La primera vez que la vi tras el mostrador de la farmacia vestía un
pantalón azul y una blusa blanca se adivinaba bajo la bata del uniforme,
zapatillas de medio tacón en color negro, con solo el maquillaje
necesario que hacia resaltar su bella cara, llevaba lentes de armadura
negra que no ocultaban un par de ojos en color miel, sus labios rojos,
su cabello negro y lacio al hombro en un peinado sencillo, me atendió
con esa sonrisa que tantos años después sigue manteniendo su alegría y
sigue gustándome tanto.
Madre soltera, en ese entonces 23 años y un hijo de uno y medio,
cabello negro, tez morena clara, ojos aceitunados, de bonita figura,
1.68 descalza, buen trasero, senos de buen tamaño que llamaban la
atención a primera vista, de caminar erguido y elegante, trato amable y
unas piernas magnificas que la hacían verse mas atractiva.
Yo casado, en mis 30, ya con un hijo, moreno claro, 1.90, delgado,
generalmente de buen trato, buen empleo, mi oficina quedaba cercana a
la farmacia donde ella trabajaba.
La primera interacción con ella fuera de su trabajo se dio un día de
lluvia ligera, ella esperaba en la parada del camión junto con una
compañera y yo me ofrecí a llevarlas, recuerdo que se mostro sorprendida
y con pena en un principio dijo que no, pero Carmen su compañera de
trabajo, una rubia gordibuena de mi edad ya estaba abriendo la puerta y
subiendo a mi pick up y ella no tuvo más remedio que aceptar con una
sonrisa forzada.
El trayecto fue sencillo, música ligera con volumen bajo, platicar de
cualquier cosa, Carmen su compañera se mostro muy coqueta y agradecida
cuando se despidió al dejarla frente a su casa dado que la lluvia había
arreciado y no me desviaba mucho de mi rumbo, solos al fin con agrado
descubrí que ella vivía relativamente cerca de mi casa, la lluvia caía
cada vez más fuerte, cosa rara en mi ciudad que suele llover poco, roto
el hielo ella se mostraba amena y de pronto nos encontramos platicando
en mi auto estacionado afuera de un oxxo donde compre un par de cafés,
me conto que vivía con sus padres, que se había graduado como enfermera,
empleo que había dejado al nacer su hijo debido a los turnos rotatorios
y no contar con el apoyo del padre de su niño, yo le conté un poco de
mi, por supuesto que estaba casado y algunas cosas triviales, nos reímos
un poco y después del café la deje en la puerta de su casa, me dio las
gracias aunque la verdad yo era el agradecido por tan buena compañía,
mientras la lluvia seguía cayendo, me gusto ver como entraba a la
carrera al porche de su casa y ver entre la lluvia como me decía adiós.
La verdad era que me gustaba, y me gustaba mucho, fueron dos años de
encuentros ocasionales, de pequeños detalles, en más de una ocasión
forcé mis horarios para poder encontrarme con ella y solo llevarla a su
casa o al trabajo en las mañanas, había más que química entre los dos y
lo sabíamos pero jamás habíamos pasado de ahí, aunque sus amigas alguna
vez habían preguntado si éramos pareja, la verdad era que no, incluso
una de ellas con quien tenía cierta confianza me dijo alguna vez que por
mi causa no había funcionado un pequeño noviazgo, la verdad era que el
tipo no era lo que parecía, esto contado por ella, en ese tiempo
habíamos descubierto una buena amistad, que éramos muy afines en muchas
cosas pero también sabíamos que jugábamos con fuego, yo estaba casado y
aunque pasábamos por un mal momento jamás le había sido infiel a mi
esposa desde que iniciamos de novios, ella por su parte no podía darse
el lujo de una aventura, sin embargo la tensión sexual y emocional ahí
estaba entre los dos.
Un jueves en la tarde que me había quedado a trabajar en la oficina sonó
mi teléfono celular, serían las 7:00 p.m., era un número desconocido.
-Bueno…
-Hola, buenas tardes soy yo.
Era ella que me hablaba de un teléfono público, en aquel entonces los celulares no eran tan comunes y era mucho más caro su uso.
-Que gusto Señorita, dígame en que puedo servirla.
-Vas a pensar que solo hablo para molestarte.
-Tu sabes que no, le conteste-Tu jamás me molestas.
-Vine a una piñata del hijo de una compañera y se durmió mi niño, si
todavía estás en tu trabajo cuando te vayas si no te molesta me puedes
llevar.
La verdad era que tenía muchas ganas de verla, por supuesto que dije que
si, la dirección de la fiesta era a dos cuadras de la farmacia donde
ella trabaja, le dije que ya estaba terminando y quedamos en que a las
8:00 en punto pasaría por ella.
