Las oficinas cuentan con un
pequeño comedor equipado con una mesa, varias sillas, un pequeño
frigorífico y un horno microondas, puesto allí para uso y disfrute de
los empleados, y aunque éstos suelen almorzar en untar cercano, hoy está
ocupado por tres de ellos: Pablo y Margarita, los dos copistas y
Paloma, la secretaria de don Mariano.
-Por fin es Viernes –dice
Paloma en un momento dado mientras da buena cuenta de su sándwich de
jamón de york, lechuga y tomate, aunque sin dirigirse a nadie en
particular-, ¿tenéis algo pensado vosotros dos? –Inquiere luego mirando a
los dos copistas.
Ante esta pregunta, Margarita lanza una divertida carcajada y exclama…
-¡Yo no sé, pero aquí el amigo creo que tiene planes con su novia! ¡Y no veas tú qué planes!
-¿Ah, sí? –Paloma da un trago a
su brik de “Bifrutas” y clava una mirada expectante en Pablo que, de
repente, se ha puesto rojo como un tomate.
-Sí –responde Margarita
guiñando un ojo a la tetuda secretaria y añadiendo seguidamente-: Y tú
no te imaginas el pedazo rabo que Pablito guarda bajo sus pantalones. Su
novia estará contenta.
-¡Por favor, chicas, dejadlo
ya! –Protesta el aludido mientras ve como sus dos compañeras se levantan
y se sientan cerca de él, en la mesa del pequeño comedor.
-¡Quiero verla! –Exclama Paloma estirando su diestra hacia la ya abultada entrepierna del tímido copista.
-No creo que te deje –ríe
Margarita mientras se coloca tras su compañero y comienza a masajear sus
delgados hombros-. Pablito es muy tímido.
-¿Y si le enseño yo las tetas?
–Propone Paloma mientras se sube la ajustada camiseta, mostrando su
tremendo tetamen, oprimido por un escueto sostén de color negro.
Pablo traga saliva y estira su
diestra hacia el enorme par de mamellas de la secretaria de don Mariano,
su jefe. Momento que también aprovecha Paloma para lanzar su mano hacia
la abultada entrepierna del fotocopista y sobarla bien sobada, notando a
través de la tela el maravilloso grosor de la gruesa tranca de carne.
-¡QUIERO COMÉRTELA! –Gime la
tetuda secretaria abriendo unos ojos como platos y pasándose la lengua
por los labios, sensualmente entreabiertos.
-¡OH SÍÍÍ! –Jadea Margarita
mientras, y antes de que el muchacho pueda decir nada, le desabrocha el
pantalón y libera su gordo cañón, ya duro y enhiesto-. ¡COMÉTELO TODOOO!
¡QUIERO VER CÓMO TE TRAGAS TODO SU POLLÓN, VAMOS, PUTITA!
Paloma Cornejo no se hace
repetir la orden y al instante siguiente, su experta lengua lame de
arriba a abajo el enorme pollón de Pablito, desde los gordos huevazos
cargados de leche, hasta la punta de bestial capullo.
-¡JOOODER! –Pablo comienza a
retorcerse de gusto mientras las dos hambrientas hembras se turnan para
comerle el cipote o se lo lamen y maman al unísono, para gozo de
Pablito, que se encuentra, y con razón, en el Séptimo Cielo de la
Felicidad.
Y tras la estupenda labor
mamadora, Paloma se baja los pantalones y el tanga, mostrando al copista
su coñito jugoso y adornado únicamente por un escueto mechón de vello
rubio sobre la entrada de su rajita, para asombro de Margarita, que
exclama:
-¿¡DE VERDAD TE VAS A ARRIESGAR
A QUE TE META ESA MONSTRUOSIDAAAD!? ¡TÚ ESTÁS LOCA, TE VA A DOLER UN
HUEVO Y PARTE DEL OTRO!
Tranquila –Paloma guiña un ojo a Margarita y añade-: Cosas más grandes me he metido, mi coño aguanta mucho.
Luego se espatarra sobre la
mesa del comedor y gime suplicando a la copista que le coma el chichi,
cosa que ésta hace con gusto, mientras la secretaria vuelve a meterse la
tranca del callado Pablito de nuevo en la boca.
-MMM… QUÉ COÑITO TAN RICO –Gime
Margarita mientras mete dos dedos en la rajita de la señorita Cornejo y
lame su hinchada pepita del placer haciéndola suspirar de placer a
pesar de tener el enorme trabuco de Pablo en la boca.
Gracias al experto cunilingus,
la tetuda Paloma se correrá hasta tres veces en la boca de Margarita,
que hará otro tanto, puesto que no ha dejado de masturbarse con su mano
libre mientras le comía el coño a su compañera.
-¡QUIERO FOLLARTE! –Brama de
repente Pablo apartando de un empujón a su colega copista y acercándose,
rabo en mano, al abierto y chorreante chumino de Paloma Cornejo, que
lanza un chillido, mezcla de dolor y placer, cuando el enorme glande de
Pablito entra en su rajita, separando sus labios de manera brutal.
-¡JOOODERRRR! –Gime la tetona secretaria al sentirse invadida por semejante monstruosidad.
-¿TE GUSTA, EH, ZORRITA, TE
GUSTA? –Jadea Margarita a su oído mientras le magrea las tetazas y le
pellizca y lame los pezones-. ES UNA POLLA BIEN GRANDE, COMO A TI TE
GUSTAN…
-¡SÍÍÍ! –Grita fuera de sí
mientras se contonea sobre la mesa al ritmo de las embestidas del
jadeante Pablito-. ¡JÓDEME BIEN, CACHO CABRÓN! ¡PÁRTEME EN DOS CON TU
TRANCAAA!
-¡UFFF, SÍ! ¡FÓLLATE BIEN A
ESTA GUARRA TETUDA, PABLITO! ¡DEMUÉSTRALE LO QUÉ ES UN VERDADERO
SEMENTAL! –Gime también Margarita mientras sigue sobando los melones de
la ayudante de don Mariano y ella misma se corre varias veces
contemplando el pollón de su compañero entrar y salir del coñito de
Paloma.
-¿QUERÉIS LECHE, PUTAS? –Brama
entonces el jadeante copista, agarrándose la verga a la altura de los
cojones y conminando a las dos hembras a acercar sus caras la una a la
otra.
-¡SÍÍÍ! –Exclaman ambas mujeres
al unísono, abriendo bien las bocas para recibir en ellas la espesa y
caliente carga, recién salida de los gordos huevazos del tímido Pablito
quien, tras correrse sobre ellas, las azota el rostro con su gorda
polla, aún dura como una barra de acero después incluso de la ingente
corrida.
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