomado seguridad
en si mismo, levanto la bocina y contesto, -bueno-, “oye necesitamos
platicar”, -por mi esta bien, ven a mi oficina y con total calma podemos
platicar-, “por el momento no puedo, pero mmmm bueno solo que, oye
puedes a la hora de la comida”, -si claro que si, tu dime donde te veo-,
“mmmm este bueno que te parece si te veo en la plaza que esta en la
esquina”, -si me parece bien, ahí te veo a la hora de la comida-, “si
este bueno yo mmmm bueno solo quería saber en el caso de que aceptara
pues este me gustaría saber cuando me darías el dinero”.
-Cuanto es lo que necesitas en total-, “pues $$$$$, eso es lo que
necesito”, -ah ok yo pensé que era mas, sin problema y si aceptas te lo
daría el mismo día que te vayas conmigo-, “bueno mejor eso lo platicamos
al rato te parece”, -si esta bien, te veo al rato-, luego sin mas colgó
el teléfono, después se recargo en la silla de su escritorio y no pudo
evitar dejar escapar una sonrisa de triunfalismo, -por fin vas a ser mía
y pienso disfrutarte hasta hartarme, por fin tendré en mis manos ese
hermoso culo-.
Mas tarde y a la hora de la comida, salio de la oficina y camino al
centro comercial, ahí espero por diez minutos a que ella llegara, -hola
que bueno que veniste-, dijo el, “si gracias pero bueno pues vamos a
platicar y a ponernos de acuerdo te parece”, -si esta bien, oye vas a
comer aquí, te puedo invitar-, “no, bueno si pensaba comer aquí pero no
te preocupes, no es necesario que me invites”, -anda ven vamos a
sentarnos a comer y así platicamos anda-, ella que mostraba una enorme
pena y vergüenza, ya no dijo mas y acepto la invitación a comer.
Ambos comían sin decir nada, el solo se limitaba a observarla mientras
que Lizbeth a puras penas y lo miraba fugazmente, en cuanto terminaron
de comer, con mucha pena ella pregunto, “bueno digamos que acepto tu
propuesta, como me darías el dinero, en cuanto tiempo tendría que
pagarlo y cuanto me vas a cobrar de intereses”, -mira como te comente el
dinero te lo daría el mismo día que estemos juntos, por el tiempo en
que me lo tengas que pagar pues tu dime en cuanto tiempo crees poder
tener el dinero, de los intereses te dije que no te cobraría ni un peso,
esos los cobrare contigo-, “porque me haces esto, porque no solo me lo
prestas y ya”, -nada me costaría hacerlo, pero te lo dije muy claro, tu
me gustas mucho y tengo un deseo enorme por tenerte-, “pero yo soy
casada, no se me hace justo”.
-Si tal vez no lo sea, pero es la única forma en que podría tenerte”,
ella se quedo pensativa por unos instantes, luego de forma tímida pero
decidida le dijo que aceptaba la propuesta, al decir esto unas lagrimas
salieron de sus ojos, -no llores, te aseguro que no será tan malo-, “no
se trata de que sea bueno o malo, es algo que va en contra de mis
principios, me duele y lastima el orgullo, pero amo tanto a mi esposo
que haría lo que fuera porque el no sufriera lo cruel que debe ser estar
en la cárcel, además como lo dijiste todo se complicaría, se que los
gastos serian mayores y no tendría forma de solventarlo, quiero que
quede muy claro que solo por eso lo hago, te puedo asegurar que no
disfrutare ni un solo instante el estar contigo, me das repugnancia,
esto que haces no es de hombres”.
Esto le dolió también a el en su orgullo, así que de forma seca y
prepotente respondió, -no me importa lo que pienses, lo único que me
importa es satisfacer el deseo que tengo de ti, veras que aunque no lo
quieras lo vas a disfrutar como nunca, de eso estoy mas que seguro-, “ni
lo sueñes, eso jamás pasara”, -ya lo veremos-, se hizo un silencio y de
nuevo volvió a hablar ella, “bueno y cuando seria”, -para cuando
necesitas el dinero-, “tengo que pagar el día lunes”, -ok entonces
aprovecharemos que el viernes salimos temprano para que vayamos a mi
casa-, “pero en tu casa, no seria mejor ir a un hotel”, -no, como te
comente yo vivo solo y no tengo porque gastar en el hotel-.
“Esta bien entonces, el viernes será el día”, al decir esto ella se
puso de pie para ya marcharse, pero antes de que ella lo hiciera el la
detuvo y le dijo, -espera una ultima cosa debo decirte, quiero que ese
día traigas puesto el vestido morado que luego te pones, además quiero
que debajo de esto te pongas brasier y una tanga negra, así como medias
del mismo color, quiero que te pongas unas zapatillas de tacón alto, las
mismas que utilizas cuando usas con ese vestido, el cabello quiero que
lo traigas suelto y no exageres en maquillaje, hazlo como siempre, así
te ves muy bien-, “esta bien, pero no tengo medias, solo pantimedias
negras”, el se puso de pie, saco de su cartera un billete de cien pesos y
se lo dio, -cómprate unas-, ella tomo el dinero, lo miro y antes de dar
vuelta y alejarse le dijo, “te odio” y se alejo de ahí inmediatamente.
El la miro alejarse, viendo como ella como era costumbre contoneaba
sus caderas y meneaba su trasero, “mmmm para el viernes ese culito será
mío”, sonrió y luego pago la comida y se fue a seguir trabajando.
