-¡Cómo crecieron los chicos! decía Alcira, la madre de Darío, recostada en su reposera una tarde a fines de Febrero.
- Imagínate, Germán ya se recibió de subteniente, parece mentira Alejandra le respondió con algo de tristeza en la voz
- ¿En serio? dijo mi madre – ¿Y adonde lo destinan?
- Tiene que presentarse en Curuzú-Cuatiá el lunes la pena de Alejandra
era razonable, su hijo se alejaba de su lado -¡Me voy a quedar tan sola!
El verano iba llegando a su fin. Alejandra, la madre de Germán, solía
invitarnos a pasar las tardes en la piscina de su lujoso pent-house.
Allí íbamos Darío, Freddy y yo con nuestras respectivas madres, Alcira,
Elena (la madre de Freddy) y Marcela (mi mamá).
Yo escuchaba la conversación de las tres mujeres mientras mis amigos
jugaban un partido de ping-pong. Teníamos los tres 16 años, y ese verano
tanto Freddy como yo habíamos pegado el último estirón. Yo ya medía
1,80m y Freddy era algo más bajo, pero no mucho. Dary había salido a su
madre, de menor estatura, pero su cuerpo era bastante más robusto que
los nuestros.
Germán, el hijo de Alejandra, era dos años mayor que nosotros y acababa
de terminar el Colegio Militar, siguiendo los pasos de su padre,
Francisco. Ese día había ido a retirar los papeles de su nombramiento.
Ellos eran la familia de mejor posición económica en el edificio donde
vivíamos. Francisco era Coronel retirado, y trabajaba para una empresa
proveedora de insumos militares, por lo que sus contactos con los
ejércitos de Latinoamérica le permitían realizar suculentos negocios.
Vivían en el departamento más lujoso del edificio, con piscina propia,
gimnasio y todos los detalles de confort que se puedan imaginar.
Alejandra había entablado una entrañable amistad con nuestras madres,
que eran de clase media y debían trabajar para ayudar a nuestros padres a
mantener nuestro nivel de vida. Desde pequeños nos habíamos
acostumbrado a ir a merendar y a jugar a su casa, con Germán. Ella nos
atendía como a su hijo, nos ayudaba con nuestras tareas, en fin, era una
mamá más para nosotros.
-Charly (por mí) y Freddy estiraron de golpe dijo Elena Mirá lo desgarbados y flacos que son…
- Si, van a tener que hacer gimnasia para armonizar los cuerpos…- dijo mi madre.
- Cierto, con algo de pesas se van a poner a punto Alejandra sabía bastante, se pasaba horas en su gimnasio particular.
- ¡No sé de donde va a sacar tiempo mi hijo! dijo Elena Este año
tiene Francés en el colegio y no sabe nada. Va a tener que estudiar como
loco…
- A Charly le pasa lo mismo coincidió mamá El con el inglés no tiene
problemas, yo le enseñé de chiquito, pero de Francés ni jota….
- ¡Pero haberlo dicho antes! terció Alejandra Yo hablo Francés, les puedo enseñar…
Alejandra provenía de una tradicional familia salteña, gente muy
adinerada que le había costeado una educación de lujo. Durante mucho
tiempo mi madre se había preguntado cómo podía estar casada con un tipo
como Francisco, bastante grosero y autoritario. La respuesta le llegó
una tarde, no hacía mucho tiempo, en que Alejandra, deprimida tras una
discusión conyugal, había venido a casa por la noche buscando consuelo.
Mi madre escuchó con paciencia la historia del capitán destinado a la
guarnición de Salta que había seducido a la hija de una familia patricia
del lugar, de 16 años, dejándola embarazada. Para salvar el escándalo,
los padres de la niña arreglaron con el jefe del destacamento la boda, a
pesar de los 8 años de edad que los separaban. Francisco no tuvo otro
remedio que acceder pues de lo contrario perdería su carrera. Así pues,
se casaron y el traslado solicitado por el comandante los trajo a vivir a
Buenos Aires.
- Sería estupendo dijo Elena, que no podía costear una profesora particular de Francés para Freddy – ¿No será demasiado trabajo?
- ¡Por favor! casi suplicó Alejandra Para mí sería una ocupación…Vos
sabés que no hago nada en todo el día…. me aburro…¡Me encantaría romper
la monotonía!
- Más ahora que Germancito se va…- intervino mamá
- ¡Claro! se entusiasmaba Alejandra – ¡Para mí serían una compañía los chicos! continuó Así no estaría tan sola…
- Bueno, vamos a decírselo a ellos… cortó Elena – ¡A ver, Freddy,
Charly! Nos aproximamos. Darío no tenía mucho que ver en la cuestión,
aparte últimamente sólo pensaba en Laurita, una chica con la que estaba
saliendo hacía seis meses.
- Ale les puede ayudar con Francés este año…- dijo Elena
- Sería bárbaro acepté rápidamente para volver a jugar al ping- pong.
- ¿Vos estás de acuerdo? Elena presionó a su hijo.
- Si nos da café con torta…- dijo Freddy con cara de pillo.
- ¡Pero mirá vos..! se escandalizó su madre y todos reímos.
En los días siguientes nuestras madres retomaron sus labores, Germán se fue a Curuzú y nosotros comenzamos el colegio.
Pasó marzo, y en abril empezaron nuestras clases de Francés. Como
nuestros padres y madres trabajaban, Freddy y yo almorzábamos algo al
volver del colegio y luego de descansar un poco subíamos a la casa de
Alejandra para que nos ayudara. Pensé que esta rutina iba a resultar
pesada, aburrida, pero ella supo transformarla en algo agradable. A
medida que pasaban los días fuimos aprendiendo a maravillarnos con la
cultura de esta mujer; nos enseñó a leer los clásicos, alquilaba famosas
películas francesas para que acostumbráramos el oído a la
pronunciación, nos hacía escuchar a Edith Piaf, Ives Montand, en fin,
nos tenía fascinados. Bebíamos sus palabras, su voz era cautivante, la
veíamos ir y venir por la casa con su andar elegante, inquietante. Su
cabello castaño estaba siempre recogido con un gracioso moño, su ropa
era distinguida, sus ojos grises se destacaban en el rostro perfecto,
que había ido perdiendo el bronceado del verano pero no por eso era
menos bello. Y su perfume…
En mayo cumplí los diecisiete y Freddy los cumplió en Junio. Para esta
época, esperábamos la hora de ir a la casa de Alejandra cada vez con más
ansiedad. Ella parecía compartir el gusto que sentíamos por estar en su
compañía, siempre nos esperaba con una sonrisa sus ojos nos acariciaban
con ternura, nos recibía con un beso a cada uno, nos mimaba…
- Párense derechos…- solía decirnos – ¡Qué altos están! y parándose a
nuestro lado comprobaba que habíamos superado su metro setenta y tantos
de estatura Ya son dos hombres…
- Ya te pasamos…- bromeaba con ella
- Bueno, con tacos estamos parejos…- y al decirlo se paraba en puntillas
Deberían hacer gimnasia para desarrollar el tórax… ¿Porqué no vienen
todos los días un poco más temprano y vamos al gimnasio?
- Sii…sería bárbaro dijo Freddy. Cualquier excusa nos parecía buena con tal de estar más tiempo a su lado.
- Bueno, vamos a hacer así propuso Alejandra A partir de mañana vienen
directo de sus colegios, hacemos una hora de gimnasia, después nos
duchamos, almorzamos y estudiamos Francés.¿Está bien?
- Fenómeno acepté. Cada vez nos unían más cosas.
A pesar de todo, siempre notaba alguna melancolía en su mirada, como una
tristeza interior que la acompañaba permanentemente. Esos maravillosos
ojos grises no brillaban. ¿Por qué?…
Al día siguiente, ni bien llegué del colegio me puse un conjunto de
gimnasia, y subí a su casa. Me abrió la puerta enfundada en una malla de
Lycra que se adhería a su cuerpo, que para mi sorpresa era
espectacular. Aunque la había visto muchas veces en traje de baño en la
piscina, no recordaba haber reparado en aquellas caderas rotundas, las
piernas largas, los pechos voluptuosos. Debo haber puesto una cara de …
total, ya que ella soltó una carcajada.
