Yo soy Roció, y antes que nada me gustaría describirme:
pues soy una chica de 19 años, para nada como 1.57, piel como caramelo,
cabello negro, ojos cafés, un busto bonito pero para nada grande, apenas
rozando la copa “B”, con unos kilitos de más, como 66kg, y un trasero
digamos que bonito. Una vez dicho esto, comenzare mi relato.
La verdad es que soy de padres divorciados, desde pequeña, vivo con mi
mamá y aunque la verdad me da un poco de pena por que no se como se
vayan a tomar este escrito, mi primera experiencia lésbica fue con mi
madre, hace un par de años cuando tenia 17 años. Mi mamá es una mujer
madura (MILF) que tenia en ese entonces 45 es un poquito mas alta que yo
mide aproximadamente 1.65m y pesa alrededor de 70kg, al igual que yo es
de tez acaramelada, con unos pechos de ensueño que mi hermano (de 24
años, que vive en el extranjero por la universidad) y yo contribuimos a
formar, casi rozando la copa “C”, y como le gusta el ejercicio tiene una
cintura muy bonita, y un trasero no muy abundante pero si bonito.
Bueno, pues todo comenzó una ocasión en la que se me ocurrió invitar a
unos amigos, a beber unas cuantas cervezas a la casa, y pues con el
vaciar de las botellas, unos se fueron otros llegaron, pero al final
todos se terminaron yendo alrededor de las 20:00hr, para esa hora mi
madre (quien es de verdad muy muy liberal) iba a salir de la casa con
sus amigas a beber unos tragos en un bar de la ciudad. Para cuando todos
(incluyendo mi madre se fueron) yo me quede en casa sola, a arreglar un
poco el jardín y el poco desastre que mis amigos y yo habíamos dejado
con las botellas, y las envolturas de la botana. Una vez hecho esto, me
puse un bañador y me metí en la alberca después entre al jacuzzi y entre
todo esto se dieron las 10, y decidí meterme a bañar en la regadera, en
lo que lleve a cabo todas las vicisitudes propias del sexo femenino
(depilarme, secarme el cabello, etc.), para cuando salí de mi recamara
eran ya minutos pasados de las 11pm, y mi madre aun no llegaba, aunque
por ser viernes no me extrañaba, ya que suele llegar a la mitad de la
madrugada, entonces yo encendí el televisor, y estuve cambiando de
canal, un rato, cuando al cambiar de canal encontré unas escenas subidas
de tono (el Golden jajaja) y me dispuse a satisfacer mis deseos con una
dosis de dedos, y entonces mi madre entro a la casa.
Instintivamente cambie de canal, y aunque aun no tenia la mano en mi
“asuntito” me sorprendí bastante y me apene mucho, a pesar de que mi
madre y yo siempre hemos sido muy abiertas, y platicamos de sexo y me
cuenta de sus galanes, nunca me había pasado esta situación, y pues no
pude evitar sentir cierta vergüenza, y sonrojarme completa, (tenia
puesta una pijama muy sensualita de dos piezas un short cortito que
apenas cubre mis nalguitas, y un topsito muy mono de tirantes con un
moñito entre mis senos, sin ropa interior y madre en ese momento usaba
una falda muy mona y cortita sin llegar a minifalda, una blusa de
botones, transparente de esas que te dejan ver el sujetador, unos
zapatos de plataforma de corcho de esos que se abrochan al tobillo y una
hermosísima tanguita de tres tiras a los lados el frente tipo encaje
transparente). Como iba diciendo, al cambiar de canal, también
instintivamente apague el televisor pero no así el decodificador. Mi
madre con lo suspicaz que es se sentó a mi lado en la sala, y pregunto:
Ella: ¿Qué veías?
Yo: Una película
Alcanzo el control de la TV y la encendió, después marco el botón
(PreChanel) y volvió a dicha película que para ese momento estaba en una
escena lésbica.