Llego el día viernes, ese día en especial Felipe se sentía contento,
sabia que en unas horas mas tendría en su cama a Lizbeth, iba
perfectamente bien vestido, de echo compro ropa nueva y un poco mas
moderna que la que acostumbraba a usar, se recorto el cabello, se rasuro
y hasta una costosa loción compro, dejo de un lado la baratija que
solía usar, cuando fue la hora de salida, marco a la extensión de
Lizbeth, quien de mala forma le contesto, le dijo que la esperaba en la
salida de la oficina en cinco minutos, colgó y salio a esperarla.
Cuando la vio venir su corazón casi se detiene, iba exactamente
vestida como el había solicitado, con su vestido morado que no era de
tela delgada y entallada, era un tanto gruesa la tela pero a el le
encantaba como se le marcaban las nalgas con este, medias negras, el
cabello suelto y perfectamente bien pintada, no dijeron palabra alguna,
solo caminaron hasta el auto viejo de el, subieron a este y tomaron
camino a la casa de Felipe.
En el camino ella no decía nada, miraba hacia fuera del auto con la
cara volteada, el sin embargo miraba sus piernas pues el vestido se
levantaba arriba de las rodillas, en un alto se decidió y bajo una mano y
la coloco en una de sus piernas, ella la quito con una mano al tiempo
de decirle que el trato era hasta llegar a su casa, de pronto el estiro
su mano y de la guantera saco un sobre, -toma esto es lo convenido,
ahora puedo hacer de ti lo que yo quiera y no es necesario esperar hasta
que lleguemos a mi casa-, ella un tanto sorprendida tomo el sobre, lo
abrió y vio que dentro estaba el dinero.
Fue raro lo que cruzo por su mente y su cuerpo, se sentía sucia y
denigrada, pero también sentía algo de excitación, sabia que en unos
minutos estaría cogiendo con Felipe, un hombre que no le gustaba, pero
el sentir y saber que aunque fuera forzado y en una situación incomoda, a
final de cuentas terminaría siendo infiel a su marido, de pronto volvió
a sentir la mano de el en su pierna y sintió un calorcillo recorrer su
cuerpo, luego la mano comenzaba a subir poco a poco, no volteaba a
mirarlo, en todo momento tenia la cara hacia la ventana, solo sentía la
mano de el acariciar su pierna y subir lentamente.
De pronto sintió como unos dedos acariciaban suavemente, apenas
rozando la delgada tela de su tanga a la altura de su vagina, tuvo que
morderse un labio para evitar que un gemido escapara de su boca, sus
manos apretaron el sobre que tenia el dinero, no sabia el porque de este
sentir, el porque se sentía excitada, decidió voltear a mirarlo y
fijando su vista lo vio con total detenimiento mientras el seguía
rozando su vagina con sus dedos.
Noto que realmente no era feo, si bien no era el galán de telenovela,
las facciones de su cara no eran feas, además con la ropa que el compro
no se miraba que tuviera mal cuerpo, “pero que diablos estoy pensando,
este es un maldito aprovechado que me esta tratando como a una
prostituta, debo maldecirlo”, volteo de nuevo su cara hacia la ventana,
“pero porque diablos siento esto, sus dedos me están poniendo caliente,
siento que mis fluidos comenzaran a salir y mi vagina va mojarse, no
esta bien, esto no esta bien”.
Como en ese momento un carro se les atravesó, el tuvo que quitar su
mano de la pierna de Lizbeth, por tal motivo no volvió a colocarla en lo
que restaba del camino, esto hizo que ella pudiera respirar y sentir
alivio, hasta que por fin llegaron a la unidad donde el vivía, estaciono
el auto y le dijo que bajara, ella lo hizo de inmediato, -tómame del
brazo- dijo Felipe, ella así lo hizo aunque con la mirada al piso, pero
el por el contrario se pavoneaba y con la frente en alto quería que la
gente lo volteara a ver, realmente se sintió importante en ese momento,
mientras que algunas personas lo miraban incrédulas, era la primera vez
que lo miraban con una mujer.
Cuando entraron a la casa de Felipe, ella no pudo evitar mirarla por
completo, si bien el no era una persona que gastara tanto en su casa,
siempre la tenia muy limpia y ordenada, aunque sencilla lucia muy
pulcra, -quieres tomar algo, tengo refresco y agua, alcohol no porque no
bebo-, “si dame un poco de refresco por favor”, -si claro, siéntate en
la sala en mientras-, así lo hizo y no dejaba de observar la casa, era
diferente a lo que pensaba, ella creía que su casa seria sucia y
desordenada, típica de un hombre huraño, la voz de el la saco de sus
pensamientos, -toma tu refresco-, ella lo tomo y luego vio que el se
sentaba en un sillón frente a ella.
La miraba detenidamente, ella sentía su mirada y la ponía nerviosa, no
decían nada, todo era completo silencio, hasta que ella termino su
refresco, coloco el vaso en la mesita de centro que el tenia en su sala,
Lizbeth observo como el se ponía de pie y luego escucho su voz
diciendo, -es hora, levántate y sígueme-, sintió un calor recorrer su
cuerpo, respiro profundamente y se puso de pie, coloco el sobre y su
bolso en el sillón donde estaba sentada y lo siguió hasta su cuarto.
Una vez que entraron el cerro la puerta, ella ahora observo el cuarto y
noto lo mismo que en la sala, todo perfectamente bien limpio y
ordenado, -mmmm esperame un segundo-, el salio rápidamente de ahí y fue
al baño, ella aprovecho para husmear, había un closet, abrió las puertas
y vio toda la ropa perfectamente bien colgada y ordenada, zapatos y
demás cosas, luego lo que le llamo la atención fue que en un entrepaño
del closet, estaba la basta colección de películas y revistas
pornográficas que Felipe tenia, sintió un poco de miedo pues pensó que
el seria un degenerado.