- ¡Charly! reía – ¡Te quedaste embobado!
- ¡Es que esa malla te queda espectacular! la piropeaba
- Daale….que puedo ser tu madre…- no se enojó, más bien parecía complacida.
- Ya sé….pero igual sos un bombón le dije, besándola en la mejilla.
Alejandra bajó la vista y sus mejillas se tiñeron con un ligero rubor.
- Gracias….- balbuceó Me iba a guiar hacia el gimnasio cuando tocaron
a la puerta y apareció Freddy. La miró de arriba abajo con picardía:
- Perdón…¿No está Alejandra? soltó Vos debés ser la hermana menor…
- ¡Andá, pavo! ella se reía, halagada. Por primera vez vi brillar aquellos hermosos ojos.
- Ale, estás de película seguía Freddy, que siempre había sido muy desenfadado no me voy a poder concentrar en la gimnasia…
- Bueno, si quieren me cambio y me pongo algo más holgado…- dijo Alejandra, siguiendo la broma
- Nooo, está bien así me apresuré, causando su hilaridad.
- Si hubiera sabido que me iban a lisonjear de esta forma, me lo
hubiera puesto mucho antes…- comentó mientras nos acercábamos a las
máquinas.
- Nunca usás ropa ajustada le dije.
- A Francisco no le gusta…- su mirada perdió el brillo Es más, si
sabe que me puse esta malla delante de ustedes, creo que me mata…
- ¡Si es por mí, no se va a enterar! dijo Freddy, y ella volvió a reír.
Nos explico la rutina que había elaborado para nosotros y nos abocamos a
la gimnasia, sin dejar de admirar a nuestra profesora con el rabillo
del ojo.
Cuando terminamos los ejercicios estábamos los tres sudados, contentos
¿excitados?…La malla se había adherido totalmente al cuerpo de
Alejandra. Podía adivinar los glúteos firmes, se marcaban ligeramente
sus pezones, el cuello estaba tentador con aquellas gotitas resbalando
hacia sus senos…Mientras sentía mi pene agitarse debajo de mi buzo de
algodón, desvié la mirada para no delatarme.
- Bueno, vamos a ducharnos y luego a almorzar nos señalaba el camino del baño.
- Ah, nos íbamos a duchar acá…- dijo Freddy Yo no traje nada…
- Yo tampoco, pensé que me iba a duchar en casa y después volvía…- me disculpé.
- Como quieran…- dijo Alejandra pero vamos a perder un montón de
tiempo. Si quieren les presto toallas y alguna ropa de Germán…y mañana
se vienen preparados.
- Bueno, dale acepté
- Vamos a ver…- abriendo el armario sacó dos toallas y rebuscó entre la
ropa de su hijo Los shorts de Germán les van a quedar un poco
cortos…pero no importa, total no los ve nadie…
- ¿Quién se baña …? pregunté, pensando que tal vez ella se iba a
desnudar al entrar a la ducha. Eso me ponía muy ansioso a estas alturas
de los acontecimientos.
- Ustedes arréglense en este baño, yo me ducho en el de mi dormitorio me desilusionó.
Nos bañamos y nos pusimos la ropa de Germán, que por cierto nos quedaba
bastante pequeña. Salimos a la terraza, hacía un frío bárbaro, era
julio, y colgamos las toallas a secar. Volvimos hacia la cocina, donde
Alejandra, envuelta en una bata de toalla disponía el almuerzo sobre la
mesa. Su cabello caía mojado sobre los hombros de la bata Sin querer, me
imaginé que debajo podía estar desnuda, y el short se me abultó. No sé
si ella se dio cuenta, pero me senté deprisa para disimular. Comimos
entre las bromas de Alejandra sobre la ropa que nos iba chica y nuestros
cuerpos desgarbados.
- Van a ver como en tres meses van a ser dos bombones- nos prometió
las chicas se van a morir por ustedes Por la tarde mi concentración en
el Francés dejó mucho que desear, preocupado como estaba por descubrir
si Alejandra estaba desnuda debajo de la bata. Se hicieron las cinco de
la tarde y nos despidió con un beso a cada uno y las recomendaciones
para el otro día.
Los días siguientes fueron desesperantes. No podía dejar de mirar el
cuerpo de Alejandra, me atraía totalmente. Me pasaba las tardes
espiándola, a ver si en algún descuido suyo podía admirar algo más de
aquel tesoro que estaba descubriendo. Pero la traidora malla de Lycra no
se abría nunca, lo único que hacía era pegarse al objeto de mis
desvelos, marcando aquellas formas que me obsesionaban. Por las noches,
Ale era la dueña de mis fantasías de adolescente, la musa inspiradora de
mis pajas.
Para colmo, la intimidad era cada día mayor y la confianza entre los
tres aumentaba, permitiéndonos diálogos más atrevidos, que siempre eran
liderados por el atrevimiento juvenil de Freddy
- ¿Cuál máquina te gusta más? le preguntó una tarde Alejandra.
- Vos…- respondió Freddy. Yo me quedé esperando el reto.
- Noo…es mucho para vos, todavía no estás preparado…- para mi
sorpresa ella seguía la broma sin escandalizarse. – ¿No, Charly? me
incluyó, con un brillo cómplice en la mirada.
- Bueno, quizás si yo le ayudo…- aventuré, muerto de miedo.¡Si mi
madre llegaba a escuchar me echaba del planeta, no sólo de casa!
- ¡Epa!… de a dos no vale…es mucha ventaja dijo ella riendo Me voy a duchar.
Me quedé hecho un nudo mirándola alejarse hacia su dormitorio.
- ¡Me tiene loco! me dijo Freddy por lo bajo – ¿Viste qué lomo tiene?
- ¡Pero es la mamá de Germán! le contesté, tratando de ocultar mi propia excitación y lavar mi culpa.
- Daale…a ver si no le mirás las tetas…- me dio un empellón camino al baño.
Nos duchamos y fuimos a la cocina. Alejandra tardó algo en volver y
cuando apareció casi me da un ataque. El cabello castaño caía húmedo
sobre los hombros, el cuerpo cubierto por un suéter de lana que le
llegaba hasta el nacimiento de los muslos, dejándolos casi totalmente
desnudos. En los pies, unas sandalias de taco chino.
El movimiento de sus pechos al caminar denunciaba la ausencia de sujetador, resultaba terriblemente sensual.
Durante el almuerzo nuestro azoramiento era total, se nos caían los
cubiertos al piso, circunstancia que aprovechábamos para tratar de ver
sus piernas…y algo más…
Pasamos al living y nos acomodamos en los sillones donde solían
transcurrir nuestras clases de Francés. De casualidad Freddy y yo no
tropezamos al tratar de sentarnos en el sillón frente a ella. Alejandra
se recostó en el sofá recogiendo sus hermosas piernas mientras abría el
libro. Yo fingí leer el mío mientras de reojo espiaba sus movimientos.
La clase fue discurriendo por espacio de una hora hasta que hicimos un
descanso.
- El Francés es el idioma del amor, de los románticos nos explicaba
mientras servía café. Al inclinarse hacia la mesita enfrente nuestro, el
escote en V del suéter nos ofreció un generoso panorama de sus pechos.
Si algún día quieren conquistar a una mujer de verdad, háblenle algo de
Francés..- al volverse para acomodar el almohadón del sofá, el suéter se
levantó dejando al descubierto sus hermosas nalgas, cubiertas por una
tanga blanca con encajes. Temblando, dejé mi tacita de café sobre la
mesita mientras me acomodaba para disimular la erección que el
espectáculo estaba provocando en mis pantalones de algodón.
- Francisco te hablaba Francés cuando eran novios…- Freddy también se removió nervioso en su sillón.
- Nnooo..- se reía ella Francisco de romántico no tiene nada…
- Pero te gustaría que te hablaran bajito al oído en Francés…- no sé de donde saqué valor para insinuarle.
- ¡Por supuesto! brillaron sus ojos grises Si algún día tengo un amante, va a tener que hacerlo dijo con picardía.