Se volvió hacia mí y me dijo:
Ella: Por que lo escondes
Yo: pues es que sentí pena, por que nunca me habías pillado viendo ese tipo de escenas y
Me rozo la mejilla y tomo mi barbilla y continuo diciendo
Ella: ya no eres la niña que pretendo que seas, ya has crecido y te has
puesto hermosa, tanto que cualquiera quisiera estar contigo
Yo: (sonreí) y dije gracias mami (e incline mi rostro apoyándolo contra su mano).
No se que paso por mi mente y la suya, pero nos miramos fijamente a los
ojos, y fue un momento mágico, ya que no nos importo mas nada que la
mirada de madre e hija que se pierden en el tiempo y el espacio. Pero
nos interrumpió el ruido del televisor, y las dos nos quedamos
deleitándonos con la escena, que transcurría y nos quedamos abrazadas la
una a la otra, yo recargada sobre su regazo cuando al acomodarme roce
su pierna desnuda con la mía, una corriente eléctrica me recorrió toda
la espalda, y supuse que ella también ya que nos levantamos y nos
miramos; y fue ahí cuando todo se desencadeno (aun no se decir que nos
paso, pero quizás mis hormonas, o la falta de sexo de ambas, pero algo
encendió algo inapagable).
Ella volvió a tomarme de la cara pero esta vez algo había cambiado en su
forma de tocarme, y en mi forma de sentirla, y nos acercamos hasta
besarnos cual pareja normal que se besa con pasión amor y ternura. No
nos importo mas la TV, y continuamos besándonos por un buen rato, hasta
que el beso tierno entre madre e hija se convirtió en un beso distinto,
cargado de pasión y energía sexual, y ella me abrazo y subió una pierna
al sofá al mismo tiempo que yo, esa sensación que no se describir del
rozar sus muslos desnudos con los míos, nos volvió a erizar la piel, e
instintivamente le ayude a quitarse la chamarra que llevaba puesta (que
ya había comenzado a sacar una mano), y esta vez el sentir sus brazos
desnudos sobre mi espalda apenas cubierta por dos tirantes de seda,
sirvió para avivar aun mas ese fuego inapagable. Continuamos besándonos y
mi respiración comenzaba a agitarse (algo que no había pasado jamás,
por que cabe aclarar que yo era virgen), y la suya también, fue en ese
momento en el que yo sin saber que hacia y como si actuara por inercia
comencé a desabotonar la blusa de mi amante (o, ¿mi madre?) ella ayudo a
la tarea que mis ávidos dedos habían comenzado, y una vez terminada,
nuestras manos no se dieron por bien servidas hasta sacar el top de mi
pijama, y fue cuando (oh Dios mio) sentí por primera vez la piel desnuda
de otra persona rosar con mi torso, aunque ella aun llevaba puesto su
coqueto sujetador, aunque no por mucho tiempo, contemple su hermosos
busto y ella (que como ya mencione, se había vuelto mi amante, mas que
mi madre) contemplaba el mio, y suavemente pasaba sus manos rozando todo
mi busto, nuevamente nos abrazamos de una manera tan apasionada, y
continuamos el beso que habíamos interrumpido minutos atrás, pero esta
vez sintiendo nuestra sedosa piel, la una de la otra nuestros pechos
parecían volverse uno solo entre ese apretujado abrazo, y el rozar de
nuestras pieles ávidas de deseo solo servía para aumentar el placer, mi
madre, se inclino sobre mi lo que hizo que me recostara en el sillón y
ella sobre mi, cuando ya estábamos en posición de misionero (si es que
se le puede llamar de esa manera), comenzamos a mover nuestras caderas
como queriendo penetrarnos mutuamente la una a la otra, y en ese
movimiento las experimentadas manos de mi amante se deslizaron sobre mi
cintura logrando llegar a mi cadera y de esta manera deslizando el
shortsito de mi pijama hacia mis pies, una vez a la altura de mis
rodillas, con su experiencia logro deslizar con su pie, la prenda hasta
sacarla por completo de mi cuerpo, yo entendí que era hora de
desabrochar su falda, y al hacerlo ella tomo mis inexpertas manos y me
