La continuación de la segunda parte de mis vacaciones prefiero no
relatarla, por ser una experiencia que prefiero reservarme para mí,
agradezco su comprensión, así que continuo con mis experiencias.
Al regresar de las vacaciones mi vida ha transcurrido en lo que podemos
llamar normal, mis salidas al GYM o con mis amigas pero también las
citas con mis amigos de ocasión. Mi esposo ha seguido bebiendo con sus
amigos sin imaginar que muchas veces me han poseído cuando él se queda
dormido. Solo recordarlo hace que mis pantis se mojen.
Mi esposo tiene un amigo que me causa repulsión, es un viejo calvo,
bigotón, no se rasura, gordo, que siempre que venía me miraba
suciamente, me recorría con su mirada lujuriosa, si mi marido lo
descubría le decía -¡Que hermosa es tu mujer! Felicidades- y se hacia el desentendido después.
Invitaba a mi esposo a tomar, pero yo siempre lograba que no lo hiciera,
sabía que quería emborracharlo para tenerme, así que no lo dejaba. Una
tarde que regresaba del spinning al llegar estaba el con mi esposo y ya
estaban tomando, mi esposo estaba ya algo tomado, cuando me vio entrar
con mi licra y mi blusa de tirantes que dejaba ver mi cintura y vientre
sus ojos brillaron de lujuria animal, lo que me hizo humedecer, pero a
la vez tener miedo.
Entonces le dijo a mi esposo –Dile a tu mujer que nos acompañe-
y mi esposo ya tomado me insistió a que los acompañara. Yo me negué,
pero mi esposo me rogó tanto que no pude negarme más. Me senté con ellos
y ese hombre me daba cerveza, yo no sé tomar, a las 2 o 3 cervezas ya
me sentía mareada. Ya era algo tarde cuando mi esposo se quedó dormido
en el sillón, yo, ya mareada por la bebida intente levantarme para irme a
mi habitación, pero las piernas me fallaron.
Entonces él se levantó aprisa y me sujetó la cintura por detrás para que
no me callera aprovechando para restregar su bulto en mi trasero.
Sentir sus manos en mi piel, su aliento en mi cuello, ese bulto
restregarse en mi trasero y ver a mi esposo allí dormido me hizo
sentirme caliente.
-Cuidado princesa, te vas a caer ¿Quieres que te ayude?
-Sip, quiero irme a mi cama- Le dije algo agitada y temblorosa.
-Si mi reina, yo te llevo.
Y me tomo en sus brazos, me cargó, cuando lo hizo me sentí indefensa, a
su merced, los deseos combinados con el alcohol se comenzaban a encender
en mi interior, sabía que me llevaba a mi cama y me iba a poseer y en
mi estado no podía defenderme y no lo quería. Al llegar a la cama me
recostó, sus manos acariciaron mi vientre, mi cintura, bajaban
lentamente recorriendo mis caderas, mis piernas, mi respiración iba en
aumento.
-No, no, no, por favor… -Le dije entre jadeos
Pero seguía sin detenerse, lentamente, sabiendo que me tenía en sus
manos, ahora, sus manos subían hacia mis pechos y los acariciaba
lentamente sobre la blusa, los apretujaba mientras su mirada era una
llama de lujuria. Luego, volvió a bajar sus manos hacia mis caderas y
sujetando la licra fue bajándola lentamente hasta quitármela y dejarme
en tanga y ahora empezó a subir acariciando desde mis tobillos y su
lengua ahora acompañaba a sus manos, lamiendo desde mis tobillos, mis
muslos, al llegar a mis caderas, sus manos buscaron mi concha ya
humedecida totalmente, haciendo a un lado la tanga metió su dedo…
-¡OOOOOOOOOOHHHHHH!
Y se lo llevo a la nariz para olerlo y luego a su boca –Mamacita, estas muy caliente, jejejejejeje, déjame quitarte la calentura.
Y su boca se abalanzo a mi concha abriendo mis piernas con sus manos,
intentaba resistirme, pero el alcohol y la calentura rompieron mi
resistencia. Ahora, arrancando la tanga, abriendo mis piernas para tener
libre acceso a mi concha, su cabeza se introdujo entre mis piernas y su
lengua se abrió paso en mi sexo recorriéndolo a placer arrancándome
gemidos en voz alta…
-¡AAAAHHHH! ¡AH, AH, AH, AAAAHHHH!