- ¿Te gustaría tener un amante? pregunté en tono indiferente
- Es un decir…- me pareció que jugaba conmigo al gato y al ratón.
Transcurrió agosto y en septiembre comenzó la primavera. Los días
templados agregaban más ansiedad a nuestras tardes con Alejandra. La
odiada malla de Lycra resultaba calurosa y fue reemplazada por un
ajustado short de algodón y un top de la misma tela. Nuestros pantalones
largos desaparecieron y comenzamos a usar otros cortos, sin camisetas.
Con Freddy nos pasamos unas cuantas horas debatiendo si debajo de la
ropa de nuestra adorada profesora había ropa interior, hasta que
llegamos a la conclusión de que no. Nuestra excitación llegaba a límites
increíbles cuando el short húmedo por el sudor se colaba entre los
labios de su vagina, delineando aquel pubis delicioso. Con el esfuerzo,
los pezones de Alejandra se marcaban bajo el top, erectos casi como
nuestros penes, que a duras penas lográbamos disimular. Nuestros cuerpos
ya mostraban los resultados de la gimnasia, que ella se encargaba de
alabar.
- Ya tienen unos lomos espectaculares nos adulaba Este verano no sé
como van a hacer para escaparse de las atorrantas de sus amigas…
- No, si no queremos escaparnos..- le respondió Freddy Más bien queremos que nos agarren…- se reía.
Una tarde, a principios de octubre, Ale nos dijo que debíamos suspender
la clase de Francés pues debía ir a la Alianza Francesa a devolver unas
películas que había alquilado para pasarnos. Nos ofrecimos a
acompañarla. Nos vestimos y viajamos en el Metro hasta el centro, donde
devolvimos las películas. Ella estaba con una falda de lino y una blusa
de seda con cuello de solapas. Sus pechos redondos se delineaban
discretamente, sin estridencia. Calzaba finísimos zapatos de tacón, que
equiparaban su altura casi con la nuestra. Enlazamos su brazos uno de
cada lado y entramos en el Metro para volver a casa.
Para nuestra sorpresa el andén estaba repleto, era la hora pico en que la mayoría de los empleados retornan a sus hogares.
Cuando el tren abrió sus puertas, la marea humana nos lanzó dentro del
vagón. Freddy y yo manoteamos un pasamanos cada uno y Alejandra quedo
entre nosotros, enfrentándome, sin otro apoyo que nuestros cuerpos.
Siguió entrando gente y apretujándonos. Un tipo con un bolso se paró
detrás de mí, el bolso daba justo en mi cintura, empujando mi pelvis
hacia delante, de manera que quedó apretada contra la de Alejandra. Ella
tenía las piernas separadas, para lograr un mejor equilibrio, a la par
que se aferraba a mí. Freddy, empujado por la gente por detrás de ella
también la apretaba.
Sentí los muslos de Ale rozando contra los míos. Mi pene se agrandaba
rozando su pelvis, su cara junto a la mía, su respiración se agitaba.
Freddy la apoyaba por detrás, y sus ojos parecían salirse de las
órbitas.
Mi erección ya era tremenda, mi pija se apretaba contra la conchita de
Ale, sus tetas sobre mi pecho sin que yo pudiera hacer nada. Bajé mi
mirada y vi el rubor en sus mejillas. Freddy respiraba acalorado.
Durante tres largas estaciones estuvimos en esa embarazosa situación de
sándwich, la cabeza de ella se recostó contra mí, como entregada. Era
una sensación de placer y vergüenza que ninguno de los tres había
provocado y no nos atrevíamos a mirarnos a los ojos. Por fin el vagón se
vació algo y nos separamos un poco.
- Uff…hace calor aquí comentó Alejandra.
- Si, esto está repleto..- dije por decir algo
- Menos mal que ya llegamos terció Freddy.
Procuré pensar en otra cosa hasta que pude dominar mis hormonas y cuando
descendimos del tren hablamos sobre bueyes perdidos sin hacer alusión
al viaje. Esa noche, evocando la tibieza de aquel cuerpo me masturbé
hasta quedar relajado…
La primavera nos tenía con los sentidos a flor de piel. Freddy y yo
éramos vírgenes aún, pero queríamos superar esa situación. Fuimos a un
cabaret en la zona norte pero la experiencia fue un fracaso, volvimos
bastante frustrados.
A mediados de noviembre se realizaba anualmente el baile de Rotary Club,
a beneficio del Hospital de niños. Todos concurrían con sus mejores
galas, era el evento social de la zona.
Mi madre me encaró unos días antes:
- Charly, vas a venir la baile…- me sugirió. Ella sabía que no me hacía
ninguna gracia, era un acontecimiento que me resultaba aburrido, eran
todos mayores, la música era antigua, Frank Sinatra, Glenn Miller.
- Uuy, mami, es un plomo de pesado..- comencé a negarme.
- Tenés que hacerme ese favor me dijo necesito que vengas…
- ¿Por..? me extrañé
- Mirá, no comentes nada comenzó Resulta que Francisco se va a Colombia y
Alejandra me dijo que no quería ir sola, que todos iban acompañados.
Realmente me dio pena, el marido la tiene bastante descuidada. Con Elena
tratamos de convencerla, nos decía que no tenía ropa, puso mil excusas.
Al final la convencimos diciéndole que Freddy y vos iban y que le
podrían hacer compañía…- mi madre casi suplicaba.
- Ah, bueno, siendo así…- traté de disimular mi súbita alegría. Ser
la pareja de Alejandra en un baile de gala….no era una proposición para
desdeñar.
Esa semana fuimos a comprar nuestros smoking con Freddy. Estábamos entusiasmadísimos.
El día de la fiesta esperábamos a Alejandra en la recepción de nuestro
edificio mientras nuestros padres sacaban lo autos de las cocheras,
vestidos y perfumados. Ella apareció al abrirse la puerta del ascensor,
su figura iluminada por la luz del vestíbulo nos hizo callar.
Su cabello castaño brillaba cayendo sobre sus hombros, la boca roja
entreabierta, los ojos grises con destellos maravillosos. Un vestido
negro largo hasta los tobillos, de una tela parecida a la seda lavada,
con detalle de piedras en la cadera, audazmente escotado, que se ceñía a
su cuerpo acelerando los latidos de nuestros corazones. Los pechos se
movían acompasadamente con su andar al acercarse a nosotros…
- Estás muy bella esta noche…- susurré en mi rudimentario Francés al inclinarme para saludarla con un beso en la mejilla.
- Más que bella… estás maravillosa apoyó Freddy en el mismo idioma.
- Ah…si me van a seducir en Francés no me voy a poder resistir..-su
mirada traviesa nos acariciaba Ustedes están fantásticos…- y tomándonos a
cada uno por el brazo nos dirigimos a los coches.
Ya en la fiesta, sentados a la mesa con nuestras familias se ufanaba jocosa
- Miren los galanes que me acompañan bromeaba Debe haber varias que me
están envidiando nos halagaba mientras nuestros padres, orgullosos
festejaban la broma.
- Vamos a bailar dijo mi madre a mi padre al escuchar una melodía.
Los padres de Freddy también salieron a bailar. Yo miré a mi amigo para
ver quién sacaba a Alejandra. Me hizo señas para que lo hiciera yo, que
tenía más práctica en ese tipo de música, él era más de salsa y Rockn
roll.
- ¿Baila, madame? me incliné ceremonioso para invitarla
- Ay Charly, hace tanto que no bailo…- me dijo levantándose de su silla.
- No te preocupes, a lo sumo te voy a pisar un poco reíamos mientras
nos dirigíamos a la pista de baile. Con mi mano derecha rodeé su
cintura, casi temblando por el azoramiento. Ella pasó su brazo izquierdo
alrededor de mi cuello, tomando mi mano libre con la suya y para mi
sorpresa se apretó contra mi cuerpo, su mejilla se juntó con la mía, sus
tetas maravillosas presionaban mi pecho…Podía percibir su perfume
mientras girábamos al compás de la música. Bailaba maravillosamente,
sentía su pelvis rozar mi entrepierna, el contacto me hizo estremecer.