Cuando llegue ella estaba saliendo, vestía un vestido blanco con vivos
en negro a la rodilla y desmangado que le hacía lucir sus piernas y sus
brazos, zapatillas blancos de tacón alto, con un peinado distinto y cara
ligeramente maquillada y una sonrisa radiante cuando me vio llegar,
jamás la había visto tan guapa, las miradas envidia de algunos hombres
que estaban en la fiesta eran notorias cuando cargue a su niño, luego
discretamente la tome de la cintura para ayudarla subir a la pickup.
-Vengo bien cansada, fue lo primero que dijo.
-El viene mucho más cansado que tú, comente señalando a su hijo.
-Jugo toda la tarde el pobre.
Su hijo que ya para entonces rondaría los tres o cuatro años descansaba
en sus brazos, le pedí que lo acomodara en el asiento entre ella y yo
para que fuera más cómoda, el niño se acomodo descansando la cabeza en
sus muslos perfectamente y siguió con su sueño.
En ese entonces me acababa de comprar una pickup automática, el asiento era corrido y el espacio era suficiente para los tres.
-¿Gustas una nieve? le dije aprovechando que pasábamos frente a una nevería Thrifty.
-Eres un mañoso, sabes que las mujeres siempre queremos nieve.
-Algún sabor en especial.
-El que tú quieras.
Baje y compre dos conos mientras ella me esperaba en el carro.
-Tenía mucho que no te miraba y muchas ganas de verte, le dije.
Sonrió y no dijo nada.
Con la cabeza del niño en sus piernas el vestido se levantaba y me
permitía admirar sus muslos. Teníamos más de una semana que no nos
mirábamos y nos contábamos tonterías mientras los enanitos verdes
sonaban en el fondo y sus ojos aceitunados brillaban distinto.
-¿Me das de tu nieve? Pregunte.
-Si me das de la tuya sí.
Le ofrecí del mío, había elegido sabor chocolate. Lo probó y me ofreció del suyo.
El suyo era un sabor fresa y al acercar su cono a mi boca la tome de la
mano, probé su nieve, pero jamás solté su mano ni ella hizo por
retirarla, estuvimos un rato platicando en el carro afuera de la nevería
hasta acabarnos el cono, con su mano en mi mano reinicie la marcha del
carro, así fue todo el trayecto a su casa, sin intentar mas, hablamos
muy poco, los ojos le brillaban y yo me perdía en ellos cuando la
volteaba a ver.
-Mañana es mi último día y salgo de vacaciones, me dijo mientras me
miraba a los ojos poco antes de llegar a su casa, había cierta tristeza
en la voz y en la mirada.
Yo sabía que estaba abriendo una ventana de oportunidad y no supe quedarme callado.
-¿Te puedo traer mañana?, pregunte mientras apretaba su mano, estábamos temblando.
Ya no había vuelta atrás, ambos sabíamos que no era solo eso.
Justo en ese momento me estacione frente a su casa.
-No, no es bueno para los dos, me dijo mientras soltaba mi mano.
Solo la mire en silencio pensando en que tenía razón.
-Déjame te ayudo.
Baje del carro y le di la vuelta para abrirle la puerta y ayudarle con el niño que con el movimiento se despertó.
-Muchas gracias por el ride.
-De nada, que te diviertas, un gusto como siempre.
Subí al carro y justo antes de arrancar oí el sonido en la ventanilla, era ella.
-Se me olvidaba, muchas gracias por la nieve y la platica.
La vi entrar a su casa con el niño dando traspiés buscando en la bolsa de dulces algo que le gustara.
Yo emprendí mi camino rumbo a una reunión informal de trabajo.
Serian tal vez las diez de la mañana del día siguiente cuando sonó mi teléfono.
-Hola, soy yo.
Era ella, se le escuchaba un poco diferente la voz, nerviosa, agitada.
-Hola, ¿como estas?
-Bien, ¿puedes pasar por mi? voy a Salir como a las tres diez.
-Por supuesto, ahí estaré.
Siempre que la lleve a su casa la encontré en la parada de camiones o
rumbo a esta, nunca fue pasar por ella en la farmacia así que esta
ocasión pensé no sería diferente.
En ese momento andaba fuera de mi oficina realizando una supervisión y
tenía pendiente unos asuntos de trabajo en una población vecina lo cual
me haría llegar tarde, hable por teléfono con el encargado
posponiéndolos para el lunes siguiente, afortunadamente las cosas
salieron bien, por otra parte tenia juego de basquetbol en la noche y
había planeado llegar del trabajo directamente al gimnasio así que no
tenía problemas de tiempo.
Largo se me hizo el resto del día, a las dos de la tarde llame a un
restaurant cercano y ordene un par de club sándwich, media orden de
carne asada y una ensalada para recoger a las tres de la tarde.