Escucho cerrarse la puerta del baño, ella cerró las puertas del
closet, y fue a sentarse a la cama, el entro y la miro, camino hasta
donde ella estaba, la tomo de las manos e hizo que se pusiera de pie,
con sus manos tomo las mejillas de ella, la miro y le dijo, -solo
gózalo, veras que lo vas a disfrutar mucho-, ella no dijo nada, pues de
inmediato sintió como la boca de el se prendía a la de ella y comenzaba a
besarla, primero fue suave, apenas rozando sus labios, pero de pronto
sintió como la lengua de el se introducía en su boca y exploraba todo su
interior.
Al no sentir repuesta por parte de ella, el separo su boca y le dijo,
-vamos linda que tienes que cooperar-, de nuevo volvió a besarla y de
nuevo no recibió respuesta, esto provoco molestia en el, así que de
nuevo se separo y le dijo, -esta bien si así lo quieres así será-, quito
sus manos de las mejillas de Lizbeth y ahora las coloco en sus nalgas,
la atrajo hacia el y de nuevo volvió a besarla, metiendo su lengua y
moviéndola por todo el interior de esta.
Con sus manos apretaba fuertemente las nalgas, las tan deseadas
nalgas, sintiendo la firmeza de estas, restregándole la verga en el
vientre, lo cual provoco que ella abriera los ojos, pues sintió algo que
realmente la sorprendió, de pronto el la soltó, camino y se sentó en la
orilla de la cama, le dijo que se pusiera frente a el, ella lo hizo,
luego le dijo que diera cuatro pasos hacia atrás, lo cual hizo sin decir
ni una sola palabra, -muy bien ahora quiero que te quites ese vestido
muy lentamente-.
Lizbeth llevo sus manos hacia la espalda, lentamente fue bajando el
cierre, en cuanto este termino de bajar con sus manos comenzó a bajar el
vestido, dejando primero al descubierto sus hombros, saco sus brazos,
el vestido quedo tapando sus senos, en cuanto sus brazos estuvieron
libres siguió bajando su vestido dejando al descubierto el brasier negro
que cubría sus hermosos senos, ahora el vestido quedo en su estomago,
volteo a mirarlo y el le hizo la seña de que siguiera, así que empujo su
vestido el cual una vez que paso sus anchas caderas, cayo por si solo
al piso.
Felipe estaba embobado viendo los senos y el triangulito de la tanga
negra, la cual se metía entre los labios vaginales y hacia que la visión
fuera excelsa, ella se hizo a un lado y dejo el vestido tirado en el
piso.
El la miraba con total lujuria, noto la pancita que sobre salía arriba
de la tanga, pero esto no le importaba, ella le fascinaba en demasía
como para tomar importancia a esto, -ahora quiero que te quites el
sostén y dejes libres esos bonitos senos que tienes y por ningún motivo
intentes taparte-, llevo sus manos hacia atrás, quito los broches y
luego saco su brasier dejando libres sus senos, lo increíble para ella
es que esto la estaba excitando, sus pezones estaban duros y firmes,
sentía como su vagina se humedecía a cada momento, el pudo ver sus
pezones erguidos, adornando esos senos orgullosamente firmes.
-O tienes frió o te esta excitando esto-, dijo el en un tono un tanto
burlón, Lizbeth puso sus manos en las cintas de su tanga y se disponía a
bajarla cuando el le dijo que se detuviera y que se acercara a el, lo
cual hizo y en cuanto estuvo a su alcance, sin mas el la abrazo por la
cintura y comenzó a chupar y mamar los senos de Lizbeth, trataba de
meter lo mas que podía en su boca un seno, luego lo recorría con su
lengua, con sus labios capturaba y succionaba el pezón, luego pasaba al
otro seno y hacia lo mismo, sus manos ahora tomaron sus nalgas y las
acariciaban, el sentía divino pues ahora podía tener el contacto directo
con su piel, pero no dejaba de degustar los senos de ella, quien sentía
que el libido estaba en aumento, mordía sus labios para no dejar
escapar gemidos, lo estaba disfrutando, y se odiaba por eso.
De pronto el quito una mano de las nalgas de ella, la paso hacia
delante y comenzó a acariciar suavemente la vagina por encima de la
delgada tela de la tanga, pudo sentir como un calorcito atravesaba la
tela, así como la ya palpable humedad de esta, sin dejar de chupar los
pezones dejo escapar una leve sonrisa.
Dejo de mamar los senos de Lizbeth, quito la otra mano de las nalgas
de ella y la llevo hacia delante, con esta hizo deslizo la tela de la
tanga, lo suficiente para dejar al descubierto la depilada vagina, -oh
pero mira nada mas esto, que hermosa esta, si que me sorprendiste, dime
algo, la rasuraste porque venias hoy conmigo o siempre la traes así-,
ella apenas y pudo contestar, “no te emociones, no fue por ti, siempre
la traigo así, pues a mi marido le fascina”, -pues no lo culpo y creeme
que lo entiendo-.
Felipe acariciaba por fuera los labios vaginales de ella, luego
introdujo dos dedos entre sus piernas, por la parte interna de los
labios vaginales, sintiendo como ya había un basto fluido, -pero mira
nada mas, te dije que lo gozarías ya estas mojadita, esto te esta
excitando-, Lizbeth no contesto, solo mordió el labio inferior para
ahogar un gemidito, pero de pronto sintió como dos dedos profanaban el
interior de su vagina, sus manos por inercia los coloco sobre los
hombros de el, su piel se erizo y por mas esfuerzo que hizo, un gemido
escapo de su boca, “mmmmmmmmmm”.
