Este verano estaba siendo un infierno de calor y aburrimiento. Vivir en Zapopan tiene su encanto, pero a veces me siento atrapada en la rutina, deseando un cambio, un escape. Recordé entonces que mis tíos de Tequila, Jalisco, me habían dicho varias veces que podía visitarlos cuando quisiera, que su casa era como la mía. Así que decidí tomarles la palabra y emprendí mi viaje en camioneta.
El viernes por la noche hice la maleta con algunas cosas que siempre llevo conmigo: mis dildos favoritos, lubricante y mi enema para limpiezas anales, porque para mí sentirme limpia es esencial, sobre todo cuando quiero disfrutar sin preocupaciones. También metí ropa fresca, perfecta para el calor del verano.
Cuando llegué a la casa de mis tíos, me recibieron con los brazos abiertos. La casa olía a limpio, a hogar, y me sentí al instante más tranquila. Nos sentamos a platicar y a ponernos al día; ellos estaban encantados de verme y yo feliz de estar ahí, rodeada de ese aire relajado que sólo el campo puede dar.