Subí a mi carro una mesita plegable que tenia en oficina, revise que
estuvieran en la pickup las sillas de playa que tanto sirven, fui a un
Oxxo, compre chiclets, agua, jugos, coca colas y unas cervezas, ya
estando en la caja pedí unos condones, quizás nunca hubiera otra
oportunidad.
Diez minutos antes de las tres pase por la comida, di unas vueltas
haciendo tiempo, primera pasada a unas calles donde sabía que saldría,
segunda, una tercera, 25 minutos después la vi caminando frente a mi.
Me estacione justo a un lado suyo.
-Buenas tardes señorita ¿la llevo a alguna parte? Dije después de bajar el vidrio.
Sonrío, subió apresurada, vestía una falda en color gris claro a la
pantorrilla con vivos de un azules claros y oscuros, una blusa blanca de
manga tres cuartos, cabello recogido y sus lentes adaptados que usaba
ocasionalmente, accesorios en color oscuro, zapatillas en color negro
descubiertas, llevaba una bolsa en color negro a juego y la bata del
uniforme en sus manos, su aroma era a cítricos, tenue pero delicioso, yo
por mi parte vestía una camisa en color blanco y pantalón de gabardina
en color azul marino, colores casi obligatorios de la empresa.
Apenas subir tome su mano entre las mías, no hubo resistencia ni mucho menos.
-¿Adonde la llevo señorita?
-No se, dijo nerviosa, a donte tu quieras, a donde podamos platicar.
-Te voy a invitar a comer, fue mi respuesta.
La verdad era que yo sabía a donde ir, tome la carretera hacia fuera de
la ciudad, conocía un lugar desde mis tiempos de soltero, era en un
terreno ejidal no muy lejos.
Cuando abandone la carretera para tomar terracería me pregunto intrigada.
-¿Adonde me llevas?
-Conozco un lugar que espero te guste.
Si bien no es de fácil acceso por encontrarse en el cauce de un arroyo
seco, con la pickup no teníamos mucho problema, me estacione en las
márgenes a la sombra de un grupo de mezquites que formaban una buena
ramada, estaba mejor de lo que lo recordaba, era otoño, me baje y
revise el lugar, aquí en Sonora uno siempre debe de tener cuidado con
las cascabeles y otras cosas.
-Ya puedes bajar, le dije mientras abría su puerta.
Por la forma en que tome su mano para ayudarla a bajar se giro un poco
hacia mi y yo aproveche para tomarla por la cintura, no opuso
resistencia pero tampoco dio oportunidad de mas, luego se separo de mi
para recorrer el lugar, la verdad es que es muy bonito, con suaves
pendientes adornado con algunos uvalamos, mezquites, arbustos menores y
al medio del cauce tres o cuatro palmas.
Ven le dije, la tome de la mano y recorrimos el lugar un poco mas lejos
siguiendo el cauce, se quito los zapatos donde el terreno era un tanto
arenoso, no avanzamos mas de cien metros cuando decidimos regresar, los
últimos veinte metros de regreso tuve la oportunidad de cargarla en mis
brazos ayudado por un alguate cómplice que se encajo en sus bellos pies.
Baje las sillas y mientras ella se revisaba el pie, yo le ofrecí una botella de agua.
-Dijiste que me ibas a invitar a comer.
-Por supuesto.
-¿Adonde?
-Es una sorpresa.
Mientras ella se distraía en limpiar y ponerse sus zapatos, yo arme la mesita bajo la sombra, baje la comida y las hieleras.
-Servida señorita, pase usted, le dije riéndome.
Sonriendo se levanto y acerca la silla a la mesa, yo puse un disco de baladas románticas en el estéreo del carro.
Fue una buena comida, por supuesto que nos sobro mucha, nos tomamos dos
coca colas, al final le ofrecí una cerveza pero me la rechazo y yo
tampoco tome, la verdad hace mucho tiempo que sé por experiencia propia
que siempre es mejor hacer las cosas sobrio.
-Hace mucho que no tenía un día de campo.
-Espero la estés pasando bien.
-Muy bien, dijo mientras me miraba.
Para ese entonces estábamos sentados uno al costado del otro y su mano en la mía, cuando tiempo había pasado, no lo sé.
-Vámonos, dijo, ya es tarde.
Yo tome su mano y le bese el dorso y los nudillos.
Ella se levanto y empezó a juntar las cosas que estaban sobre la mesa.
-Ya es tarde, repitió, avise que me iba a tardar pero no puedo abusar de mi madre.
-De acuerdo, dije mientras levantaba la mesa y sillas, la verdad había
sido una buena tarde, subí las hieleras y lo que faltaba, recuerdo que
en el estéreo se escuchaba la canción “No pasa nada” en la voz de
Benjamín.