Cerré los ojos embelesado por su aroma, rogando mentalmente que nadie se
percatara de mi excitación. Así bailamos cuatro piezas. En las dos
últimas yo retiraba un poco mi cintura para evitar que ella pudiera
notar mi erección.
- ¿Querés bailar con Freddy? murmuré entrecortadamente, muy a pesar mío.
- Si, pobre, se debe estar aburriendo…- asintió al tiempo que
tomándome de la mano nos aproximamos a nuestra mesa.- ¡Qué bien que
bailás Charly! sus palabras me sonaron a gloria y agradecí mentalmente
que no se hubiera dado cuenta del estado de mi pene.
Tomó a Freddy del brazo y me quedé observándolos evolucionar por la
pista, la cara de mi amigo roja por la emoción, los ojos de ella
entrecerrados, su mejilla pegada a la de él, sus cuerpos fundidos al
compás de la música. Al cabo de otras cuatro piezas comenzó a sonar un
tango por los parlantes y tras un breve diálogo se tomaron de la mano y
volvieron a la mesa. Freddy caminaba medio de costado, con su mano libre
por delante, como queriendo ocultar algo…
Quedamos los tres sentados.
- Realmente bailan muy bien los dos dijo Alejandra me gustó mucho…
- Sí, lastima que no sé bailar tango comenté
- Si les gusta, yo les puedo enseñar…- ella nos miraba alternativamente a los ojos mientras hablaba.
- Sería buenísimo, ahora está poniéndose de moda dijo Freddy.
A nuestras espaldas sonó una voz masculina muy educada.
- Señora, ¿Aceptaría bailar este tango conmigo? preguntó un hombre de
unos cuarenta y tantos, muy bien parecido. Reconocí en él a un
acaudalado empresario de la zona, muy respetable, el soltero más
codiciado al decir de las charlas de mi madre con sus amigas. Nos
ignoraba a Freddy y a mí olímpicamente.
- Si mis galanes me dejan…- amablemente Alejandra respondió mientras nos miraba con picardía.
- ¡Por supuesto! me apresuré a contestar educadamente, muy a mi pesar – ¡Quién mandó a este plomo! pensé para mis adentros.
El hombre la tomó galantemente del brazo y cuando llegaron a la pista
comenzaron a bailar. Pude observar que Ale se mantenía a respetable
distancia de él, sus movimientos eran cautelosos y respondía a su
conversación inclinando la cabeza. Cuando finalizó la danza, tras un
corto diálogo retornaron en nuestra dirección.
- Muchas gracias dijo ella como despidiéndolo, para mi secreta satisfacción.
- Ha sido un placer contestó el hombre Chau chicos…- se dirigió a nosotros con un tono que se me antojó despectivo.
- ¿Quién es? quiso saber Freddy, más indiscreto y espontáneo que yo.
- Un pesado…- contestó Ale acariciándole la mano sobre la mesa Me invitó a salir…
- Bueno, el tipo tiene buen gusto…- me quería hacer el hombre de
mundo Yo en su lugar…- insinué. Freddy se removió disfrutando mi
audacia.
- Ah, con ustedes sí la sonrisa iluminó el rostro de Alejandra. Pero éste no habla Francés…
Nos reímos los tres. Nuestros padres regresaron a la mesa y las mujeres
se fueron al toilette mientras los hombres iban a conversar con unos
conocidos.
- Me apretó todo cuando bailábamos se atolondró Freddy al quedarnos solos – ¡Se me paró la pija y no sabía qué hacer!
- Si, a mí también me sinceré – ¡Qué fuerte está!
- ¡Viste, dijo que saldría con nosotros! se entusiasmaba mi amigo.
- No creo, debe haber sido en chiste traté de serenarlo y al mismo tiempo no quería ilusionarme en vano Está casada…
- Sí, pero de eso no dijo nada…- Freddy se daba ánimos.
Me quedé callado una fracción de segundo, imaginando lo hermoso que
sería tener un encuentro con Ale, besar sus labios, acariciarla. Mi
mente de virgen adolescente no registraba ni remotamente la posibilidad
de cojerla, eso quedaba reservado para las chicas del cabaret. Creo que
ni en nuestras más atrevidas fantasías con las chicas de nuestra edad
contemplábamos la posibilidad de llegar realmente al sexo, mucho menos
con una mujer como Alejandra, una diosa etérea, casi irreal.
- Largá el vino…- dije te está haciendo mal…
- Vos siempre tan optimista se burló mi amigo.
El resto de la noche bailamos con ella hasta cansarnos, estaba como
encendida. Acariciaba nuestras nucas, nos hablaba bajito al oído, nos
volvía locos. Cuando nos retirábamos no se cansaba de decir lo bien que
la habían tratado sus galanes, provocando la hilaridad orgullosa de
nuestros padres. Me acosté disfrutando su perfume que se había quedado
impregnado en mis manos…
El final del ciclo lectivo se acercaba. Tanto Freddy como yo habíamos
aprobado Francés con holgura, pero continuábamos nuestras clases con
Alejandra. Nuestro trato con ella había cambiado después de la fiesta,
las conversaciones eran más picantes, nos permitíamos bromas con doble
sentido todo el tiempo, las miradas se cruzaban entre los tres con
complicidad. Un par de veces sorprendí la vista de ella deteniéndose
sobre nuestros pantaloncitos que no lograban ocultar la excitación que
su cuerpo nos producía. Aprovechábamos cualquier excusa para tocarnos, y
la mayoría de las veces esos contactos se prolongaban más de lo
necesario.
El día anterior a la finalización de las clases me dirigía a su
departamento como todas las tardes y encontré a Freddy a punto de llamar
a la puerta. Cuando nos abrió, mi amigo se inclinó para besarla en la
mejilla y pasó hacia el gimnasio. Cuando me tocó el turno de saludo, me
incliné y la besé lo más cerca de la boca posible, en la comisura de los
labios. Al mismo tiempo, mis manos que normalmente apoyaba en su
cintura cuando la saludaba, se quedó detenida a la altura de sus pechos,
de manera que al acercarme le rozaba el costado de las tetas, por
debajo de los brazos. Había estudiado este movimiento para que pareciera
casual. Ella no acusó recibo de la caricia y seguimos a Freddy. De
reojo miré su busto y vi sus pezones marcarse violentamente debajo del
top de algodón.¿Le habría gustado?. Me propuse repetir la operación a
partir de ese momento todas las veces que fuera posible.
Al día siguiente terminaron las clases y con ellas la razón para
nuestros encuentros con Alejandra. Subimos a su casa por la tarde y yo
no hacía más que buscar alguna excusa para seguir visitándola.
- No sé que vamos a hacer por las tardes sin las clases de Francés me
lamenté mientras tomábamos café después de la sesión de gimnasia
- Bueno, ahora tienen todo el día libre…-dijo ella
- Yo, lo primero que voy a hacer es tomar sol dijo Freddy Estoy blanco teta…
- Sí, yo también me quiero broncear dije por seguir la conversación
- Yo ya empecé hace algunos días acotó Alejandra. Reparé que su piel tenía un lindo colorcito – ¿Adónde van a tomar sol?
- No sé, iremos al río dijo Freddy Las piletas están muy caras.
- Si quieren pueden venir acá ofreció ella. Mi entusiasmo me desbordó, era la excusa perfecta para continuar nuestra intimidad.
- Uyy…sería bárbaro me apuré a aceptar Total por la tarde no vas a tener mucho que hacer….
- Claro, pero mejor vienen por la mañana, a esa hora el sol es más
sano, broncea mejor mientras hablaba nos mostraba los brazos. Yo recorrí
todo su cuerpo con la mirada. Los brazos estaban bien bronceados, lo
mismo que las piernas, perfectas. Lo extraño era que su vientre, que
normalmente debía estar a salvo del sol por el traje de baño enterizo
que le había visto usar el verano pasado cuando nos invitaba con
nuestras madres a la piscina, tenía el mismo tono del resto del cuerpo.
Tampoco se notaban las marcas de lo breteles en sus hombros….¿Estaría
usando bikini Alejandra? El solo hecho de imaginarla me agitó los
sentidos.
- Vos estás bronceada parejo…- insinué no se te notan las marcas de la malla…
- Sos muy observador vos…- me miró recto, los ojos grises tenían aquellos destellos inquietantes.