El se dio cuenta de esto y con una maliciosa sonrisa esbozo, -lo ves
linda, te dije que esto lo ibas a disfrutar-, estaba complacido por esto
y sentía como sus dedos se llenaban de fluido que emanaba del interior
de Lizbeth, quien sentía como su excitación aumentaba a cada segundo,
luego vio como el sacaba sus dedos de su interior, brillaban por sus
jugos, miro como luego el los llevaba a la boca los degustaba con total
placer, -sabes delicioso-, dijo Felipe después de probar los jugos de
Lizbeth.
-Bueno nena ahora quiero que te des vuelta-, de inmediato obedeció,
Felipe abrió sus ojos al máximo, tenia frente a estos las redondas,
carnosas y voluptuosas nalgas Lizbeth, esas nalgas con las que tanto
soñó, las que tantas pajas habían ameritado, las causantes de que ahora
estuvieran ahí, las causantes de que el estuviera decidido a prestarle
el dinero, si esas nalgas tan deseadas las tenia a escasos centímetros,
por lo cual con total detenimiento postro sus manos sobre estas,
acariciándolas suavemente y con total vehemencia, acerco su cara y les
daba suaves besos.
Llevo sus manos a los tirantes de la diminuta tanga, tiro de ellos
hacia abajo y no paro hasta que la pequeña prenda quedo en el piso,
coloco las manos en sus nalgas, con estas las abrió y entonces descubrió
un pequeño y arrugadito orificio, -hermoso, simplemente hermoso esta tu
culo-, ella expectante sintió como la húmeda lengua de el, se postro
sobre su culo, su cuerpo dio un pequeño salto, y su vagina segrego mas
fluido, le había fascinado la caricia, era una parte muy sensible para
ella y esto la excitaba mucho mas.
Felipe paso una y otra vez su lengua por tan deseado orificio, pero
tenia otros planes así que paro de hacer esto, la hizo que diera un paso
hacia delante, el se puso de pie y ahora le pidió que se acostara en la
cama boca arriba, ella no quiso cruzar su mirada con la de el, se
sentía apenada, ella le había dicho que no disfrutaría en nada y ahora
estaba completamente mojada y excitada, pero de forma sumisa obedecía lo
que el le decía, así que se acostó sobre la cama boca arriba como el le
había dicho.
Luego lo miro expectante mientras que el desabotonaba su camisa y
luego la camiseta, mostrando un torso delgado, nada fornido pero que
denotaba que en algún tiempo había sido trabajado por el ejercicio,
luego lo vio subirse a la cama, le abrió las piernas y vio como la cara
de el bajaba hasta ponerse justo encima de su vagina, imagino lo que
venia y no pudo evitar que su cuerpo vibrara con tan solo imaginar que
muy pronto la húmeda lengua de el estaría recorriendo su vagina, no
estaba equivocada pues una fuerte descarga recorrió su cuerpo al sentir
como la lengua de el comenzaba a recorrer cada centímetro de su
mojadísima vagina, dejando escapar una serie de rítmicos y sugerentes
gemidos.
No decía nada, ni una sola palabra, pero ya no se impedía gemir, pues
lo hacia sin pena alguna, pero en su mente una y otra vez suplicaba
porque no se detuviera, porque siguiera dándole el placer que su lengua
le estaba regalando, sintiendo como se acercaba inevitablemente un
orgasmo, sus manos se aferraban a la cobija, su espalda se arqueo y sin
mas dejo escapar un fuerte gemido al momento de sentir que explotaba y
que sus jugos bañaban por completo la cara de Felipe, quien sin dejarla
descansar por un solo instante, metió los mismos dedos que hacia unos
minutos en el interior de su vagina, luego sintió como estos hacían
presión en la parte interna y frontal de su vagina, sintiendo una
sensación que jamás en la vida había experimentado.
Por primera vez hablo, “ahhh pero que me ahhh estas haciendo ahhh, que
es esto, ohhh dios que delicia ahhh no pares, sigue así, sigue por
favor ahhh”, sus ojos estaban cerrados y su espalda se arqueaba, sus
manos se aferraban con mayor fuerza a la cobija, mientras que el seguía
tocando en el interior de su vagina en ese punto que tanto placer le
estaba dando, mientras que con sus labios daba pequeñas succiones a su
clítoris, volviéndola loca y sumiéndola en un placer jamás vivido.
Hasta que sin poder evitarlo volvió a alcanzar otro orgasmo, pero este
fue único, grandioso, haciéndola subir al cielo y bajar al infierno en
tan solo unos instantes, perdiendo el sentido de la ubicación, sintiendo
como todos los músculos de su cuerpo se contraían, sin darse cuenta el
momento en que el había sacado sus dedos y soltado su clítoris, estaba
simplemente disfrutando del placer tan grande que había prendido todos
sus sentidos.
Poco a poco fue regresando a la tierra, lentamente fueron pasando los
espasmos y las sensaciones alcanzadas, abrió sus ojos al darse cuenta
que Felipe la había dejado, rápidamente lo busco y lo encontró de pie
frente a ella y abajo de la cama, estaba desabrochando sus cinturón y el
pantalón, vio como se agachaba para bajarlo al mismo tiempo que su ropa
interior, pero su sorpresa fue enorme cuando el se incorporo, pues con
total sorpresa y hasta cierto miedo vio la grande y gorda verga que el
poseía.