-Oye esa canción, le dije, me gusta mucho.
-No me gustan las canciones tristes, fue su respuesta, lo comprendí, conocía la historia de su vida.
Saque dos mandarinas, regalo de una compañera de trabajo y le di una, nos sentamos en la compuerta del carro a comerlas.
Terminadas las mandarinas yo me pare primero y la ayude a bajarse.
Cuando bajo quedo parada frente a mí, la diferencia de altura no parecía
tanta y los labios de ella estaban ahí al alcance, solo fue inclinarme
un poco y apenas rozarlos.
Era la chispa que necesitábamos, mi mano acaricio su mejilla, su boca,
tome su otra mano y la jale hacía mi, se me abrazo con fuerza, perdimos
el control, los besos fueron subiendo de intensidad, sus labios me
devolvían los besos con mayor pasión, mi lengua exploraba su boca y mis
manos recorrían ya su espalda.
Como pude la tome de la cintura y la subí entre besos de nuevo a la
tapa, ella sentada en la tapa de la pickup y yo parado, mis manos
recorrían sus senos sobre la tela de su blusa, se sentían erectos y más
grandes de lo que parecían.
Recuerdo que de alguna parte broto una chispa de cordura.
-No, dije,- al tiempo que me separaba, -se que te haría mucho daño y no
te lo mereces, era un poco ese sentimiento de culpa y el cariño que
sentía por ella el que me hizo detenerme de último momento.
-No me importa, no sientes que te necesito, ya estoy grandecita me dijo mientras me ofrecía de nuevo los labios.
Si había alguna duda en mí el verla así derrumbo por completo el último
escrúpulo, eran dos años de esperar algo quizás inevitable.
Nos besamos de nuevo y mis manos buscaron las curvas de su cuerpo, sus
manos en mi espalda me apretaban contra ella, mi boca iba de su boca a
su cuello, la respiración agitada de ambos se podía escuchar fácilmente,
yo me había acomodado entre sus piernas y su falda levantada me
mostraba sus muslos, mis manos los recorrían sin prisa mientras mis
labios siempre regresaban a su boca, su mano bajo por mi pecho hasta mi
entrepierna, yo estaba completamente erecto y se lo hacía sentir, me
repegaba contra ella, su mano frotaba mi miembro sobre la tela del
pantalón, le ayude bajando mi zipper para que pudiera meter su mano, un
gemido escapo de su boca cuando pudo tocar mi pene.
Me separe un poco para ver su cara, el cabello ya se encontraba suelto y
enmarcaba muy bien su rostro, con sus lentes dándole un toque
intelectual y sexy, mientras mi boca bajaba por su cuello fui
desabotonando su blusa dejándome ver el nacimiento de unos senos
perfectos, redondos, erectos, apenas cubiertos por una lencería de buen
gusto en color blanco, poco a poco mi boca bajo hasta ellos entre besos
sobre la fina tela del bra de media copa, mis manos subían y acariciaban
la redondez de los mismos y pequeños gemidos escapaban de su boca, mis
dedos desabrocharon el broche de su brassiere en la espalda, por fin
levante el bra dejando al alcance de mi boca ese manjar, sus senos
coronados por un par de pezones morenos y de buen tamaño erectos en su
totalidad, recorrí su areola con la punta de mi lengua, grande y con la
orilla erizada de la excitación.
-Aaaah, escapo de su boca.
Me ocupe lentamente de sus pezones, lamiendo, chupando y mordisqueando
apenas, alternaba de uno a otro mientras con mis manos acariciaba los
contornos y el pezón que estuviera libre de mi boca, lleve mi mano bajo
su falda recorriendo sus muslos para tocar su entrepierna, sentí la
orilla de su ropa interior y la humedad en su tela, estaba completamente
mojada, apenas un roce.
-Aaaah, exclamo de nuevo, -termina, termina por favor.
Sin abandonar su pezones mi boca iba a su cuello y sus labios arrancando
suspiros y gemidos mientras mi mano tocaba su vagina sobre la tela
empapada, un apretón de su mano a mi miembro y un gemido profundo fue la
respuesta al dedo que hurgo bajo su calzoncito encontrando un canalito
completamente lubricado.
Mis labios bajaron de su cuello de nuevo a senos para posarlos
nuevamente a sus pezones desafiantes mientras mis manos volvían a
acariciar sus muslos ampliando el recorrido hasta sus nalgas.
-Termina por favor.
Mis labios descendieron por el valle de sus senos a su ombligo mientras
mis manos levantaban su falda dejándome ver un sexy calzoncito blanco de
corte francés y completamente húmedo, me separe un poco, tome mi
miembro y pasee el glande sobre su entrepierna arrancando un nuevo
gemido, baje mi cabeza para besar sus piernas y recorrer la parte de los
muslos que quedaba a mi alcance con los labios.