- Más bien se babea mirándote, Ale soltó Freddy, burlón.
- Lo que pasa es que por la mañana estoy sola…- su mirada insinuante
me acarició otra vez y como nadie me ve aprovecho y tomo sol …desnuda
dijo como saboreando el efecto que sus palabras causaban en nosotros.
Que dicho sea de paso fue devastador…
- ¡Ah, entonces venimos de mañana! Freddy se repuso antes que yo del
golpe y siguió el picante juego. Ella soltó una carcajada, halagada.
- Daale…ustedes no se levantan temprano ni para verme en bolas…- el
pequeño rubor de sus mejillas delataba la excitación que el diálogo
intencionado le producía.
Al día siguiente, mis padres se fueron a trabajar como de costumbre bien
temprano pero yo, en lugar de seguir durmiendo me levanté. No me
animaba a ir muy temprano a la casa de Ale, no sabía a qué hora se
marchaba Francisco. A eso de las diez ya no pude aguantar más y decidí
llamar a Freddy.
- ¿Vamos a tomar sol? le pregunté, sorprendido porque se encontrara despierto.
- A la casa de Alejandra…- me insinuó
- Sí, dale vamos ya lo apuré. Me entusiasmaba la fantasía de que tal vez podríamos sorprenderla tomando sol desnuda…
Subimos y tocamos a la puerta. Tardó en responder, lo que aceleró mi
pulso. Me la imaginaba buscando algo con que cubrir su desnudez para
recibirnos.
- ¡Hola! ¡Qué milagro tan temprano! nos saludó al abrir la puerta.
Para mi desilusión vestía la misma malla enteriza del verano pasado
Disculpen que demorara pero me estaba poniendo la malla.
- ¿Vas a tomar sol? preguntó Freddy Te venimos a hacer compañía.
Observé que saludaba a Freddy con un piquito en los labios. Cuando me
tocó el turno la abracé por el costado de las tetas como ya era habitual
y le estampé también un pico. No se inquietó. Todo era natural, para
gran deleite de mis fantasías.
- Yo ya empecé, Francisco se va temprano y yo aprovecho el sol más
suave explicaba mientras íbamos hacia la piscina después subí a
vestirme, a esta hora se pone muy fuerte y tengo miedo que me irrite los
pechos su mirada aparecía insinuante mientras hablaba.
- ¡Te dije Charly, teníamos que venir más temprano! Freddy tenía esa facilidad para insinuarse de la forma más natural.
- ¡Sí, y seguro me quieren pasar crema por la espalda! en lugar de
escandalizarse, Alejandra seguía la broma con una sonrisa pícara y los
ojazos grises encendidos.
Mientras reíamos nos recostamos en las reposeras al borde de la piscina. Nos untamos de crema protectora y ella retomó el juego.
- Bueno, si quieren ir practicando me pueden pasar bronceador nos
miraba bajando los breteles de la malla para dejar descubiertos los
hombros. Se volvió y nos dedicamos a acariciar aquella maravilla.
Temblábamos por la excitación, nuestras cuatro manos recorrieron su
espalda y sus hombros varias veces de arriba abajo. Estuve tentado de
introducir mi mano por dentro del traje de baño, debajo de los brazos, a
ver si conseguía tocar algo de esas tetas que me obsesionaban, pero no
me animé. Cuando ya no había más excusas para seguir acariciándola, nos
tumbamos a tomar sol. Pasó un tiempo en que con los ojos cerrados me
entregué a mis fantasías hasta que escuché la voz de Ale :
- Me voy a dar un chapuzón dijo. Abrí los ojos justo para ver que a la
pasada observaba la carpa que formaba mi short. Miré a Freddy y vi que
él también se encontraba en situación embarazosa – ¿Vienen? Alejandra no
hizo alusión a nuestros estados.
No tenía forma de disimular mi erección, de modo que me levanté con
naturalidad y me zambullí rápidamente, esperando que el frío del agua me
calmara. Freddy hizo lo mismo y nos encontramos los tres en el centro
de la piscina. Ella comenzó a hundirnos y nosotros la agarrábamos por
todos lados, jugando con aparente inocencia con la mamá de nuestro amigo
ausente. En realidad mis movimientos eran totalmente intencionados. La
abracé por detrás, colocando como al pasar mis manos sobre su busto.
Ella rodeaba con sus brazos el cuello de Freddy y al moverse apoyé mi
verga, nuevamente parada, contra sus nalgas. Ninguna resistencia, sólo
grititos de excitación. Nos separamos y ella se dirigió a la parte menos
profunda. La seguí y mientras la sujetaba con un brazo por los hombros
metí la otra mano entre sus piernas y la levanté, arrojándola hacia
Freddy. Pude sentir el bulto blando de su vulva. Ella reía y se
retorcía.
Se paró ordenando su cabello hacia atrás.
- Se quedan a almorzar conmigo? nos invitó
- Bueno dijo Freddy, y su voz sonó ronca
- Bárbaro, me voy a cambiar y a preparar la comida saliendo de la
piscina nos dedicó un besito a la distancia y se fue secándose con la
toalla.
Nos quedamos en la piscina comentando en voz baja nuestras calenturas.
Al rato reapareció Alejandra con su traje de baño en la mano y lo colgó
para que se secara.
- Vengan a comer nos dijo, inclinándose desde el borde. Levaba una
túnica artesanal que le llegaba al comienzo de las piernas, por debajo
de lo glúteos. Por debajo se dejaba ver la tanguita blanca. Se ataba en
la cintura con un lazo de la misma tela, que la sostenía evitando que se
abriera. El movimiento de sus pechos denunciaba la ausencia de
sujetador, las puntas se marcaban deliciosamente. La sedosa piel de los
brazos desnudos incitaba a la caricia…
- Ya vamos…- dije saliendo del agua, mientras tomaba mi toalla y comenzaba a secarme.
- Pongan las mallas a secar dijo ella así no mojan adentro. Me quedé paralizado, no tenía pantaloncito de repuesto…
- Uy, no traje nada para cambiarme..- me disculpé.
- No importa, ponéte la toalla alrededor de la cintura, es sólo para
comer me contestó con naturalidad Total, no te va a espiar nadie…- se
reía.
Me di vuelta y colocando la toalla alrededor de mi cintura me quité el
short. ¡por favor, que no se me pare! Pensaba, azorado. No tendría cómo
disimularlo.
Los nervios me jugaron una mala pasada y un torpe movimiento hizo que la
toalla se deslizara. Ella pasaba a mis espaldas hacia la cocina.
- ¡Qué buen culito! me largó, dando una palmada sobre mis nalgas
blancas. Me quedé clavado al piso mientras Alejandra se alejaba muerta
de risa.
Freddy salió del agua también riéndose de mi culo, desenfadado se
desnudó y colgó su short junto al mío y luego se arrolló la toalla en la
cintura. Tiesos por la excitación, entramos a la cocina.
Alejandra sirvió el almuerzo y los tres nos sentamos a comer, comentando
lo bien que habíamos terminado el año lectivo, los planes para las
vacaciones, cualquier cosa que evitara algún tema escabroso que pudiera
excitarme, no fuera a ser que la toalla delatara mi bulto…
Para mi desgracia no pude dejar de notar que el lazo que sostenía la
túnica de ella se iba aflojando, ésta se iba abriendo con sus
movimientos y el escote se iba agrandando. Para cuando se levantó a
retirar los platos el bendito lazo estaba totalmente flojo, los dos
bordes de la túnica corrían paralelos por el centro de su pecho
juntándose por debajo del inicio de su tanguita, de sus pechos sólo
tapaban los pezones y los costados. El valle de sus senos se nos ofrecía
en todo su esplendor, con sus estupendas redondeces, la diferencia de
color en su piel nos indicaba las zonas que generalmente estaban tapadas
por el traje de baño. No podía apartar mi mirada de allí. De mi pija,
ya ni me acordaba.
Alejandra se inclinó para tomar mis cubiertos y el borde de la prenda se
abrió aún más, mostrándome un pezón obscuro, con una aureola grande,
que me atraía como un faro. Ella se dio cuenta de la dirección de mi
mirada y cerró apenas la brecha.