Jamás vio una igual, ella cuando se caso con su marido ya no era
virgen, había tenido algunos chicos entre sus piernas, pero ninguno
incluyendo a su marido, podrían compararse con tal armamento, con
asombro miraba como el con total orgullo acariciaba su dura verga, luego
un escalofrió recorrió su cuerpo al ver que el se subía a la cama y se
colocaba entre sus piernas, solo alcanzo a decir de forma muy tímida que
tuviera cuidado y enseguida sintió como este gran trozo de carne se
abría paso entre las paredes de su inundada vagina.
Sintió un poco de dolor, un placentero dolor, pero con total sorpresa
noto como las paredes de su vagina se acoplaban rápidamente a semejante
verga, sintiéndose llena y plena, sintiendo como el tomaba sus piernas y
las colocaba en sus hombros y comenzaba a penetrarla con un ritmo lento
y suave, degustando cada instante, llenándola de un enorme gusto,
sintiendo mas y mas placer a cada momento.
El se sentía feliz y triunfante pues sabia del placer que le estaba
regalando a Lizbeth, quien renuente a decir alguna palabra no podía
ocultar el gusto que estaba sintiendo pues sus gestos y gemidos la
delataban por completo, penetrándola una y otra vez, acelerando cada vez
mas, a su mente vino la imagen una y otra vez vista cuando la miraba
caminar, cuando admiraba el contoneo que tenia al andar, por lo cual le
vino a la mente cambiar de posición para lo cual le dijo a ella, -no
sabes cuanto me calentabas cada que te miraba caminar por los pasillos,
la forma de menear tus nalgas me volvían loco, siempre pensando en que
si de esa forma en como te movías al caminar también movías el culo al
coger y lo voy a comprobar ahora mismo-.
Lizbeth sintió como el sacaba su verga y sintió un enorme vació, de
forma incrédula lo miro pues no entendía el porque de sus palabras y de
sus actos, pero lo vio tenderse a un costado de ella quedando boca
arriba, luego sus ojos se fijaron en la gran verga que orgullosa se
erguía dura y apuntando al techo, -vamos súbete que quiero que me montes
y te muevas de igual forma que lo haces al caminar-, ella aunque no
quería decir palabra alguna, estaba deseosa y necesitada de volver a
sentir dentro de ella ese gran trozo de carne, así que de inmediato se
incorporo y se monto sobre Felipe, ella misma tomo la verga con su mano y
sin previo alguno la incrusto en su vagina, dejándose caer lentamente
hasta que estuvo completamente dentro y volvía a llenarla pro completo.
Y sin mas y abandonándose por completo al gusto y al placer,
comenzando a mover sus caderas de una forma realmente deliciosa, -ohh si
así, ahhh no me equivoque, realmente coges al mismo ritmo que caminas,
que rico mueves tu culo, ahhh sii, así nena así-, ella movía sus caderas
mientras con sus manos tomaba su cabello, el acariciaba sus tetas y
apretaba sus pezones, arrancándole mas gemidos.
El placer era tan grande que ya no pudo contenerse mas, Lizbeth por
completo se doblego y entre gemidos comenzó a gritar a todo pulmón el
enorme placer que la invadía, “ahhh que rica verga tienes, jamás tuve
una como esta y me estas matando de placer, oh dios cuanto gusto y
cuanto placer estoy sintiendo ahhh si”, esto lleno de completo gusto a
Felipe, quien se sintió triunfador ante la doblegacion del orgullo de
Lizbeth.
Entonces el dejo las tetas de ella y ahora tomo con estas las nalgas,
acomodo sus piernas y entonces el fue quien comenzó a mover sus caderas
de arriba y abajo, penetrándola con gran velocidad y fuerza,
arrancándole un sin fin de gemidos y gritos, ella dejo su cabello y
ahora tomo sus tetas y ella misma las acariciaba, las apretaba y
pellizcaba sus pezones, “así, así, cogeme así, dale mas fuerte que estoy
por llegar, vamos arráncame otro orgasmo, ahhh cuanto placer, sigue no
pares que estoy por reventar de nuevo ahhh si, sigue, dale así, cogeme
con fuerza que ya llego ahhh si vamos sigue, no pares, por favor nooo
paarreeesss ahhhh meee vennngooo ahhhhh siiiiiiiiiiiiiiiiiiii”.
Felipe sintió como su verga era completamente bañada por los fluidos
que emanaron del interior de Lizbeth, por lo cual bajo el ritmo de sus
penetraciones hasta quedar completamente inmóvil y con la verga
completamente dentro de ella, quien entre gritos y gemidos dejo caer su
cuerpo sobre el suyo y para sorpresa de el, fue ella quien se prendió de
su boca en un beso donde ahora ella era quien metía su lengua y
exploraba por completo el interior de esta.
Y una vez que pasaron los espasmos de su orgasmo, ella separo su boca
de la de el, su mirada era diferente pues estaba cargada de un deseo
indescriptible, con la respiración agitada levanto sus caderas y saco la
verga de ella, se puso en posición de cuatro, mostrando en todo su
esplendor su hermoso y deseado trasero, el la miro un tanto extrañado
pero luego vio como ella volteaba su cabeza y lo miro al tiempo de
decirle, “vamos que esperas, sigue cogiendome, vuelve a meter ese gran
pedazo que tienes de verga”, el de inmediato se incorporo y se coloco
detrás de ella, tomo su verga, la apunto y la introdujo por completo en
ella.