-Nooooooo, exclamo.
Mis labios buscaron su entrepierna sobre la tela, un aroma dulzón, el
sabor de néctar y el espectáculo de su vagina que se traslucía a través
de la tela húmeda inundaron mis sentidos, mi lengua recorría suavemente
sus labios provocando que sus manos oprimieran mi cabeza, la sensación
era magnifica, los sonidos que dejaba escapar de su garganta sumados al
sonido de mi lengua sobre la tela eran desquiciantes.
Cuando hice a un lado la tela para tocar con mi lengua sus labios y
recorrerlos a placer, sin tocar un clítoris que se asomaba erecto y una
discreta mata de pelo, los gemidos fueron subiendo de nivel, introduje
un dedo entre sus labios vaginales y lo retire despacio mientras mis
labios seguían recorriendo su entrepierna, un sonido escapaba siempre
producto de los jugos y el movimiento de mi dedo dentro de su rajita.
-Aaaaaaaah, escapo de sus labios mientras un espasmo me anuncio su primer orgasmo.
Abandono su cuerpo que lentamente hacia atrás, yo la contuve con un
brazo en su espalda mientras que con mis dedos inicie un lento metesaca
al tiempo que la besaba, era un dedo, dos, cada vez más rápido, los
gemidos de ella eran bajos, roncos, su cuerpo se arqueaba entre
gemidos, mis dedos entraban y salían sin dificultad, arrecie el vaivén
de misa dedos para arrancar nuevos suspiros hasta rematar con los dos
dedos completamente dentro formando una pequeña curva oprimiendo su
pubis buscando el punto G como me enseñara doña Lucia.
-Aaaah, exclamo, mientras sentí que su cuerpo se convulsionaba y una gran cantidad de líquido escapaba de su cuerpo.
Tome mi miembro en mi mano y lo coloque en su entradita, jamás pensé en
el condón ni en nada, lo movía de arriba abajo recorriendo sus labios
para luego introducirlo despacio, solo la punta, sentir como sus jugos
facilitaban mi paso, un poco más, la mitad, sus brazos en mi espalda, ya
aferrada a mí, pegada a mi cuerpo y luego entrar en su totalidad.
Un sonido casi gutural sonaba en mis oídos.
-Ya no puedo, no puedo, me dijo entre suspiros.
Yo la torture entrando y saliendo un poco, despacio mientras sentía como temblaba y se venía por completo.
Su cuerpo flojo de nuevo, la recosté lentamente en la caja de la pickup,
abandono su cuerpo mientras que la recostaba lentamente en la caja de
la pickup, yo, perdida la razón solo la acomode bien, mire su calzoncito
blanco jalado hacia un lado que dejaba admirar su húmedo sexo,
entreabierto, con unos labios que se mostraban hinchados y sobresalían
un poco mas morenos dejando ver un interior rojo y húmedo, muy húmedo,
maravillosos.
Acomode su falda y me recosté a un lado suyo, ella con los ojos cerrados y la respiración todavía agitada.
-No terminaste, dijo después de unos minutos ya con la respiración serena pero sin abrir los ojos.
-No, le dije,- pero no importa, ya es tarde, es mejor que nos vayamos,
mientras me reclinaba para levantarme, me pare y tome sus manos para
levantarla, sus senos libres se asomaban entre su blusa.
Se acomodo la ropa y yo hice lo mismo, la bese y mientras lo hacia la
tome de la cintura para ayudarla a bajar, cerré la caja del pick up,
abrí la puerta y la ayude a subir al carro, de nuevo nos besamos,
despacio, en besos largos, reposados, ya sin la urgencia de tanta
espera.
-Vámonos, dijo.
Cerré la puerta, di un último vistazo para no olvidar nada y subí al
carro, lo encendí, ella se acerco a mí, la abrace y la sentí pegadita a
mí, mi mano busco sus senos bajo su blusa desplazando el brassiere, su
pezón erecto quedo entre mis dedos, nos besamos de nuevo, primero
despacio y luego como desesperados.
-Mira lo que ocasionas le dije, al tiempo que con mis ojos señalaba mi erección que se marcaba en el pantalón.
Como estaba estiro su brazo y una de sus manos encontró mi pene, retiro
su mano como asustada pero luego regreso para tocarlo con calma sobre
la tela, ella lo recorría con la punta de los dedos, luego bajo el
zipper y metió la mano para sacar mi falo, ella con los ojos
entrecerrados mientras la besaba, llevaba sus dedos a lo largo de mi
miembro, recorría el contorno del glande y luego descendía hasta la base
tocando apenas mis testículos.
-¿Qué vamos a hacer Ray?