- Se me van a escapar comentó al pasar, mirándome burlona. Y sin trancisión – ¿Tomamos café?
- Si, dale contestó Freddy. Yo estaba todo confundido, no podía articular palabra.
- Bueno, mientras se calienta nos ponemos las mallas y lo tomamos en
la pileta nos invitó. Cuando se dio vuelta salí rápidamente y me puse el
short, sentándome con Freddy en sendas sillas junto a la mesita de
afuera.
Ale trajo la bandeja con los cafés, se inclinó para dejarla sobre la
mesita. Otra vez la abertura. Otra vez las tetas, ahora se veían sus dos
pezones. Se enderezó y tomó su traje de baño
- Sírvanse el azúcar mientras yo me cambio indicó. Por un momento pensé
que lo iba a hacer delante nuestro, pero giró en dirección al baño,
regresando unos instantes más tarde con el bañador puesto.
- Hace calor dije mientras abría la sombrilla por encima nuestro.
- Sí, esta hora es mala me miraba fijamente, con una sonrisa en los
labios, como si disfrutara de mi azoramiento mejor nos quedamos a la
sombra dijo mientras se sentaba en la tercer silla junto a nosotros.
- La verdad, Ale, la paso fantástico con vos Freddy lo decía sinceramente. Yo sentía lo mismo. – ¿Vos, Charly?
- Yo también…- dije tímidamente, aún sin salir de mi estado de shock.
- Bueno, gracias nos dedicó una sonrisa – Pero seguramente la pasarán
mejor con sus amigos y con picardía – …con las chicas de su edad, en
lugar de una vieja como yo…
- ¡Qué va! Freddy se agitó – ¡Vos no sos vieja! La pasamos mejor con vos que con cualquiera ¿Verdad Charly?
- ¡Por supuesto! salí de mi letargo Vos sos especial…- traté de
adularla. El rostro de Ale pareció enternecerse al bajar sus ojos. Sus
mejillas se ruborizaron levemente.
- Les cuento un secreto…- comenzó a hablar bajito Ustedes también son
algo especial para mí. Realmente este año que estuvimos tan juntos me
parece un sueño. Me mimaron, me acompañaron, me siento querida,
admirada…- su voz era un susurro encendido
- Bueno, pretendientes no te deben faltar dije, tomando atrevimiento
nuevamente en la fiesta del Rotary el tipo ése se mató con vos mi
lenguaje desenfadado causó su hilaridad
- Sii…- reía Ese lo único que quería era cojerme…- ahora sus palabras
causaron nuestra sorpresa. Por primera vez pensé que yo también quería
cojerla…
- Bueno…nosotros…- Freddy tenía un tono pícaro en la voz
- ¡Con ustedes es distinto! cortó ella Yo siempre tuve la fantasía de
sentirme querida, valorada. Ustedes me piropean, me hacen sentir una
mujer deseada, aunque no se den cuenta Pareció ignorar la insinuación de
Freddy Con ustedes realicé la mayor de mis fantasías, no saben lo lindo
que es eso, decía entusiasmada ¿Ustedes tienen alguna fantasía que les
gustaría realizar?
- Bueno, yo quiero verte tomando sol en bikini…- dije, tratando de que
pareciera una broma. En realidad pensé en decir desnuda pero no me
atreví a tanto.
- Ay, sol, no tengo una bikini me dijo con fingida pena, siguiendo el juego Francisco no me deja…
- ¿Y un conjuntito de ropa interior que pase por bikini? mi amigo con su habitual desparpajo se metió en el juego.
- Mmm…eso puede ser Alejandra parecía divertidísima Pero me da vergüenza…
- Dale…si no se va a enterar nadie…- mi morbo se agigantaba.
- No sé…- dudaba Tendría que buscar…¡Pero no se lo van a contar a
nadie! pareció decidirse. Las mejillas tenían un rubor subido. Se
humedecía los labios con la lengua y nos acariciaba con su mirada
cómplice…
- ¡Es nuestro secreto! remachó Freddy.
Alejandra se fue hacia su dormitorio moviendo sensualmente las caderas
al caminar mientras nosotros nos quedamos comentando en voz baja.
- ¡La vamos a ver casi en bolas! murmuró Freddy excitadísimo
- ¡Ni yo mismo me lo creo! le contesté, acomodándome en la silla inquieto por lo que venía.
Después de unos minutos que me parecieron interminables, Ale reapareció
envuelta en una toalla. Las finísimas tiritas negras del sujetador
presagiaban un espectáculo inolvidable. El cabello sobre los hombros, la
boca jugosa entreabierta, los ojos grises que brillaban en el rostro
hermoso, bronceado.
- ¿Listos? preguntó divertida -¡No se lo van a contar a nadie, Eh! nos amenazaba con el índice levantado
- ¿A ver? traté de no sonar muy ansioso. Ella dejó que la toalla se
deslizara. El sujetador era mínimo, los pechos se erguían gloriosos,
tentadores. La tanguita muy cavada de encajes era transparente y sólo el
pubis desaparecía tras una parte más obscura. Movía sus caderas
cadenciosamente, lo que agitaba aún más nuestros sentidos.
- ¿Qué tal? jugaba con nosotros, volviéndose para mostrarnos las
nalgas que la prenda desnudaba al meterse en el valle de su cola
hermosa.
- Ale, voy a soñar con vos toda la noche mi voz se entrecortaba.
- Nada de pajas…- se inclinó provocativa sobre mí, estampándome un
piquito en los labios. De repente aquella mujer distinguida, recatada,
finísima, se había convertido en una tigresa sensual, provocativa,
adueñándose de todos mis instintos animales.
- ¡Por lo menos una! Freddy era siempre espontáneo.
- Bueno, una sola reía ella pero cuidadito con mojar las sábanas. Se
sentó sorbiendo el resto de su café Bueno, ya me vieron desnuda…-
susurraba inclinándose hacia nosotros.
- Toda desnuda no…- yo quería más.
- Ah, más de esto no puedo… me da vergüenza… se defendió.
- Dale, no seas mala…- insistí, acariciándole el brazo.
- Nooo….- rió Eso sería corrupción de menores…- y levantándose se zambulló en la piscina.
El resto de la tarde transcurrió entre bromas subidas de tono y caricias
intencionadas, hasta que nos tuvimos que ir a nuestras casas.
-¿Vienen mañana? nos invitó al retirarnos.
- ¿Querés? dijo Freddy.
- ¡Por supuesto! asintió Voy a estar sola todo el día…
- Bueno, hasta mañana me despedí. Al besarla entreabrí los labios
para darle a mi beso algo de sensualidad, mientras descaradamente le
apretaba las tetas por los costados. Ella pareció detenerse como gozando
de la caricia.
Mi noche fue más que agitada y por la mañana siguiente llamé a Freddy apenas se fueron mis padres a trabajar.
- Subamos más temprano que ayer le dije
- Se va a avivar de que la queremos ver en bolas…- pareció dudar
- Bueno, aunque sea media hora antes insistí
- Bueno, nueve y cuarto aceptó.
A las nueve y quince estábamos llamando a la puerta de Alejandra. No
demoró tanto en abrirnos. Estaba envuelta en la toalla del día anterior,
lo primero que noté era la ausencia de breteles en sus hombros.
Descalza quedaba un poco más baja que nosotros.
- ¡Se cayeron de la cama! nos miraba burlona
- ¿Te despertamos? Freddy se hacía el boludo mientras le daba el consabido piquito.
- No, estaba tomando sol…- la mirada de ella me indicó que ya adivinaba nuestras intenciones – ¿Desayunaron?
- No…- contesté. Me moría por ver lo que ocultaba aquella toalla. Me
acerqué para besarla, otra vez entreabrí los labios y presioné sus
pechos por encima de la toalla, que se movieron apenas, blandos pero
firmes, libres de la tiranía del sujetador.
- Les sirvo café en la mesita invitó Ale Acomódense
- Te ayudamos…- dijimos, siguiéndola a la cocina. Mientras la veía
caminar delante de mí rogaba que la toalla se aflojara, que se
enganchara en algún mueble…
Como el día anterior, preparó café, puso las tazas en la bandeja y cortó
torta que distribuyó en una fuentecita. Cargando el desayuno nos
sentamos en las sillas alrededor de la mesita, al costado de la piscina.