“Ahhh siii, ahora cogeme, anda cogeme”, el ante tal petición la tomo
de las caderas y comenzó a penetrarla con fuerza, -sabia que te
gustaría, estaba seguro que detrás de esa imagen de mujer decente eres
una puta que le encanta la verga, esa forma de contonearte y mover estas
nalgas solo dicen que te encanta la verga-, “ahhh si me fascina y no
tienes idea de cuanto ahhh”, el miraba como su verga se hundía una y
otra vez en la chorreante vagina de Lizbeth quien ahora si estaba
entregada al cien por ciento, quien ahora gemía y bramaba sin pena
alguna, gritaba el placer que sentía y lo hablaba y había tirado a la
basura su orgullo, era mayor el placer que ya no le importaba nada.
Felipe sentía que ya estaba por llegar, que pronto estallaría, -ahhh
siento que ya voy a terminar, voy a inundar tu vagina con mi semen-, “no
aguanta un poco mas que yo también ya casi llego y no quiero que
termines dentro”, el arremetió con mas fuerza, concentrándose en hacerla
terminar antes que el.
Con total fuerza la penetraba mientras que ella gritaba una y otra
vez, “ahhh no pares que ya casi llego, ahhh no pares, sigue, sigue ahhh,
así cogeme así ahhh”, el realmente hizo un gran esfuerzo por no
terminar antes, y cuando noto que los gritos de ella incrementaban la
tomo del cabello y tiro de el, sin mucha fuerza pues tampoco quería
lastimarla, pero lo suficiente para que ella se diera cuenta de quien
estaba al mando, “esta bien putita, no inundare tu vagina, pero en
cuanto termines me voy a salir de ti, me pondré de pie en la cama y
quiero que te arrodilles frente a mi y abras lo mas que puedas tu boca
pues ahí depositare mi semilla-.
“Ahhh no eso no por favor ahhh”, -creo que después de todo el placer
que te eh dado lo merezco no crees puta-, “ahhh no eso no ahhh”, el
incremento mas sus arremetidas y ella sintió que explotaba en otro
orgasmo, el de inmediato saco su verga, soltó su cabello y se puso de
pie, ella envuelta en los espasmos que el orgasmo y perdida por completo
en un inmenso placer y aun chorreando los líquidos de su espasmo, se
puso de rodillas frente a el y abrió por completo su boca, para casi de
inmediato sentir como chorros de caliente y espeso esperma inundaban su
boca, Felipe hizo todo lo posible por apuntar bien y así ella recibiera
toda su semillas, sin desperdiciar ni una sola gota.
Lizbeth no pudo evitar sentir una gran excitación al sentir su boca
llena de leche, no era la primera vez que lo sentía, así que no le era
ajeno el sabor y olor del esperma, sus ojos estaban fijos en la venosa
verga de el, viendo como salía y salía una gran cantidad de esperma,
luego vio como el exprimía la ultima gota y escucho la voz de Felipe que
le decía, -ahora trágalo todo-, ya no había oposición en ella, estaba
completamente entregada, por lo cual sin dudar ni un instante obedeció y
trago por completo el contenido derramado en su boca.
En cuanto hizo esto se dejo caer en la cama, dejando que los espasmos
fueran terminando de ceder, sintiéndose complacida, pensando en que ya
todo había terminado, pensando en que ya había cumplido, tenia los ojos
cerrados, sintió como el se bajaba de la cama y luego sintió algo grueso
que se postraba en su boca, abrió los ojos y se topo con la gran verga
de Felipe, levanto su mirada y vio la cara sonriente de el y luego
escucho cuando le dijo, -anda puta, ahora quiero que me regales una rica
mamada, quiero que me chupes la verga cual puta golosa-.
“Pero si ya terminamos”, -jajaja no, claro que no puta, aun me falta
saciarme de ese culo que tienes”, -no mi culo no por favor que me lo vas
a reventar con tremenda verga-, “venga no me salgas ahora con que tu
culo es virgen y que jamás a alojado una verga en el-, “bueno este pues
no es la primera vez pero jamás eh tenido una como la tuya, me vas a
partir en dos”, -no te estoy preguntando si quieres o no, te dije que te
voy a romper el culo y punto, pero primero quiero que me chupes la
verga y hazlo bien y con gusto, que por lo que eh notado bien que te
gusta-.
Lizbeth sintió que era demasiado, sintió miedo pero también a la vez
una expectación y una gran excitación al darse cuenta que seria
sodomisada, quería negarse pero a la vez le excitaba el saber que dentro
de poco su culo seria reventado por semejante verga, así que la
excitación pudo mas que la conciencia y de inmediato llevo a su boca el
miembro de Felipe, no lo podía meter por completo a su boca pero lo
hacia de forma extraordinaria, haciendo que el sintiera un gran placer,
-ahhh ya vez, ya decía yo que en el fondo eras una puta, que rico lo
haces, eres única en verdad-.
El dejo que ella le estuviera regalando una deliciosa mamada por
varios minutos, ella lo disfrutaba y se sentía sorprendida pues a pesar
de que ya había eyaculado una vez, la verga seguía firme y sin perder ni
un solo milímetro su dureza, -que rico lo haces en verdad pero ah
llegado el momento de disfrutar de tu culo, así que ponte en posición de
cuatro pero con las rodillas a la orilla de la cama y levanta lo mas
que puedas tus nalgas-.
Ella de inmediato saco la verga de su boca y se puso en la posición
que el le había ordenado, a la expectativa se encontraba cuando sintió
como el pegaba su cara entre sus nalgas y con la legua exploraba y
acariciaba su culo, dejando escapar un gemidito por esta acción, luego
sintió como dos dedos se introducían en su vagina, los cuales una vez
dentro lejos de entrar y salir, se movían como buscando algo, pero la
finalidad era solo de mojarlos por completo de sus fluidos y así
quedaran muy bien lubricados, pues su culo había quedado listo cuando el
lo exploro con su lengua.
