Follada cronica bajo el sol de veramo

 

Este verano estaba siendo un infierno de calor y aburrimiento. Vivir en Zapopan tiene su encanto, pero a veces me siento atrapada en la rutina, deseando un cambio, un escape. Recordé entonces que mis tíos de Tequila, Jalisco, me habían dicho varias veces que podía visitarlos cuando quisiera, que su casa era como la mía. Así que decidí tomarles la palabra y emprendí mi viaje en camioneta.

El viernes por la noche hice la maleta con algunas cosas que siempre llevo conmigo: mis dildos favoritos, lubricante y mi enema para limpiezas anales, porque para mí sentirme limpia es esencial, sobre todo cuando quiero disfrutar sin preocupaciones. También metí ropa fresca, perfecta para el calor del verano.

Cuando llegué a la casa de mis tíos, me recibieron con los brazos abiertos. La casa olía a limpio, a hogar, y me sentí al instante más tranquila. Nos sentamos a platicar y a ponernos al día; ellos estaban encantados de verme y yo feliz de estar ahí, rodeada de ese aire relajado que sólo el campo puede dar.

Nosotras cuatro contigo chupando

Nina y Elías conversan mientras las otras duermen. Al amanecer y antes de irse, Dinora insiste en que Nina tenga sexo con Elías: tienen que quedar parejas. Version para imprimir En el hotel de playa eran las 2 am. Todo oscuro. Dinora y Arteaga dormitaban en la misma cama. Nina estaba sentada en la otra cama, completamente vestida, tratando de juntar valor para ir a hablar con Elías, que se veía como un fantasma pálido, meditando en el balcón. —Duérmete, putita —le dijo Dinora, que jaló una cobija para taparse la cara. —Me estresa sentirte allí sentada. Ese diálogo sacó por fin a Nina de su trance. Salió al balcón y cerró la puerta. Se frotó las manos. Sacó un encendedor de una de las bolsas de sus bermudas y prendió un cigarro. —¿Fumas? —le preguntó a Elías. —Normalmente no. —¿Quieres compartir el mío? Elías asintió con la cabeza, sonriendo tristemente. —¿Por qué no nos echas del cuarto? —le preguntó Nina mientras le pasaba el cigarro. —¿O por qué no te vas, o le hablas a tu hermano? Creo que no estás bien aquí. Elías lo pensó un momento e hizo un gesto de incomprensión con los hombros, mientras le daba una calada. —Sabes que lo que dice Dinora sobre “ser hombre” no tiene sentido, ¿verdad? —le preguntó Nina. Sonaba molesta, pero en realidad sentía pena por él. —Tú también lo dijiste —le recordó Elías. —Estábamos en medio de… bueno, se supone que yo tengo que decir esas cosas… Además, cuando lo dije no esperaba que pasara esto. Finalmente, Nina eligió mejor callarse. Le dio la espalda a Elías y no lo volteó a ver hasta que tuvo claro qué quería decirle. —Al menos pudiste ver el mar.

Volver al inicio Volver arriba Relatos X . - by Onip 2014.