El sol estaba agradable.
- Les pongo crema…- insinuó. Me pareció ansiosa por hacerlo, pero
descarté la idea por descabellada. Ale no se iba a calentar con
nosotros…
- Dale le dije, poniéndome de pie, de espaldas a ella. Me untó de
crema, sus manos me recorrieron causándome una sensación por demás
erótica. Mi sexo comenzó a agrandarse debajo del short.
- Date vuelta me dijo, su voz resultó rara. Llenó sus manos de crema
que comenzó a esparcir por mi rostro, mi cuello, el pecho. Me miraba
recto a los ojos, la boca húmeda y entreabierta. Sus manos descendieron
por mi vientre, parecía que me acariciaba a placer. Listo dijo, y
volviéndose hacia Freddy Ahora vos…
Repitió la operación con Freddy, que se envaró al contacto de sus manos.
Ella parecía disfrutar la tarea. Luego nos sentamos a desayunar. Con el
movimiento, efectivamente la toalla se había aflojado algo,
deslizándose hacia abajo. Ahora sus pechos aparecían algo más expuestos.
Ella lo debía percibir, a cada rato tiraba de la toalla hacia arriba.
Mientras bebíamos el café y comíamos la torta, que era deliciosa,
hablábamos del día anterior.
- ¿Durmieron bien anoche? nos preguntó, provocativa.
- Soñé con vos toda la noche sin achicarme, también quería ver lo que podía provocar en ella. Me miró con picardía.
- ¿Y te gustó lo que soñaste? La toalla se deslizó más abajo por su
busto, yo esperaba que en cualquier momento apareciera el borde de algún
pezón.
- Ah, si te cuento te vas a poner colorada…- quería descolocarla, excitarla.
- Yo soñé que nos bañábamos los tres desnudos en la piscina…- Freddy era más directo, atacó sin ningún miramiento.
- ¡Epa!…Habrás incendiado las sábanas su mirada provocativa y su
sonrisa nos estaban poniendo muy nerviosos.- Yo también tardé en
dormirme…
- No me digas que pensabas en nosotros…- seguí provocándola. La
toalla se había aflojado definitivamente. Ella, inclinada hacia delante
la sostenía cubriendo sus pechos, sin intentar anudarla nuevamente. Por
detrás descubría su espalda casi totalmente. Los hombros brillaban al
sol, como pidiendo una caricia…
- Mmm….me da vergüenza…- bajo la cabeza, el cabello suelto de cubrió
el rostro. Cuando la volvió a levantar, sus ojos grises tenían aquel
brillo que me excitaba tanto…
- Dale, deschaváte Ale, nosotros te contamos todo…- Freddy se acercó a
ella hablándole bajito, como en un susurro cómplice Además, sabés que
queda entre nosotros…- la presionaba. Freddy era un maestro, siempre me
llevaba la delantera.
- Es que es muy fuerte, mi marido estaba durmiendo a mi lado…- se
recostó sobre la mesa apoyando su barbilla sobre una mano, la otra aún
sostenía la toalla. Por sobre su cabeza, la espalda desnuda me atraía
sin remedio…
- ¡Pero ¿Qué pensabas?! a duras penas podía contener mi ansiedad.
- Me quedé enganchada con lo que dijiste de verme toda desnuda…-
parecía entregarse, finalmente me dí una máquina bárbara…- continuó,
humedeciéndose los labios con la lengua, las mejillas encendidas Pensé
que yo nunca los vi desnudos a ustedes…- Nos miraba fijo, como
estudiando nuestras reacciones Estaba segura que hoy iban a venir más
temprano… sus labios se extendieron con una sonrisa pícara.
- Te gustaría vernos desnudos…- Freddy no preguntaba, lo daba por sentado.
- No sé si les daría vergüenza…- Su cara estaba totalmente encendida, su mirada era ardiente.
La conversación se había puesto muy caliente, mucho más de lo que nunca
hubiera imaginado. Además, ya no se trataba de bromas, estábamos
hablando de posibilidades reales, de algo que debíamos decidir si
queríamos que pasara o no…Yo recordé mi excitación. Si me desnudaba ella
vería mi pija parada, sabría que me calentaba mirándola, no tendría
ninguna posibilidad de disimular.
- Vos también te desnudarías…- me sorprendí al escucharme decir aquello.
- Sería lo justo…- concedió ella. Pero tiene que ser nuestro secreto
absoluto recomendó Si mi marido se entera, me mata soltó una risita
nerviosa.
- ¡Por supuesto! confirmé.¡ No quería imaginar la cara de mi madre si escuchaba semejante conversación!
Por un instante nos quedamos los tres callados, como sopesando la
decisión que íbamos a tomar. Nos miramos y soltamos los tres una risita
que era puro nervio.
- ¡Bueno, quién empieza el strip-tease! Freddy con su desenfado habitual rompió la tensión.
- ¡Ustedes, por supuesto! rió Alejandra, nerviosa.
- ¡Ah, no vale! me quejé.
- ¡Yo quiero ver la mercadería antes de comprar! se reía ella, descarada.
- Bueno, está bien concedió Freddy, parándose, al tiempo que con la
mirada me instaba a imitarlo. Me levanté mirando a Ale. No valía la pena
ocultar mi erección, de modo que opté por hacerla más ostensible. Ella
retiró su silla de la mesa como para disfrutar mejor del espectáculo.
Sus manos sostenían sin mucho entusiasmo la toalla que apenas cubría sus
pezones y se amontonaba sobre su pubis, escondiéndolo de nuestra vista.
Su volvió a humedecer los labios con la lengua, entrecerrando los ojos.
Rodeamos la mesa, colocándonos casi al borde de la piscina. Tomando los
elásticos de nuestros trajes de baño los fuimos bajando lentamente hasta
que cayeron al piso.
Yo había visto a Freddy desnudo varias veces en las duchas del club,
pero nunca empalmado como ahora. Comparé su poronga con la mía, era un
poco más corta, pero no mucho. Totalmente desinhibido puso sus manos en
las caderas mostrando su miembro. Yo miré a Alejandra. Parecía
embelesada con el show.
-Mmm ….son dos potros otra vez la mirada de la tigresa se adueño de mis
instintos las chicas se deben divertir mucho cuando las cojen…
- Estee…yo todavía no… me puse más colorado aún al tener que admitir mi virginidad
- Yo tampoco…- admitió Freddy
- ¡Ah, pero qué desperdicio! se burlaba ella, despiadada -¡Sus amigas deben ser tontitas!
- Bueno, ahora te toca a vos…- puntualicé, ansioso por verla desnudarse.
Se levantó de la silla, las manos sosteniendo la toalla que caía a lo
largo de su cuerpo, cerrándose justo delante de su conchita, postergando
nuestra ansiedad por mirarla.
- No see…me da vergüenza…- dudaba, pero su mirada provocativa nos
invitaba a presionarla. Fingió escapar, como eludiendo su compromiso. La
comenzamos a perseguir desnudos alrededor de la piscina.
- Ah, no, un trato es un trato la acorralamos. Ella miraba nuestros
cuerpos entre risitas nerviosas. Al ver que no tenía escapatoria, se
zambulló y nosotros la seguimos al agua. La atrapamos en la parte menos
profunda. La toalla había quedado atrás. Sus pechos mojados brillaban al
sol, los pezones erectos eran el blanco de nuestras miradas
libidinosas.
- ¡Ahora vas a ver! reíamos mientras le hacíamos cosquillas.
- ¡Noo…Charly! sus grititos eran de pura excitación -¡Cosquillas no,
por favor! se retorcía entre nuestros brazos – ¡Ay Freddy, me vuelven
loca!
- ¡Por traidora! dije, aprovechando para apoyar mi verga entre sus
nalgas mientras Freddy le apretaba las tetas. La liberamos y ella trepó
desnuda por la escalerilla. La seguimos hasta que se tumbó en la
reposera más ancha, al lado de la mesa. Busqué con mi vista su pubis,
esperando ver la mata de vello. Para mi sorpresa estaba totalmente
depiladita, las piernas entreabiertas dejaban ver los labios tentadores
de su vagina. Volvimos a torturarla con las cosquillas.