Luego sintió como estos dedos abandonaban su vagina y casi
inmediatamente ya se abrían paso en su culo, lentamente la fueron
penetrando, el lo hizo muy lento y suave, le ayudaba que ese culo ya
había recibido antes una verga, así que sin problema alguno alojo los
dos dedos, el los dejo por unos instantes completamente dentro, sin
moverlos nada, hasta que sintió que el culo de ella estaba perfectamente
bien acoplado a ellos, entonces comenzó a moverlos suave y lento,
metiéndolos y sacándolos con total calma.
Lizbeth sentía delicioso, sobre todo cuando sintió que dos dedos de la
otra mano se incrustaban en su vagina, jamás en su vida había sentido
que su vagina y su culo eran penetrados al mismo tiempo, viviendo una
sensación nunca antes sentida y lo mejor de todo es que no le fue para
nada desagradable, por varios minutos fue muy feliz con esto, hasta que
sintió que el sacaba sus dedos y dejaba vacíos sus dos huecos, pero para
su fortuna de inmediato sintió que unos dedos volvían a querer abrirse
paso en su culo, pero ahora sintió que no eran solo dos dedos, así
volteo como pudo su cara, el al notar su incertidumbre le dijo,
-tranquila que ahora son tres y puedo decirte que en cuanto este culo
los aloje sin problema, lo que sigue es mi verga, así que relájate y
prepárate-.
Esto la tenso un poco, por lo cual el sintió un poco de oposición para
meter sus tres dedos, -tranquila, tranquila-, ella respiro y se relajo y
de inmediato sintió como su culo se llenaba de los dedos de Felipe,
quien los movía lentamente, suavemente, hasta sentir que de nuevo los
pliegues del culo de Lizbeth los acogía a la perfección, así que
procedió a retirarlos, ella al sentir esto de inmediato recordó que la
sentencia de el, de que una vez que su culo se acoplara a la perfección a
sus dedos, lo que seguía era su verga, un escalofrió recorrió su
cuerpo, la adrenalina del miedo, la incertidumbre y el deseo se
apoderaron de ella.
El le dijo que se hiciera un poco mas hacia delante, ella obedeció y
luego sintió como el se subía a la cama y se ponía detrás de ella, luego
sintió que la verga la penetraba pero vaginalmente, con un tanto de
desilusión y alivio pensó que había desistido, pero estaba equivocada
pues lo único que el hizo fue hacer que su verga se llenara de fluidos y
así quedara perfectamente bien lubricada, pues a los pocos segundos el
la retiro, entonces ella entro en un nerviosismo, su mente decía que no,
pero su cuerpo y su libido estaban a la espera de se sodomisada.
De pronto sintió la gruesa cabeza postrarse a la entrada de su culo,
después escucho como el le decía, -quiero que sepas que desde que te
conocí despertaste un gran deseo en mi, te volviste una obsesión para
mi, no tienes idea de las pajas que me hice imaginando este momento,
pensando en lo carnosas y redondas nalgas que tienes, las imaginaba pero
ahora que las tengo aquí, frente a mi, puedo decirte que son mucho mas
hermosas de lo que mi mente las había imaginado, te puedo asegurar que
jamás olvidare este momento y que muchas pajas me are recordando esta
imagen-.
Las palabras lograron distraerla un poco, y cuando mas confiada
estaba, sintió un fuerte ardor proveniente de su culo, pues Felipe había
introducido la gruesa cabeza de su verga, “ahhhhh, cabron me duele
ahhhhh”, -tranquila nena, tranquila, respira profundo y relájate que
veras como pronto te acostumbras a el-, ella apretó sus manos y una vez
mas se aferraron a la cobija, pero trato de calmarse, respirando
profundamente y relajándose poco a poco, sintiendo unas ligeras punzadas
en su culo, pero sorprendiéndose de cómo los pliegues de este poco a
poco se acoplaban al invasor, sintiendo que cedía la presión que este
daba.
El también sintió esto y aprovecho para volver a embestir y no parar
hasta que la mitad de su verga quedaba alojada, ella de nuevo grito de
dolor, dejando caer sus hombros y pegando su cara a la cobija,
mordiéndola para soportar el dolor, sintiendo como el acariciaba sus
nalgas y espalda, le hablaba bajito y tranquilo, tratando que ella se
relajara, quería gritarle que se saliera pero el morbo por saber si era
capaz de alojar por completo el miembro de Felipe era mayor, así que
estoicamente aguanto, hasta que de nuevo su culo se relajo y se acoplo,
entonces volvió a sentir como el embestía de nuevo pero ahora no se
detuvo hasta que le lleno por completo el culo, estaba adentro, ni un
solo milímetro afuera.
Ahora a su culo no le costo tanto trabajo acoplarse, lo mas difícil
había pasado, el dolor no cedía por completo, pero el morbo hacia que el
placer fuera incrementando, de pronto lo escucho decir, -ahora si, voy a
coger este culo hasta que me haga derramar de nuevo-, y sin mas comenzó
a mover sus caderas, primero fue suave, lento, disfrutando del momento,
viendo como su verga entraba y salía del anhelado culo, sin duda era
mejor que cualquier fantasía que había tenido con ella, Lizbeth poco a
poco fue sintiendo como el placer incrementaba, el dolor no desaparecía
por completo, pero ahora era un placentero dolor, que la estaba llevando
poco a poco al éxtasis.