-No sé, pero te juro me estoy muriendo por a besos, eso lo dije al
tiempo que la besaba, suave firme y ella me correspondió como pensé que
nunca lo haría, mis manos se ocuparon en retirar de nuevo su blusa y su
bra a lo cual contribuyo levantando sus brazos para facilitar la tarea,
su senos se veían más hermosos y grandes en su desnudez, los hombros
formaban una bella figura con su rostro y su cabello suelto.
-Ven, me dijo, te voy a recompensar.
Solo recorrí el asiento lo mas que pude hacia atrás para hacer espacio
acomodarme mejor, mientras ella inclinaba su cabeza para al tiempo que
desabrochaba por completo mi pantalón liberaba mi pene y ella tomarlo
con una mano y darle un beso en la punta.
Un suspiro se me escapo ante la sensación de sus labios.
Me levante un poco para quitarme por completo el pantalón y mi bóxer,
luego quite mi camisa y camiseta de resaque quedando completamente
desnudo.
-Yo ya no voy a poder hacer mas, dijo, -mi cuerpo ya no puede.
La bese de nuevo, suave despacio, recorriendo cada rincón de su boca,
ella con sus manos recorrió mi pecho , mis hombros y mis brazos para
luego recargarse en mi mientras su mano bajaba a mi miembro, comenzó de
nuevo un recorrerlo de arriba abajo, suave, apenas oprimiéndolo,
jugando con mis testículos, yo estaba que me moría por sentir de nuevo
sus labios, suavemente lleve su cabeza hacia mi miembro que la esperaba
en su máxima erección, con el glande descubierto esperando por sus
labios, el cabello suelto cayo ocultando la visión de su rostro pero
sentí como su boca arropaba la punta de mi miembro, la sensación cálida
de su lengua recorriendo el contorno de mi cabeza, la mano de ella
seguía subiendo y bajando al tiempo que su boca hacia maravillas sobre
mi glande, luego por momentos se introducía lo mas que podía en su boca
mientras su mano acariciaba mis testículos con suaves masajes, con mi
mano retire el cabello dejándome ver su cabeza inclinada para mostrarme
su carita cubierta aun por sus lentes que milagrosamente conservaba y le
daban un aire tan extraño, y luego ver como se llevaba mis testículos a
la boca arrancándome un gemido estremecedor.
Ella ya estaba completamente boca abajo en el asiento y su espalda
desnuda me mostraba un pequeño y coqueto lunar, ella jugaba con mi pene
jalándolo hacia abajo para luego soltarlo regresando este a su posición
como resorte, mi pene tiene una curvatura hacia arriba lo que hacía que
la sensación fuera mayor, más aún cuando comenzó a hacerlo con la boca,
deteniéndola lo mas abajo que podía dentro acariciada por sus labios,
luego la soltaba para recorrerla de arriba abajo con sus labios, para
subir de nuevo e introducir el glande en su totalidad y acariciarlo con
la lengua en un interminable recorrido, la saliva escurría a lo largo
del tronco hasta los testículos.
Mis mano habían empezado de nuevo a buscar bajo su falda, descubriendo
unas nalgas redondas, mis manos recorrieron lo mas que pudieron sus
muslos, acariciando, oprimiendo para luego encontrar unos labios
entreabiertos y húmedos que recibieron mis dedos con gusto, en esa
posición arqueo su cuerpo para deslizar su calzoncito dejando al
descubierto su trasero yo acariciaba desde su clítoris pasando por sus
labios y terminaba en un culito apretado y de un color mas moreno, la
piel chinita de la espalda daban muestra de lo que sentía y el que
abandonara lo que tan bien hacia con su boca lo confirmaban.
-Ya no voy a poder, dijo, pero lo húmedo de su cuerpo decían lo contrario.
El que ella abandonara el sexo oral me vino bien porque yo estaba a punto de venirme y quería terminar dentro de ella.
-Oooooggg, susurraba mientras mis dedos hurgaban en su interior.
Busque uno de los condones entre mi pantalón que alcance a duras penas, lo coloque a toda prisa mientras ella miraba.
-Quítate la falda.
Era lo único que le faltaba para estar completamente desnuda, ella
obedeció retirando también su calzoncito quedando en una esplendida
desnudez, sentada a un lado mío, sus senos redondos, sus piernas
entreabiertas con su pequeña mata de pelo, bese sus hombros y su cuello,
su nuca, sus suspiros eran agitados y frecuentes ocasionados por mis
besos y mis dedos en su rajita, hice por levantarla un poco, entendiendo
ella levantando su cuerpo para yo acomodarme al centro del asiento,
ella cruzo su pierna sobre mi y así se acomodo de espaldas, yo acomode
mi cuerpo para recibirla, la visión era magnifica, sus piernas abiertas,
sus nalgas morenas, redondas, todavía mi mano busco su entrepierna ya
completamente húmeda, así como estaba recorrí con mi miembro el contorno
de su vagina.