- Ay, Freddy noo..- se retorcía, abriendo las piernas y aferrando
nuestros brazos Charly, por favor, me van a matar suplicaba Se puso de
costado. Freddy se recostó por detrás de ella en la reposera mientras
nuestras cosquillas se iban transformando en caricias…
- Mmm…Charly arrodillado junto a ella le acariciaba las tetas sin
encontrar resistencia. Detrás de ella Freddy aplastaba su pija entre sus
nalgas. Ella echó la pelvis hacia atrás para hacer más intensa la
fricción, al tiempo que yo, apoyando mi boca sobre la suya abría los
labios y buscaba su lengua con la mía.
- Mmm….bebés….despacito susurraba con voz ronca mientras mis manos
descendían por su vientre y encontraban aquella deliciosa conchita. Mi
inexperiencia en este terreno era total. Mirando de reojo comencé a
frotar los labios con la palma de la mano. Ella abrió las piernas,
pasando una de ellas hacia atrás, por encima del cuerpo de mi amigo. Su
concha quedó totalmente expuesta, para mi deleite. Mientras con una mano
acariciaba mi nuca, la con la otra guió sabiamente mis dedos a lo largo
de su vulva, por entre los labios tibiamente húmedos hasta encontrar su
clítoris, erecto. Me miraba fijamente a los ojos, al tiempo que Freddy
desde atrás acariciaba sus pechos y besaba su cuello y sus hombros.
- Ale, sos una diosa…- susurré. Sus jugos empapaban toda mi mano.
Ella movía su cadera hacia atrás y adelante gozando de las caricias.
Llevó mi mano que la acariciaba hasta mi boca y pude sentir el sabor de
sus líquidos, pasando mi lengua por mis dedos y los suyos. Su cara era
de un completo placer.
- Así, suavecito susurraba Alejandra quiero sentirlos así…
Con un leve movimiento trajo la pija de Freddy por entre sus piernas y
comenzó a frotar su conchita contra ella. Fascinado me aparté un poco
para observar el vaivén de aquella poronga sobre la entrada de la
vagina, y ella con su mano libre acarició la mía.
- Ah…quiero sentir esas pijitas…- me la acariciaba arriba y abajo, como masturbándome.
- Ale…- Freddy estaba en la Gloria. Ella, sin dejar de acariciarme, con
su mano libre colocó la punta de la pija de mi amigo en la entrada de su
concha, abriendo aún más las piernas.
- Despacito, Freddy, metémela despacito susurró quiero que me cojan despacito, suave…
Pude ver como mi amigo empujaba suavemente y su verga iba penetrando la vagina de Alejandra.
- ¿Así, Ale? preguntó él – ¿Te gusta?
- Ay, mis soles…me están haciendo sentir tantas cosas…- se extasiaba
ella. Tiró de mí, acercando mi pija a su boca y comenzó a pasar la
lengua por la cabeza. Luego se la introdujo toda y succionó suavemente.
La poronga de Freddy ya estaba totalmente dentro de ella, pude ver los
testículos asomando entre la piernas escandalosamente abiertas.
- Ale…yo también te quiero coger le dije, inclinándome sobre ella y acariciándole un pecho
- Ay si, tesoro me miró, saliéndose de la penetración de Freddy. Vení, recostáte aquí…
Nos levantamos los tres, para cambiar de posición. Me recosté en la
reposera boca arriba y ella cabalgó sobre mí. Con un hábil movimiento
acomodó mi verga y comenzó a descender sobre ella. La sentí penetrando
su sexo hasta que sus nalgas rozaban mis testículos y ella comenzó a
moverse encima mío. Freddy le acariciaba las tetas desde atrás,
levantándolas y yo aproveché para chupar una vez más sus pezones. Ella
se inclinó sobre mí, como ofreciéndomelos. Al hacerlo, la verga de
Freddy volvió a frotarse entre sus nalgas, aún lubricada por los jugos
de Alejandra. Con una mano ella acomodó la punta sobre la entrada de su
ano.
- Así, Freddy pidió con voz entrecortada ponémela por el
culito….Empujá, bebé…- al tiempo que comenzaba a gemir. Sentí la pija de
mi amigo penetrar, presionando la mía dentro del cuerpo de Ale. Empujé
fuertemente hacia arriba, clavando mi verga hasta el fondo de su
conchita, como si se la quisiera romper…
- Te la meto toda…- pedía permiso Freddy, descargando todo el peso de su cuerpo sobre nosotros.
- Siii…¡Hasta el fondo! los gemidos de Alejandra ya eran gritos de
morboso placer – ¡Cójanme toda! su voz era tensa, sus manos apretaban
nuestros cuerpos con violencia. Freddy bombeaba instintivamente dentro
de su culo y yo en su concha, nuestras pijas se encontraban
violentamente dentro de su vientre. Su cuerpo se contrajo varias veces,
nuestra inexperiencia no nos permitía identificar sus orgasmos, pero la
sentíamos vibrar entre nosotros.
- ¿Te gusta así? casi le gritaba
- ¡Por favor! se agitaba furiosamente-¡No sé cuantas veces acabé!¡Por
favor! repetía En medio de tanto sudor y saliva compartidos sentí que
iba a estallar dentro de ella. Sin poder abrir la boca me derramé en su
interior. Ella abrió sus ojos y me miró con ternura, mientras sus pechos
se agitaban al compás de los empujones de Freddy.
- Charly…bebé….me llenaste toda..- se inclinó sobre mí y me besó, jugando con su lengua dentro de mi boca.
- Ale…- Freddy amainaba la fuerza de su bombeo, al tiempo que
inundaba de semen su intestino. Podía sentir su eyaculación dentro del
cuerpo de Alejandra.
- Ay , Freddy, chiquito….acabaste…- se recostó contra él.
Nos quedamos abrazados bajo el sol, besándonos tiernamente para después
separarnos. Ella se zambulló en la piscina y nosotros la seguimos,
abrazándonos los tres en el agua nuevamente.
- Debutaron…- nos acariciaba y jugaba con nosotros, mirándonos con picardía.
- Nunca me imaginé…- empecé a hablar
- ¿Qué Ale fuera tan … ..? me cortó ella, bajito, su cara contra la mía,
sus brazos alrededor de mi cuello Ustedes me hacen … me vuelven
loquita….¡Yo era una señora respetable! se reía
- ¿Dónde aprendiste a cojer así? le preguntó Freddy, morbosamente curioso.
- ¡No sé! dijo ella riendo Es la primera vez que me cojen de esta forma…nunca había sentido tanto placer…
La aceptación explícita del placer que experimentaba me excitó
nuevamente. Ella se volvió para besar a mi amigo, que con la espalda
contra la pared de la piscina, la levantó. Desde atrás yo acariciaba sus
pechos.
Moviéndose voluptuosamente ella rodeó el cuerpo de Freddy con sus
piernas. Yo acariciaba su conchita debajo del agua, cuando sentí el
miembro de mi amigo colarse entre mis dedos y penetrarla. Retirando mi
mano, comencé a acariciar su ano, que quedaba expuesto tentadoramente.
Me apreté contra ella y la punta de mi pija se apoyó en la entrada del
agujerito. Empujé y la penetré con asombrosa facilidad. Cuando sus
nalgas rozaban mi vientre comencé a bombear. Ella se movía al ritmo de
nuestra pasión, dando gruñiditos de placer
-Mmm…son insaciables…- susurraba tenían muchas ganas de cojerme…
- Te cojería todo el día…- murmuré en su oído
- Tenemos todo el día…- concedió Alejandra.
Ese verano aprendimos de ella todo el placer que una mujer puede brindar
a dos jóvenes inexpertos. A mediados de marzo, Ale anunció orgullosa su
embarazo.
- ¡Qué bueno! dijo mi madre al conocer la noticia.
- Sí, ahora no va a estar tan sola se congratuló la mamá de Freddy.
Culiandome a la madres de mis amigos
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