Cuando ella se dio cuenta ya estaba gimiendo y bramando de placer,
ahora pedía mas y quería que la cogiera duro y con fuerza, estaba
completamente perdida en un mar de sensaciones altamente placenteras, se
sentía plena y feliz, había olvidado por completo a su marido, de echo
en ese momento no le importaba en lo mas mínimo, estaba entregada,
completamente entregada al placer que la verga de Felipe le estaba
dando.
Había dejado de ser pasiva, ella misma interactuaba y ayudaba a que
las penetraciones fueran lo mas profundo posible, con total conciencia
ella misma llevo una mano a su vagina y acariciaba su clítoris con
vehemencia, entregada y perdida en el placer mas grande que jamás en su
vida había imaginado que existiera, dejándose llevar por uno y otro
orgasmo, perdiendo la cuenta de las veces que se había derramado, hasta
sentir que ya estaba exhausta y que no podía mas, pero para su sorpresa
Felipe, ese hombre que se mostraba con un perfil bajo, resulto ser un
semental y tener un aguante que ella jamás había visto en alguien.
“Ahhh ya no puedo, ya no puedo”, ya había dejado de acariciar su
clítoris, ya le dolía de tanto estarlo frotando y de tanto orgasmo,
-esta bien putita, pero ahora si voy a inundarte el culo con mi semilla,
al decir esto el se abandono por completo y dejo que la excitación
subiera al máximo y sin mas estallo inundando por completo las entrañas
de Lizbeth de caliente y espesa semilla.
Ella sintió como chorros le llenaban sus entrañas, y en cuanto noto
que el había sacado la ultima gota, se dejo caer sobre la cama, al hacer
esto la verga de Felipe salio por completo, se sintió liberada pero
extraña de no sentir la carne que le llenaba el culo, exhausta respiraba
aceleradamente, sudaba a mares y sentía que el culo le ardía, sintió
que Felipe se acostaba a su lado, pero no volteo a verlo, estaba
completamente sumida en sus pensamientos, en su placer, en sus
sentimientos.
Poco a poco se fue relajando, poco a poco fue retomando su ritmo
respiratorio, cuando se sintió tranquila volteo a mirarlo, noto que el
tenia fijos sus ojos en ella, lo miro con extrañeza y el le dijo, -es
que estoy guardando esta imagen para siempre, para cuando regrese a mi
realidad, cuando me vuelva a encontrar solo y piense en ti, esta imagen
la tendré siempre grabada-., ella le sonrió pues sintió una cierta
ternura en sus palabras, se acerco a el y lo beso suavemente y por
varios segundos, luego los dos se quedaron boca arriba en la cama,
mirando al techo y sin decir palabra alguna.
“Ya es tarde y es hora que me vaya”, dijo ella, al tiempo de ponerse
de pie, “necesito pasar a tu baño”, el le indico en donde era, cuando
ella se alejo al baño, el comenzó a tomar su ropa y se vistió, luego
regreso Lizbeth, aun desnuda, el la miro y admiro, -eres hermosa, me
encantas-, “no se como puedo gustarte, estoy un poco gorda”, -pero eres
muy bonita y como te dije hace rato, siempre me han gustado tus nalgas,
me tienen loco, la verdad es que son perfectas-, ella sonrió y luego fue
a tomar su ropa, el le dijo que si le regalaba su tanga, ella le dijo
que no podía llegar sin ella a su casa, el le insistió, ella lo pensó y
sin mas se la dio.
Tomo su sostén y luego su vestido, en cuanto estuvo lista se arreglo
el cabello y le dijo, “ahora si ya me voy”, -espera, deja que te lleve-,
“no es necesario gracias”, -si lo es, no vaya a ser que en el camino te
asalten y entonces sale pero-, ella lo pensó y sabia que tenia razón,
ya había oscurecido y se tornaba un tanto peligroso, sobre todo que
llevaría una fuerte cantidad de dinero, “esta bien, acepto tu
propuesta”, salieron de su casa y tomaron camino a la de ella, casi no
hablaron nada, la mayor parte del camino fue en silencio, el noto que
ella se sentaba un poco de lado, le dio algo de risa pero no dijo nada.
“Aquí déjame, ya de aquí me voy sola”, dijo ella cuando llegaron a la
esquina de su casa, -estas segura-, “si claro, aquí ya no hay riesgo
alguno”, el orillo el auto, ella subió el seguro y se quito el cinturón
de seguridad, abrió la puerta, puso un pie fuera del auto, dudo por un
instante, luego regreso, lo miro y le dio un fugaz beso en la boca,
luego bajo de inmediato del auto, cerro la puerta y camino hasta su
casa, el se quedo en la esquina, viéndola alejarse, hasta que llego a su
casa y entro en ella, arranco su auto y tomo rumbo a su casa, no sabia
si le pagarían su dinero, sabia que los intereses ya los había cobrado,
pero aun así se sentía feliz y contento, había tenido en sus manos a la
mujer que tanto deseaba.
Llego a su casa, tomo la tanga de Lizbeth y la llevo a su nariz, tenia
impregnada el aroma de ella, luego se acostó a dormir, la vida siguió
normal, seguía en su trabajo, cuando se la encontraba en la oficina,
ella le sonreía, pero nada mas, no había mas dialogo ni mucho menos,
justo había pasado un mes del encuentro, se encontraba en oficina
trabajando normalmente, cuando de pronto vio que le había llegado un
correo, lego el encabezado el cual no tenia titulo alguno, pero noto que
lo había enviado Lizbeth, con curiosidad lo abrió y con sorpresa vio el
contenido de este, “Este mes no piensas cobrarme los intereses”.
Me hicieron un prestamo de plata y entre mi culo
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