ayudo a bajarla hasta sacarla de su cuerpo, y esa sensación de sentir su
pierna entre las mías, ya con mi sexo desnudo, fue algo mágico que
despertó en mi una implacable sed sexual jamás experimentada. Aunque aun
sentía algo que nos estorbaba su monísima tanga que con el paso de los
minutos desapareció sin yo ayudar para nada. El sentir nuestros cuerpos
totalmente desnudos, y el entrecruzar nuestras piernas entre hizo que mi
ya húmeda vulva así como la de mi madre parecieran una cascada de jugos
vaginales dejando la pierna de la otra totalmente mojadas. En ese
momento ya no sabíamos quien era quien, ella dejo de llamarme hija para
llamarme por mi nombre (Chío) y yo por el suyo (la palabra mamá había
sido sustituida por apelativos cariñosos tales como: mi vida, mi amor,
hermosa, y por su nombre Karen combinado con los anteriores). Esta vez
la estrechura del sillón era insoportable, asi que decidimos subir hacia
el segundo piso y entramos a su recamara, ella caminaba por delante de
mi tomando mi mano y guiándome hacia donde ella quisiera, el ver su
cuerpo desnudo con sus plataformas de corcho con tiras de color azul
celeste, la cadencia de sus caderas y yo caminando detrás de ella
totalmente desnuda me hizo por algún momento querer usar también unos
sexis zapatos de tacón alto pensamiento que se me paso al llegar a la
recamara, y tenderme en la cama y –Karen mi amor- sobre mi (continuamos
la tarea iniciada en la sala de TV) el rozar de nuestras piernas contra
nuestras vaginas, empapando la pierna correspondiente, hasta que ella
comenzó a bajar besando mi cuello, la piel que cubre mis clavículas, y
la comisura de mis pechos, cuando con una mano tomo uno de ellos
mientras que con la otra mano masajeaba el otro a la vez que le besaba y
se acercaba cada vez mas a mi rosado pezón, que bien podría haber
cortado un diamante con la firmeza que tenia así continuo su labor
intercambiando de una a otra de mis pequeñas mamas aun infantiles, para
ese momento mi respiración ya se había perdido entre gemidos y suspiros,
una vez saciada su sed de pechos mi madre bajo besando mi abdomen mi
ombliguito y se entretuvo un rato con este y su argollita metiendo su
lengüita en mi ombligo y lamiendo su periferia, continuo su descenso
hasta que llego a mi pubis, depilado de hacia unos días con pelitos
pequeñitos que parecían púas suavecitas y no hacían mas que aumentar las
sensaciones, yo estaba ansiosa por que me comiera mi pepita, pero ella
decidió atormentarme haciendo esperar para soplar su húmedo y cálido
aliento en mis ingles, mi monte de venus, mi entrepierna, y las
comisuras de mis muslos, y no paro hasta que suplique con voz
entrecortada –Cómeme por favor, cómeme ya que necesito sentirte ya en mi
vulva- y al parecer estaba esperando esa suplica por que una vez hecha
no se hizo esperar besando de piquito mis labios mayores de arriba
abajo, por unos momentos para después abrir los mismos y llegar a mis
labios menores y darles un riquísimo beso francés que me hizo estremecer
y despegar mis nalgas de la cama, arrancando de mi un gemido que
interprete como un orgasmo (pero no fue así) mientras ella continuaba su
tarea, ahora separo mis labios menores para introducirse entre ya en mi
vulva y besar todo, mientras lamia mis paredes vaginales subió un
poquito y encontró mi hermosísimo clítoris y le dio un trato tan
especial que mientras lo estimulaba con su lengua, dientes y labios,
dedico su meñique a introducirlo en mi vaginita estimulando todo mi ser,
y fue entonces cuando conocí lo que es en verdad un real y autentico
orgasmo, que estremeció todo mi ser me hizo gritar, gemir y no maldecir
bendecir, y lo único que recuerdo haber dicho con claridad fue –Te amo
mi vida hermosa, gracias por darme este placer inmenso- a lo que ella
respondió –mi amor es solo un regalito que espero que le devuelvas a tu