-Mmmmmm.
Al sentir mi verga justo en la entrada fue bajando poco a poco,
despacito recargando sus manos sobre el tablero, yo la tenía tomada de
los senos con los pezones erectos entre mis dedos, la piel erizada de su
espalda expresaba mejor que nada el momento, sentir su cuerpo
aprisionando el mío hasta devorarlo completamente, hice a un lado su
cabello y bese su cuello, su espalda y todo aquello que tuviera al
alcance de mi boca.
Poco a poco la levante un poco para luego hacerla bajar, que bonita
sensación sentir como desaparecía mi cuerpo en el suyo para luego
emerger de nuevo en un lento vaivén acompañado por rítmicos gemidos,
unos de ella y otros míos, la hacía subir hasta casi salir completamente
mi miembro para luego hacerla bajar para que entrara en su totalidad,
lentamente fuimos aumentando el ritmo hasta ser casi un galope, el
sentir sus senos que rebotaban libres ante las embestidas aumentaba mi
excitación, sentía que iba a terminar y ella a pesar de que decía que no
podía mas no paraba de moverse, acompañando sus movimientos con leves
estertores, su jugos bañaban mis testículos y el sonido de nuestros
cuerpos al chocar me volvían loco.
-Ven, dije deteniendo el ritmo, la tome de la cintura y la hice girar
para quedar frente a mí, montada de frente reiniciamos un subibaja
semilento, su cuerpo abrazado al mío, sentía sus pezones erectos contra
mi pecho, me inclinaba y la levantaba lo mas que podía para poder
llevármelos a la boca y tocar sus pezones, besarlos o apenas morderlos
provocando pequeños gritos, el ver su mirada extraviada y sentir su
respiración agitada sin control me hacían perder el control, mis manos
bajaban de su espalda a sus nalgas, mientras subía humedecía mis dedos
con sus jugos y buscaba su ano, de nuevo un dedo, apenas la mitad.
-No, por favor no, esas eran sus palabras pero mi dedo seguía ahí,
jugando entre su culito y su rajita mientras aumentábamos el ritmo y los
gemidos eran mayores, en ese momento nos besábamos como podíamos sin
disminuir el ritmo.
-Ya no puedo, ya no puedo, decía mientras nos movíamos, yo sentía que también estaba a punto de terminar.
-Aaaah, soltó mientras se estremecía, -termina, termina, me dijo entre dientes.
Yo continué con mis embestidas pero ella había abandonado los
movimientos. Me moví un poco para recostarla en el asiento con la cabeza
hacia el volante para acomodarme como pude entre sus piernas, la pierna
izquierda de ella levantada por mi mano, despacio coloque mi miembro en
su entrada que ya era una flor completamente abierta para poco a poco
entrar en su totalidad, en esa posición de nuevo inicie un vaivén con
las pocas fuerzas que me quedaban, la visión de sus senos moviéndose sin
control a cada embestida, los gemidos de ella que eran casi gritos, me
recosté completamente sobre ella para decirle lo que me gustaba pero el
aroma de su cuerpo, los sonidos de sus gemidos y de mi cuerpo chocando
con el suyo, aparte la sensación de su cuerpo oprimiendo el mío en ese
entrar y salir eran demasiado.
Me separe buscando controlar mi orgasmo abrí la puerta del pasajero para
hacer espacio y coloque mi labios entre sus muslos al aire recorriendo
sus piernas, retire sus zapatillas para poder besarla hasta la punta
de los dedos y de nuevo hasta su vagina para ahora recorrerla de arriba
abajo, rozando apenas su clítoris y hundiendo mi lengua entre sus labios
penetrándola los mas que podía, repitiendo la operación una y otra vez,
ocasionalmente introducía un dedo, dos, cuando mi lengua se poso de
nuevo sobre su clítoris sus jugos ya corrían entre sus nalgas y un dedo
mío dibujaba pequeños círculos sobre su ano, introducía los dedos de mi
mano izquierda mientras con mi mano derecha detenía su pierna izquierda
arriba.
-Aaaaaaaag, exclamaba.
Aprovechando el momento y los espasmos introducía los dedos un poco mas,
mientras mis labios se centraban en su clítoris que parecía reventar,
mi lengua le daba pequeños roces y su cuerpo se arqueaba mientras sus
manos empujaban mi cabeza contra su vagina, yo estaba completamente
erecto y con mis labios llenos de sus jugos, con la lengua ligeramente
entumida, la visión de ella como nunca imagine ante mí no contribuían a
disminuir mi excitación, los jugos escurrían hasta su ano dándole un
toque brilloso y facilitando el juego de mis dedos.