Parecía un perro, lamia, gemía, bufaba, sus manos sujetaban mis piernas
sobre sus hombros, su lengua entraba profundamente en mi concha,
recorría mi clítoris, mi sexo, levantaba mi cadera con sus manos para
poder lengüetear mi ano, volviéndome loca, totalmente loca de placer.
Sus lamidas en mi concha me provocaron un orgasmo intenso, me
convulsionaba, sentía morir, la respiración se me iba y clavaba mis uñas
en la cama.
Al ver eso, se levanto despojándose de la ropa totalmente, fue a mi cómoda y buscó y encontró mi consolador y me miro riéndose -Jejejeje, tu esposo me decía que te gustan estos juguetitos y antes que llegaras me dijo donde lo tenias guardado jejejejeje-. Luego agarro un espejo que tenemos de cuerpo entero donde me veo cuando me arreglo y lo puso en la cabecera de la cama.
-Para que veas cómo te meto la verga putita, jejejejejeje, te va a gustar.
Se subió a la cama quitándome la blusa y poniendo su pene en mi cara,
comenzó a restregarlo en mi boca, embarrando su líquido en mis labios,
yo saque mi lengua para probarlo y entonces metió su pene en mi boca,
grueso, algo grande, jugoso…
Entonces se acomodó para poder seguir comiéndose mi concha mientras
bombeaba mi boca, así, mientras se comía mi concha, su mano abrió mi ano
y fue introduciendo el consolador allí, lentamente, mis gemidos
ahogados por su pene se escuchaban fuertemente. Ahora su lengua volvía a
recorrer mi sexo pero ahora el consolador entraba y salía de mi ano, me
retorcía, me volvía loca, su pene en mi boca ahogaba mis gritos, volví a
correrme, sentía como el consolador entraba y salía de mi ano y su
lengua recorría mi concha.
Así como estábamos, veía en el espejo como me tenía en su poder, como me
hacia suya y esas imágenes de ver mi cuerpo y el suyo desnudos, ver su
pene en mi boca y su cabeza metida en mis piernas lamiendo mi sexo me
puso tan caliente como una puta, me hizo arder de deseo de ser penetrada
por este gordo.
Entonces empezó a bombearme con furia, su pene estalló llenando mi boca
de leche provocándome otro orgasmo violento, mis jugos llenaban su boca.
Se levantó y sin sacar el consolador de mi ano su boca se apoderó de
mis pechos comiéndoselos de manera salvaje, mordía, lamia, jugaba con
mis pezones duros como piedras. Los apretaba mientras los hacía suyos.
Entonces sujetó mis manos a ambos lados de mi cabeza y su boca busco la
mía, nuestras lenguas se entrelazaban, ese beso cargado de lujuria donde
yo le decía que era suya fue el clímax. Inmediatamente se colocó entre
mis piernas y su pene se abrió paso en mi sexo, lo calvó de golpe
arrancándome un grito….
-¡AAAAAAAAAAAGGGGGGGHHHHHHHH!
Y comenzó a bombearme lentamente primero y fue aumentando gradualmente
el ritmo hasta penetrarme de manera salvaje, animal mientras nuestras
bocas se comían a besos, sus manos aun me inmovilizaban y me gustaba
sentirme indefensa, su boca bajaba a morder mis pechos hasta que ya no
pude y me solté para abrazarlo fuertemente.
-¡AAAHHH, MAMACITA, QUE CULAZO, QUE TETAS, ESTAS BIEN BUENA Y QUE RICO COGES!
-¡AH, AH, AH, PAPACITO!
Bombeaba, bombeaba sin piedad, no paraba, sentía su pene llegar hasta mi
útero, como raspaba mis paredes vaginales y sentía como su pene y el
consolador en mi ano se rozaban adentro, gemía y gritaba, mientras el
mordía o me comía la boca. Su respiración se hizo más intensa, aumento
el ritmo de sus embestidas y me di cuenta que iba a terminar, así que lo
abracé con mis manos y piernas, no quería que la sacara, quería sentir
como su leche inundaba mi concha, cuando empezó a correrse en mi concha
entre gritos yo tuve otro orgasmo increíble que me dejó rendida, pero
aun no terminaba conmigo…
Me emborracho y me cojio
Posteado en Confesiones , Infidelidades , Maduras , Sexo Anal , Sexo Oral en por Esperanza
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