mamita y espero que haya mas de estos- cuando me recupere de semejantes
sensaciones ella estaba recostada a lado mio ambas desnudas, cuando
volvimos a besarnos tiernamente y yo repetí la tarea de bajar por su
cuello recorrer sus senos con delicadeza, mis manos, mis labios mis
dientes, y mi boca entera dedicada a dar placer a sus hermosos senos que
se extendían por su tórax, con una hermosísima aureola y un pezón por
demás precioso, durito y riquísimo, baje por su vientre plano, lo bese y
le di el mismo tratamiento a su ombligo que el que mi madre le dio al
mio. Al bajar hasta su pubis, me encontré con un aroma muy rico a mujer
madura, una línea de bello tipo cepillo que se extendía hasta
centímetros debajo de donde comienza el vientre, sus riquísimos jugos
mojaba sus pelitos alrededor de su vulvita y coronaban sus deliciosos
muslos. Fue ahí cuando comencé a darle besitos a sus labios, pasar mi
lengua para saborear los jugos impregnados en sus pelitos deliciosos,
wow que gusto tan mas delicioso, entre saladito dulce, un sabor por
demás indescriptible y delicioso. Estas caricias solo hacían que mi
madre-amante escurriera mas, entonces decidí que era hora de darle el
mismo placer que ella me entrego en bandeja de plata. Para esto hice lo
mismo que ella besar sus labios mayores, abrirlos y besar sus labios
menores, e introducir mi lengua (cosa que fue por inercia ya que nunca
había hecho esto, jamás estuve con hombre alguno, y jamás pensé en estar
con alguna mujer), cuando de repente y sin pensar ni razonar comencé a
meter y sacar mi lengua, para darle paso a uno de mis dedos y besar y
dar pequeños mordisquitos en su hermosísimo y deliciosisimo clítoris
(que para mi sorpresa alcanzo una erección de 4cm, una joya en todo su
esplendor riquísimo indescriptible que podía chupar como si de un
meñique se tratara. Hasta que hice que mi madre alcanzara un orgasmo
delicioso, que logro llenar mi boquita de sus deliciosos juguitos
vaginales que sabían delicioso la verdad es que no llenaron mi boquita y
se escurrieron por las comisuras de mis labios y –oh por dios que
deliciosos sabían, mi madre se retorcía de placer gritaba y gemía –oh si
mi vida, te amo hermosa- que entre gritos atino a decir-. Cuando
termino su orgasmo subí hasta su rostro y la bese, para que paladeara
sus propias mieles que como ya dije son deliciosas. Nos quedamos
dormidas envueltas en sus sabanas de seda, y al despertar el sol ya
entraba por las ventanas. Nos besamos nuevamente y comenzamos la tarea
nuevamente en una deliciosa tijera que nos arrancó un orgasmo más, que
fue por demás intenso. Entre todo esto nos despertamos a un sábado
soleado, y decidimos andar desnudas por la casa todo el fin de semana, y
no nos fue necesario salir para nada de la casa no atendíamos al
teléfono ni nada mas que no fuera el darnos placer, repitiendo las
experiencias los días que duro este. Desde ese día seguimos teniendo
relaciones sexuales lésbicas deliciosas.
Desde ese día han pasado ya dos años, y seguimos siendo toda ternura
entre nosotras dos, hemos repetido las experiencias vividas, y seguimos
arrancándonos orgasmos una y otra vez, siempre que la oportunidad lo
permite. Hoy día ya no son necesarias las prendas cuando estamos solas
en casa, e incluso cuando no tenemos la libido a tope, andamos
“encueradas” por todo lo largo y ancho de la casa. Para nuestra fortuna
no tenemos vecinos e incluso hemos hecho el amor en la piscina de la
casa en el jardín, el patio y andamos desnudas afuera. Orgasmo tras
orgasmo. Me encanta ser la amante de mi madre, aunque esto nadie lo
sabe, es un secreto mutuo, y estoy segura que ella lo disfruta tanto
como yo. Me encanta verla caminar desnuda con sus tacones y a mi me
encanta desnudarme, sin quitarme mis zapatitos altos. Amo mas su
clítoris de 4cm y amo sus cadenciosas caderas.
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