Yo no aguantaba mas, me acomode poco a poco sobre ella besando por
última vez sus senos, jugué con mi pene recorriendo sus labios vaginales
hasta colocarlo sobre su ano dándole un pequeño empujoncito, no era mi
intención entrar, no estaba lista, solo quería conocer su reacción.
-Nooooooooooo, exclamo.
Yo me acomode en su vagina para entrar completamente de golpe para iniciar un galope salvaje.
-Ya, ya, eran las exclamaciones de ella.
Yo la levante un poco para colocar mi mano izquierda bajo sus nalgas
para meter un dedo en su ano y continuar las embestidas, su boca
completamente abierta en un leve estertor producto del orgasmo que se
avecinaba y sus tetas en movimiento acababan conmigo.
-Aaaaaaaag, exclamo mientras sus espasmos anunciaban lo que ya sabía.
Las contracciones de su vagina en plano orgasmo oprimiendo mi miembro
fue mucho y no aguante mas, explote en un orgasmo grandioso mientras su
pierna izquierda se estremecía, sentí como sus jugos escurrían
inundándolo todo.
Así nos quedamos unos instantes hasta que el cuerpo nos pidió movernos,
me retire poco a poco, me quite el condón, nos vestimos despacio, sin
prisas ni penas, se arreglo el pelo, aliso lo mas que pudo la ropa, un
viento fresco se empezó a sentir, se acercaba el invierno, nos besamos
de nuevo, una, dos, tres, no sé cuantas veces, se miraba más bella que
nunca, empezaba a oscurecer cuando tomamos la carretera.
-¿Que estamos haciendo Ray? Dijo un poco después con voz baja.
No conteste porque no tenía una respuesta que pudiera expresar lo que sentía, solo encogí los hombros.
Así como estábamos pasaron unos minutos en completo silencio, solo la música en el estéreo que sonaba muy bajo.
Nos paramos en una gasolinera y entro a los baños a retocarse un poco.
-Se me figura que huelo a sexo, me dijo al subir de nuevo al carro,- Me va a matar mi mamá.
Saque repelente de mosquitos que siempre llevo en el carro y le ofrecí,
se aplico por el cuerpo por aquello de los aromas, además se
justificaba, en el estéreo del carro había puesto la radio y
escuchábamos las noticias mientras la llevaba hacia su casa.
-Déjame por aquí me dijo, indicándome donde dar vuelta a dos cuadras de
sus casa, me estacione, estaba solitaria la calle, su mano en mi mano.
-Ya me voy me dijo pero no se movió.
La mire, estaba hermosa, nos besamos por enésima vez.
-Se me van a hacer eternas estas vacaciones, me dijo, te voy a extrañar mucho.
-Yo también te voy a extrañar mucho, si me quieres ver me puedes hablar siempre que gustes y yo hare lo posible por verte.
Hacía mucho que no pasaba por esto, la despedida después de una primera
vez era complicada sobretodo estando yo casado y no saber para donde
irían las cosas, cuando era soltero todo era más fácil, solo era dejar
seguir las cosas y esperar disfrutar la siguiente ocasión pero ese día
no era así, afortunadamente ella me dio la respuesta a mis dudas.
-No te voy a molestar, yo se que estas casado y no quiero darte
problemas, pero quiero que sepas que me siento muy agusto contigo, que
me haces sentir muy bien y no quiero que cambies.
-Siento que perdimos dos años, agrego mientras me miraba a los ojos.
-Quizás sí.
La volví a besar sin saber que decir.
-Ya me voy, ahora sí, y me beso de nuevo.
-Háblame al menos para saber cómo te fue.
-Hoy me fue maravilloso, me dijo con una ligera e inolvidable sonrisa,
parada ya a un costado del pickup, se puso la bata de la farmacia sobre
su ropa.
-El viento que sopla a ratos es un buen pretexto para ocultar la ropa arrugada, agrego.
-Te quiero mucho le dije y no era mentira.
-Yo también, respondió y me tiro al aire un último beso antes de irse.
-Piensa en mí, agrego mientras me decía adiós con la mano, cosa fácil,
hoy todavía pienso mucho en ella, a veces más de lo que quisiera, ese
fue el inicio de una historia muy larga que no se donde termina.
Me quede estacionado hasta ver su figura doblar la esquina y
desaparecer, pensé en lo que había pasado y no lo podía creer, muchas
veces lo había soñado, desde que la conocí, me enfile hacia el gimnasio a
ver el basquetbol de mi equipo, por supuesto que no jugaría y solo
sería un espectador mas.
Madre soltera flor de puta
Posteado en Beso Negro , Confesiones , Infidelidades , Jovencitas , Sexo Anal , Sexo Oral en por Esperanza
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